(15 de enero del 2020. El Venezolano).- A Luis Parra, los señalamientos le han llovido desde su toma de posesión en la Asamblea Nacional. Afirma ser el “presidente de la Asamblea Nacional. No porque lo diga yo, lo dice la Constitución».
Semanas atrás ya había recibido una estocada que lo dejó a flote, visible ante el escarnio público por unas acusaciones reflejadas en el portal web Armando Info, quien señaló a Parra de coordinar una trama cuyo fin era el de lavar la imagen de empresas vinculadas a los Comités Locales de Abastecimiento y Producción, mediante cartas de buena conducta.
Pero para el parlamentario esto no es más que un ataque mediático apoyado por las cúpulas opositoras, conformadas por el G4, para destruir su liderazgo de cara a las elecciones de la junta directiva de la Asamblea Nacional, la cual ganó el 5 de enero con 81 votos que él diluyó de la siguiente manera: «30 votos de oposición y 51 del oficialismo».
El repentino apoyo del Polo Patriótico a una junta conformada por partidos rivales causó desconfianza y llevó a la opinión pública a crear motes como: «diputado CLAP», «vendido» «traidor», «usurpador» y «colaboracionista», en las redes sociales también han sido mordaces.
Parra de 41 años dice no tener nada que temer. Saca la Constitución de su bolsillo. «Todo está aquí. Todo ha sido legal». Es la forma que tiene para darle validez a su coronación como el jefe del Legislativo, ante un escenario turbulento en las afueras del Palacio Federal Legislativo, el cual dio la vuelta al mundo, en base a la actitud que tomó la Guardia Nacional Bolivariana al impedir a ciertos diputados el ingreso al recinto, así como a miembros de la prensa.
Durante la entrevista ofrecida a El Venezolano News, Parra se basó en dejar clara su inocencia. Se desvincula de cualquier tipo de negocio turbio e invita a los medios de comunicación a actuar con ética periodística, porque a diferencia de otras tendencias políticas él quiere acabar con la censura y está dispuesto a recibirlos en el Palacio Federal las veces que sea necesario.
Sin embargo, esa generosidad no ha sido suficiente para calmar las redes sociales y la mayoría de los medios de comunicación, tanto nacionales, como internacionales. De hecho, se ha hecho viral la foto del vehículo en el que Parra llegó al hemiciclo el 5 de enero, una camioneta Toyota del 2019, cuyo valor ronda los 40 mil y 60 mil dólares.
El legislador intenta ser claro explicando que a él nadie lo financia, ni gobiernos, ni partidos políticos, a su juicio, siempre se ha autofinanciado gracias al trabajo de años, el cual le han generado una trayectoria en Yaracuy, estado al que pertenece y en donde es reconocido por su labor en el comercio informal. «Nadie puede decir que soy un ladrón o un corrupto, todo me lo he ganado con esfuerzo».
Muchos son los que dicen que a Luis Parra y a otros diputados se les ofreció un maletín lleno de dólares para comprar su lealtad. Nuevamente el parlamentario desmiente eso e insiste en que tiene su conciencia tranquila y lamenta esas matrices de opinión, así como los deseos de ciertos políticos de enlodar su imagen y la de otros como uno de los empresarios señalados por el portal web Armando Info, a quien Parra llama su «compadre» y cuestiona si se merecía ser expuesto ante el escarnio público de esa forma.
El diputado dice que la existencia de Maduro en el poder es producto de confrontaciones que no han llevado a nada, sino a más sufrimiento de los venezolanos, lo mismo dice de Juan Guaidó, a quien hace referencia de su rol como presidente interino de Venezuela, o el conflicto de poderes tanto, en Legislativo, Moral y Judicial. Pero aunque no se da cuenta está validando la existencia de ambos en el poder, mientras se sumerge en un paralelismo de poderes en el cual ahora hay dos Asambelas Nacionales y por ende dos presidentes.