La relación dependiente de Venezuela con Rusia y China se hará más y más fuerte debido al embargo petrolero que Estados Unidos ha orquestado contra la nación suramericana para liquidar al régimen madurista.
Desde el próximo lunes, ninguna entidad extranjera podrá utilizar el sistema financiero estadounidense para comprar crudo venezolano, que aporta 96% de los ingresos a ese país petrolero.
Caracas deberá encontrar destino para unos 500.000 barriles diarios (bd) que hasta ahora exportaba a Estados Unidos -75% de su flujo de caja a fines de 2018-, y utilizar divisas distintas al dólar.
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Además, tendrá que hallar quién le provea unos 120.000 bd de combustibles y crudo liviano y diluyentes para refinar su petróleo. Mientras, los costos de producción aumentarán, reportó AFP.
Un informe de la consultora Rapidan Energy Group basada en Estados Unidos calcula que la producción de la estatal PDVSA podría perder temporalmente unos 200.000 bd. El bombeo, que era de 3,2 millones de bd en 2008, bajó a unos 840.000 bd en marzo pasado.
El suministro interno de gasolina, prácticamente regalada, “será cada vez más difícil”, estima Gorka Lalaguna, de la consultora Ecoanalítica.