(13 de mayo del 2021. El Venezolano).- “La política no es más que el conjunto de las razones para obedecer y de las razones para sublevarse.” Fernando Savater.
Envalentonado por tener el monopolio de las armas y hacer un manejo inescrupuloso de los recursos de todos los venezolanos, el régimen se ha colocado al margen de la Constitución, de la legalidad y de la ilegitimidad, cada vez que le ha dado la gana. Ha ido construyendo una armazón jurídica que responde a una realidad distinta a la que se propuso el pueblo democrático de Venezuela.
Aquí no votamos nunca por una revolución socialista, mucho menos marxista o comunista; sin embargo, el régimen hábil y ladinamente se ha burlado no sólo de los venezolanos, sino del mundo entero, hasta el Papa Francisco parece haber sido atrapado por las redes del engaño de quienes han mostrado claramente sus inclinaciones marxistas, y además, fascistas y nazistas, con las cuales aspiran eternizarse en el poder de manera autoritaria, destruyendo la institucionalidad democrática e intentando armar un inoperante estado comunal que nos coloca a espaldas de la modernidad.
Fué Arnold Toynbee quien en alguna ocasión dijo que “la razón psicológica permanente para aceptar la dictadura es la circunstancia de que la dictadura exime a todos los individuos del tormento de tener que tomar decisiones importantes.”
En días pasados, el liderazgo de la oposición encabezado por Guaidó propuso un “Acuerdo de Salvación Nacional” según el cual los aliados demócratas del mundo, junto a una recomposición de la unidad opositora, llaman a negociar con el régimen envilecido, mentiroso y cruel que nos oprime, mediante el cumplimiento de condiciones previas, buscando una salida “democrática” a la crisis que nos agobia, que junto a la pandemia sobrevenida, está causando más muertes que en una guerra “convencional”.
A ese respecto, es bueno tener presente lo que Erich Fromm sentenció: “No debemos confiar en que nadie nos salve, sino conocer bien el hecho de que las elecciones erróneas nos hacen incapaces de salvarnos.” El momento es crucial para Venezuela. Se trata de corregir el error histórico de haber permitido democráticamente que alguien se apropiara del poder con la intención de destruir la democracia y construir una férrea dictadura, que es el guión que está en boga en América Latina por estos tiempos.
Personalmente no creo en un cambio en la línea de conducta de los mismos actores políticos de hace más de veinte años. Hemos sido testigos excepcionales en un período fatal para la historia del país, que no basta con acumular riquezas para construir patria, ni diálogos lisonjeros y seductores que sólo favorecen a un régimen abyecto. Se necesitan ideales de cultura para que haya Patria. Hay que taparse los oídos para no sucumbir a la seducción de una perspectiva de beneficio particular o grupal.
Debemos sacudirnos el miedo y reforzar nuestra convicción democrática para estar por encima de la estrecha y peligrosa visión de eternizarse en el poder que es la máxima aspiración del régimen. La salvación nacional sigue siendo la ruta que nos trazamos hacia el fin de la usurpación, conformar un gobierno de transición para llamar a unas elecciones libres, justas y transparentes. La lucha es entre democracia y dictadura. Tenemos que concluir las tareas que una vez nos propusiera el Dr. Oscar Arias. La primera de ellas es superar el invierno de la corrupción; la segunda, es sacudirse los miedos de la democracia, y la tercera, asumir como propio el renacer o lo que él denominó la primavera de la ética.