(27 de octubre del 2019. El Venezolano).- Como peregrino de la paraguanera Diócesis de Punto Fijo llegó a Maracaibo su obispo, Carlos Cabeza, para oficiar la misa de la Bajada de la Chinita, donde manifestó: «Hoy, más que nunca, la Madre de Dios acompaña a los zulianos, y venezolanos, por las calamidades que les toca padecer» y saludó a los migrantes chiquinquireños que están diseminados por todo el mundo.
Agradeció la invitación hecha por el arzobispo de Maracaibo, monseñor José Luis Azuaje, a participar de esta ceremonia, de este acontecimiento tan sentido y esperado por los devotos de la Chinita, como lo es la Bajada de su Reliquia, próxima a cumplir 310 años en tierras zulianas.
Monseñor José Luis Azuaje, monseñor Carlos Cabeza y el padre Nedward Andrade
«Agradezco infinitamente la invitación para compartir este momento tan especial y significativo para la feligresía marabina, este es un momento de alegría y gozo«, describió.
«Aquí, la Chinita, con este gesto simbólico, baja para escuchar el clamor de su pueblo, escucha en el silencio, porque guarda todas esas cosas en el corazón. Ella no se va, siempre está aquí y lo estará. No estamos huérfanos, no podemos sentirnos así, tenemos una Madre corajuda que da la vida por sus hijos y por eso nos ponemos bajo el amparo de su manto.
Ella es la mejor baquiana para ir a Jesús, Ella siempre puede sostener nuestros pasos. Ella es la Madre de la Esperanza», dijo monseñor Carlos Cabeza.
«María es la mejor baquiana para ir a Jesús, Ella siempre puede sostener nuestros pasos. Ella es la Madre de la Esperanza«, dijo monseñor Carlos Cabeza.
El obispo invitado señaló sobre los migrantes: «Esperamos que regresen pronto a esta tierra de gracia, estamos orando por todos ustedes y le pedimos a la Virgen que los proteja y los acompañe».
Agregó ante los fieles que «la Chinita baja para escuchar y para estar. Escuchar el clamor de su pueblo y estar en esta noche oscura que nos toca vivir. No estamos huérfanos, nuestra Madre está aquí», dijo.
Desde la plazoleta de San Juan de Dios, el obispo Carlos Cabeza señaló: «Aquí se siente el fervor que un pueblo le tiene a su Patrona, se está bien aquí, da gusto estar aquí y compartir esta tarde y momento significativo, se siente el gozo de un pueblo fiel que se inclina ante su casta Señora».
Parafraseó a San Germán de Constantinopla: «Nos sentimos impulsados a prorrumpir en alabanzas a María» y «Las palabras serán siempre incapaces de mostrar la belleza de la Virgen María».
Con su Bajada, dijo el prelado oriundo de Boconó, «apreciamos y sentimos a la Madre de Dios que se acerca cada vez más a su hijos. Hoy, la Madre de Dios acompaña a esta grey que padece, sufre y llora por las calamidades que en este momento histórico le toca padecer (…) La Chinita baja entre nosotros para consolarnos y sostenernos».
Recordó que el lema de la festividad patronal es María es Madre de todos y dignidad de un pueblo.
Al citarlo, monseñor Cabeza citó las palabras del arzobispo de Maracaibo, monseñor José Luis Azuaje, quien expresó en su salutación chiquinquireña: «María es dignidad de un pueblo, como el pueblo zuliano, que ha sido golpeado con el látigo de las injusticias».
El obispo de Punto Fijo recordó momentos que pasó la Virgen María, fue migrante, al tener que huir del miedo y de la violencia.
Hizo un ‘paréntesis’ para «saludar desde este lugar de paz, desde este oasis de fe, a nuestros hermanos diseminados por el mundo, a los devotos de la Chinita que nos siguen en esta transmisión y celebración eucarística».
A los migrantes, Cabeza dijo: «Sepan que estamos orando por ustedes especialmente, los llevamos en nuestros corazones y pedimos a María que los acompañe donde quieran que se encuentren».
Hizo énfasis en que la «Madre María no se conforma con mirar desde lejos. La Madre permanece, se queda y en ese quedarse nos revela una manera nueva de vencer el dolor».
Para el obispo de Punto Fijo, «María es la es maestra del sufrimiento, que su reinado está ligado al sufrimiento y sacrificio de su Hijo Jesús, y ese sacrificio no fue ni es inútil».
Al finalizar su mensaje a la feligresía, señaló: María baja entre nosotros para inyectarnos fe y esperanza. Es cierto que esperó, Ella es la Madre de la esperanza y lo es desde la Anunciación, pone sus anhelos en su Hijo».
Monseñor Cabeza cerró su mensaje con la siguiente oración: «Madre de la Esperanza, camina con nosotros, ayúdanos a dar testimonio de Jesús, haznos serviciales con el prójimo, acogedores de los pobres, artífices de la justicia, constructores de un mundo nuevo y justo, intercede por nosotros que actuamos en la historia convencidos de que los designio del Padre se cumplirá, Aurora de un nuevo tiempo vela por nuestra Iglesia, para que sea auténtico lugar de comunión. Amén».
Con información de Panorama