(10 de octubre del 2025. El Venezolano).- Cuando el presidente del Comité Nobel noruego, Jørgen Watne Frydnes, pronunció el nombre de María Corina Machado como ganadora del Premio Nobel de la Paz 2025, no solo reconocía la trayectoria de una mujer que ha desafiado al chavismo durante más de dos décadas. También lanzaba un poderoso mensaje geopolítico: el mundo democrático observa, respalda y premia la resistencia pacífica frente al autoritarismo.
En un país marcado por la censura, la persecución y el exilio, Machado representa la voz más visible de una Venezuela que no se rinde. Su liderazgo, basado en la persistencia y el discurso cívico, la ha convertido en símbolo de una oposición que busca una transición sin violencia. “Este es un logro para todo el pueblo venezolano, no para mí”, dijo entre lágrimas al recibir la noticia. Detrás de esa frase hay una historia de exilio interno, amenazas, vetos políticos y una voluntad que no ha cedido ni en los peores momentos.
Un Nobel con peso político global
El Comité Nobel noruego destacó su “incansable labor por los derechos democráticos” y su “lucha por una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia”. Pero el reconocimiento llega en un momento crucial: Venezuela enfrenta aislamiento internacional, sanciones de Estados Unidos y el rechazo de buena parte del mundo occidental ante la falta de elecciones libres y violaciones de derechos humanos.
Otorgarle el Nobel a Machado implica legitimar internacionalmente su liderazgo y, al mismo tiempo, desacreditar las narrativas de Maduro. Para Estados Unidos, Europa y América Latina, el premio puede reforzar el impulso a una salida democrática; para los gobiernos aliados de Caracas, representa un incómodo recordatorio de la presión global que persiste sobre el país.
Una venezolana que entra en la historia
Con este reconocimiento, María Corina Machado se convierte en la primera venezolana y la segunda persona nacida en Venezuela en recibir un Premio Nobel, después del científico Baruj Benacerraf, quien ganó el Nobel de Medicina en 1980 por sus investigaciones sobre el sistema inmunológico.
Además, se une a un grupo selecto de latinoamericanos que han recibido el Nobel de la Paz, entre ellos:
- Carlos Saavedra Lamas (Argentina, 1936)
- Adolfo Pérez Esquivel (Argentina, 1980)
- Alfonso García Robles (México, 1982)
- Rigoberta Menchú (Guatemala, 1992)
- Juan Manuel Santos (Colombia, 2016)
Su inclusión en esta lista simboliza no solo un triunfo individual, sino también un reconocimiento continental al valor de la diplomacia, el diálogo y la defensa de los derechos humanos en contextos de represión.
Más allá del premio: la esperanza de un cambio
El Nobel de la Paz 2025 trasciende lo simbólico. Reconfigura la narrativa internacional sobre Venezuela, fortalece la legitimidad del movimiento opositor y proyecta a Machado como una figura con mayor capacidad de interlocución global. En momentos en que el país enfrenta una de las crisis humanitarias más severas del hemisferio, este premio reaviva la esperanza de que la presión internacional y la resiliencia interna puedan confluir hacia una transición democrática.
María Corina Machado ha demostrado que la valentía también puede expresarse sin armas, que la política puede ser un acto de resistencia moral y que la paz —en su sentido más profundo— es la construcción paciente de la libertad. El mensaje del Nobel de 2025 es claro: el mundo no ha olvidado a Venezuela. Y con él, se abre una nueva página en la historia latinoamericana de la defensa de la democracia.lc