(5 de julio de 2019. El Venezolano).- Cuba aterrada con el regreso del tiempo postsoviético. Al chulo, sin más que obtener de Venezuela, le comienzan los aprietos. Golpeada por la implosión venezolana, su mayor aliado y las sanciones impuestas por el gobierno estadounidense, la isla de la felicidad ha caído en una zanja económica. El régimen castrista endurece el racionamiento. Los residentes hacen colas por horas para adquirir productos básicos, y rememoran el sombrío “Período Especial” en la década de los años 90 después del colapso de su benefactor, la Unión Soviética.
Venezuela sufre la más grave crisis social, política, ética, moral y económica de su historia. Por si fuera poco, también padece orfandad de liderazgo, sin ruta ni estrategia convincente. ¡Una verdadera tragedia!
Es asunto de vida o muerte, que el merecedor de la confianza ciudadana para asumir la conducción hacia la dimisión de la dictadura y reconstrucción de la democracia, sea coherente, autentico, creyente de su prédica, claros principios, valores y buenas costumbres ciudadanas, defensor de la verdad sin ambigüedades ni cobardías, atiborrado de coraje, opuesto al acomodo, negado a la sumisión, armonizando en espíritu e ideas con los ciudadanos.
Tras mucho soñarlo, Fidel, logró vía libre, barata y consentida a las mayores reservas petroleras del planeta, un arco importante de recursos minerales y naturales, sin un solo disparo. No es hazaña tampoco milagro, fue irresponsable complicidad. Y quienes lo advirtieron, fueron despreciados, acusados de divisionistas, radicales, guerreros del teclado, colaboradores del G2 cubano, empleados de la dictadura, embusteros, cuando alertaban las decisiones del régimen eran determinadas por castristas venezolanos cooperantes que decidieron convivir y cohonestar esta insensatez, cobrando onerosa su confabulación y tracción.
El asentamiento se desmorona, pero continúa la generosidad, sin embargo, la crisis hace ruinas y el apoyo disminuye. La gallina de los huevos de oro quiere liberarse de la vergüenza. Por eso el castrismo ve oportunidad en el fraude del simulacro electoral, que hoy negocian contrarios irresponsables. El usurpador incapaz de enfrentar el trance y sin apoyo, no parece alocado un cambio de cara, pero la dictadura no cede el dominio, menos cuando tienen al país por cárcel. Serán pendejos para entregar el poder. Por el contrario, pendejos son los que creen lo harán.
Entusiastas pensaron, si USA comprimía la economía, el régimen castrista abandonaría. Pero son décadas acumuladas de experiencia desafiando, administrando la escasez y repartiendo represión. El estado policial opresor cubano -sin oposición- luce cómodo, maneja lealtad, chantaje y miedo.
Castro y Díaz-Canel se inquietan, están chorreados. La Unión Soviética se derrumbó y a su pupilo Maduro, se le desmorona el país. En 1994, la frustración y escasez de alimentos llego al límite, se desbordó. La policía enfrentó a los manifestantes que gritaban “¡Libertad!” en un motín conocido como el Maleconazo. Venezuela se declaró en rebeldía. Se acerca un nuevo período especial y será severo.
Cuba superó las dificultades cuando Chávez embelesado, entregó la revolución bolivariana a la charlatanería impúdica e inservible de Fidel, y su tiranía de miseria. La permanencia del castrismo depende de continuar disfrutando un gobierno dócil que obedezca sumiso, sin controversia. Y sólo se logra con la permanencia del oficialismo, o de adversarios desacertados, a veces cómplices, solo así, podrán garantizarse perdurabilidad.
Podrían aceptar un cambio para que todo siga igual. Entienden pactos blandos, acomodaticios, que por comodidad y provecho hicieron pausa, pero no sacrificaron querencias y vínculos, le funcionó a Chávez y la gallina.
El castrismo “permite” fachada de libertad. Pero con chantaje y extorsión requeridos para ejercer influencia en áreas de su interés y conveniencia. Un beneficio adicional de la estafa, es la estrategia definida, calculada y probada, que permita utilizar y saquear Venezuela. Un sistema político parcialmente abierto, donde se guarden apariencias democráticas. A eso se han dedicado durante décadas, talentos, instituciones y recursos, han fijado su objetivo, hasta ahora, lo están logrado. Sin embargo, ha existido y aún persiste resistencia, que prospera, avanza firme, es testaruda, perseverante, anhelante de libertad y ávida por democracia, no en aglomeraciones, pero sí en multitudes de conciencia.
Genera pánico que cooperantes bolichicos encubridores han sido descubiertos, denunciados sus cómplices, dispuestos a contar lo que saben. El asedio de la justicia internacional, congelando bienes, cuentas financieras soporte de la revolución bolivariana y permanencia cubana.
La ciudadanía está harta, asqueada; en el castrismo suenan alarmas de alerta máxima. Millones de dólares regalados, pagos generosos de asesores -espías e infiltrados-, cuantiosas comisiones y sobre facturaciones por actuar como intermediarios en las importaciones de comida, medicinas, en fin, todo está en riesgo. Se percibe, se aprecia, Venezuela huele a libertad.
La colonia se hace inviable. Hospitales sin medicinas. Población molesta por falta de servicios, sin agua ni electricidad; hambre y muerte son habituales. La mortalidad infantil, de las más altas del mundo. La educación precaria y más del 80% vive en pobreza. La inflación supera la imaginación y el índice de homicidios no tiene comparación. La industria petrolera colapsa. Para colmo, quienes se han ido, huyendo despavoridos de la ignominia que ha destrozado familias y arruinado al país.
Venezuela se zarandea, la pasión de la rebeldía palpita en los corazones, la indocilidad emerge, se declarará la emancipación, restaurará el gentilicio democrático y la venezolanidad brotará. Los castro-maduristas perderán todo, su salida es inminente.
Por Armando Martini Pietri | @ArmandoMartini | Runrun.es