(08 de marzo del 2022. El Venezolano).- La semana pasada, cuando ordenó poner en estado de alerta el arsenal nuclear de su país, el presidente ruso Vladimir Putin miró hacia el otro extremo de la larga mesa, donde se encontraba el general Sergei Shoigu, su ministro de Defensa.
Y Shoigu asintió con la cabeza.
En la década que lleva al frente de las fuerzas militares rusas, Shoigu —que nunca fue soldado de carrera pero tiene rango de general del ejército—, trabajó incansablemente para modernizar y profesionalizar a las fuerzas armadas y construirles una imagen de efectiva maquinaria bélica y de política exterior.
Las victorias en Crimea y en Siria colocaron a Shoigu y a los militares en el centro de la estructura de poder del Kremlin, en detrimento de los temidos servicios de inteligencia, que hasta entonces habían sido el apoyo primordial del presidente Putin, que de hecho es un exespía de la KGB.https://fe2f289bcc118be5cf0af16d7d679aa8.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-38/html/container.html
Pero el fracaso de la intentona rusa por tomar Ucrania de manera fulminante demuestra que los cambios implementados por Shoigu, si bien son reales, no lograron construir una temible fuerza de combate como el general pregona. Logística pobre, estrategias fallidas y tropas mal preparadas: todo eso sugiere que los costos de una eventual victoria serán inmensos y la ocupación de Ucrania difícilmente sostenible.
Según analistas con conocimiento del ejército ruso, la actual situación es culpa de la decisión de Shoigu de apoyar incondicionalmente los planes de Putin, por poco realistas que fuesen, y eso implicaba dar por cierto que el ejército ucraniano se rendiría de inmediato ante una fuerza superior y que las tropas rusas serían recibidas como libertadoras.
“Después de Putin, el gran culpable es un individuo en particular, y es Sergei Shoigu”, dice Michael Kofman, director de estudios rusos de CNA, una ONG de investigación y análisis de Arlington, Virginia. “Al haber apoyado este tipo de operación, Shoigu básicamente mandó a sus hombres al desastre”.
Es difícil predecir cómo seguirán las cosas para Shoigu. Su beneplácito para la invasión reconfirmó su lealtad a los objetivos políticos de Putin en Europa. Pero si la operación falla, es probable que el líder del Kremlin busque un chivo expiatorio. “Todo depende de cómo termine todo esto para Putin”, agrega Kofman.
Aunque Rusia termine prevaleciendo, la estrategia inicial de Shoigu para un derrocamiento relámpago del gobierno ucraniano con pérdidas mínimas para las fuerzas rusas ha fracasado. Tras 12 días de lucha, las tropas rusas no han tomado ninguna ciudad importante y sufrieron bajas inesperadamente altas. Ucrania concitó el apoyo mundial, y las sanciones de Occidente van camino a paralizar la economía rusa. Para compensar sus reveses militares, Rusia está recurriendo cada vez más a los bombardeos indiscriminados, incluso sobre áreas civiles.
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