(28 de octubre del 2022. El Venezolano).- ¡Eso estaba cantado! Las trochas seguirían funcionando como parte de la maquinaria de corruptelas que afectan a ciudadanos, tanto de origen colombiano como venezolano. De nada sirvió esa puesta en escena por parte del nuevo presidente Gustavo Petro, anunciando entre el ruido de bombos y platillos, “la reapertura de las relaciones comerciales entre ambos países vecinos”.
Por Mitzy Capriles de Ledezma.
Esa lamentable realidad no debería representar ninguna sorpresa para nadie que esté al tanto de todo cuanto se hace en esas vías oscuras tomadas por grupos irregulares que se arropan con banderas revolucionarias, pero que bien se sabe son delincuentes comunes que azotan a seres humanos desesperados que tratan de ponerse a salvo más allá de las fronteras patrias. Lo cierto es que después de esos anuncios que despertaron las naturales expectativas, lo que se tiene ahora en el balance, según palabras del mismísimo presidente colombiano, no es otra cosa que lamentaciones, porque persisten las irregularidades tales como contrabando y trata de personas. El presidente Petro, muy decepcionado, ha comentado en público que el registro en dólares del comercio entre ambas naciones es insignificante, lo cual hace pensar que lo que continúa es el negociado oscuro a través de las trochas que controlan los comandos que proceden al margen de la ley.
Por otra parte se denuncia las operaciones que el régimen de Maduro adelanta con sus socios de Nicaragua, a donde llegan toneladas de oro de origen venezolano que es triangulado desde Managua, bajo la supervisión del dictador Daniel Ortega. Ya el hecho de que Nicaragua apareciera duplicando sus exportaciones de ese brillante metal, levantaba sospechas que han dado lugar a sanciones por parte de la administración de EEUU. El descaro dio lugar a que se encendieran las alarmas. Nicaragua concreta exportaciones de oro convirtiéndolo en su principal producto de comercialización internacional. La verdad es que ese oro es de origen venezolano y las ganancias se utilizan para financiar el sostenimiento y avance de la agenda del Foro de San Pablo.
Otro hecho repudiable está representado por los ataques contra los defensores de los derechos humanos que cumplen tareas en Venezuela. El balance que ofreció la ONG “Centro para los Defensores y la Justicia” (CDJ), permite apreciar el incremento de las asechanzas por parte del régimen madurista, al pasar de 27 a 68 incidentes de seguridad en este último mes de octubre.
Mientras desatan su furia persecutoria se mantienen dubitativos respecto al cacareado “dialogó” mexicano, clamando a la vez, cínicamente, por el levantamiento de las merecidas sanciones que afectan directamente a los precursores de esas fechorías con las que le han infligido serios daños al país.
La conclusión a la que es posible llegar vistos estos acontecimientos, es que esas mafias no darán oportunidad para remediar esta tragedia por las vías que corresponderían a una sociedad civilizada. ¡Seguirán simulando buenas intenciones, pero la verdad es que en nada les importa lo que seguimos padeciendo los venezolanos!