(22 de enero del 2024. El Venezolano).- «Un puñado de jóvenes, formados en colegios católicos, alzaron su voz en la cuarta década del siglo veinte para defender a las órdenes religiosas y su valiosa labor educativa, frente a la corriente laicista y anti-clerical dominante en aquellos tiempos que amenazaba con destruirlas.
Pero ese puñado de jóvenes no se quedó allí, ellos decidieron comprometer sus vidas en la acción política, luchando -en pocas palabras- por intentar hacer realidad “el reino de Dios en la Tierra”. Introdujeron una nueva forma de hacer política: respetando al adversario, hablando con la verdad –sin engaños- y elevando el nivel del debate, orientándolo hacia la discusión de las ideas y sacándolo del terreno de la descalificación personal.
Propiciaron la paz, la vigencia del estado de derecho y una cultura democrática que hizo suya especialmente la clase media. Enfocaron la renta petrolera -de la que tanto se habla en estos días- a financiar la construcción de hospitales, escuelas, carreteras, puertos, aeropuertos y todo lo que iba en función de un desarrollo integral, que definían como de todo el hombre, y de todos los hombres.
Le dieron valor a la familia, a la educación, al trabajo, a la solidaridad y a la justicia social, pero, sobre todo, trasmitieron ejemplo de recta conducta y honestidad en su vida pública y privada, de manejo probo de los bienes públicos, que nos pertenecen a todos.
Propiciaron la descentralización, para acercar el poder a la gente, y, muy especialmente, promovieron la participación, para darle apoyo a numerosas organizaciones no gubernamentales que hacen presente una ciudadanía activa que se ocupa en la solución de problemas sociales, especialmente de los sectores más vulnerables.
Pero más que todo, fueron siempre los mismos, antes y después de haber tenido posiciones de poder. Amaron a Venezuela y dieron lo mejor de sí mismos, con las fallas consustanciales a toda acción humana, trabajando para hacer de nuestra patria una tierra próspera y bendita para todos.
La ideología socialcristiana, inspirada en la Doctrina Social de la Iglesia, sigue teniendo las respuestas para las angustias del mundo de hoy. Sólo espera por quienes la estudien con seriedad, la hagan suya y la proclamen con la misma pasión y firmeza, con la misma entrega y vocación de servicio que estos venezolanos, a los que hoy rendimos este homenaje, nos dejaron como extraordinario e invalorable legado.
¡Ganar la Patria!, consigna proclamada hace 78 años, apela nuevamente a las conciencias. Pareciera estar vigente en la Venezuela de hoy.»