(14 de marzo del 2022. El Venezolano).- Estados Unidos predijo acertadamente el inicio de la guerra en Ucrania, y dio la voz de alarma a pesar de las insistentes desmentidas del Moscú y del escepticismo de Europa. Pero predecir cómo va a terminar ha demostrado ser mucho más difícil.
En este momento hay tres canales no oficiales abiertos con el Kremlin para intentar empezar a negociar: el del gobierno de Francia, el de Israel y Turquía, y un recién llegado, el del flamante canciller de Alemania. Pero hasta ahora todos se han chocado con la negativa de piedra del presidente Vladimir Putin ha encarar negociaciones serias.
En el Pentágono tienen modelos de simulación que muestran que un conflicto prolongado provocaría más destrucción y muerte innecesarias en una incipiente democracia europea como Ucrania, y otras simulaciones en las cuales Putin llega a un acuerdo a cambio de que le entreguen su objetivo original: una amplia franja del sur y el este de Ucrania que conecta Rusia por tierra con Crimea, que Putin ya se anexó en 2014.
Pero hay un tercer desenlace mucho más aterrador, donde la OTAN, ya se por accidente o por decisión, se ve arrastrada a un enfrentamiento directo con Rusia. Y este domingo esa posibilidad pareció más cercana que nunca, cuando los misiles rusos impactaron en extremo occidental de Ucrania, una región hasta entonces indemne a los 18 días de conflicto bélico, a menos de 25 kilómetros de la frontera con Polonia. Rusia avisó durante el fin de semana que los continuos intentos de la OTAN para enviar armas a las fuerzas ucranianas a través de esa región convertían a esas caravanas en “objetivos legítimos”, una advertencia de que por más que sean acumuladas en territorio de la OTAN, esas armas no serán inmunes a los ataques rusos.
Las entrevistas a altos funcionarios norteamericanos y europeos en los últimos días revelan un punto de consenso: así como las dos semanas que pasaron muestran que el plan de invasión de las tan endiosadas fuerzas militares rusas fracasó, las próximas dos o tres semanas pueden revelar si Ucrania es capaz de sobrevivir como Estado, y negociar un armisticio. Hasta el momento, hasta los intentos más modestos, como establecer corredores humanitarios, han sido infructuosos.
Y ahora la preocupación es que Putin redoble y extienda los combates más allá de Ucrania.
En privado, los funcionarios occidentales expresan preocupación por la posibilidad de que Putin intente tomar Moldavia, otra exrepública soviética que nunca se unió a la OTAN y considerada particularmente vulnerable. También hay una renovada inquietud por Georgia, cuya guerra con Rusia de 2008 hoy parece un ensayo para el conflicto más grande que se desarrolla en este momento.
Y existe la posibilidad de que Putin, frustrado por la lentitud de su ofensiva en Ucrania, quiera usar otras armas, ya sean químicas, biológicas, nucleares o cibernéticas.
Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional del presidente Joe Biden, mencionó ese escenario en el programa dominical “Face the Nation”, por la cadena CBS. “Si Putin está evaluando la posibilidad de recurrir a tácticas extremas, como el uso de armas químicas, se debe en parte a su frustración por los pocos avances de sus fuerzas”. Sullivan agregó que si usa armas químicas, Rusia sufrirá “graves consecuencias”, aunque no dio detalles y esquivó la pregunta sobre cuál sería en ese caso la reacción de Biden. Hasta ahora, el presidente norteamericano ha dicho que lo único que empujaría a Estados Unidos y sus aliados directamente a la guerra sería un ataque a alguno de los países miembros de la OTAN.
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