(13 de enero del 2025. El Venezolano).- El próximo lunes 20 de enero, Donald Trump iniciará lo que será su segundo mandato como presidente de Estados Unidos apenas diez días después de que Nicolás Maduro se juramentará a pesar de los señalamientos. El futuro de Venezuela se definirá en parte según cómo desanude el vínculo entre ambos, que acarrean un historial.
De acuerdo a nota de La Nación, la nueva presidencia de Trump abre un interrogante: ¿retomará su política de “máxima presión” sobre el régimen chavista de su primer gobierno, pese a que fracasó, o negociará un acuerdo con Maduro, mutuamente conveniente? Trump ha dejado señales ambiguas durante la transición, dejando el camino abierto a cualquiera de las dos alternativas, o incluso a una combinación de ambas.
La declaración más directa de Trump sobre Venezuela llegó el día anterior a la jura de Maduro, luego de la detención de María Corina Machado en la multitudinaria marcha opositora. Trump dijo que Machado y el presidente electo, Edmundo González Urrutia, expresan “las voces y la voluntad del pueblo venezolano”, los llamó “luchadores de la libertad” y dijo que deben permanecer seguros y con vida. Pero Trump, siempre verborrágico y ágil en sus declaraciones, no le dedicó ni sola una frase a Maduro, ese día o tampoco el día siguiente, cuando asumió otra vez la presidencia, una jura que el gobierno de Joe Biden tildó de “ilegítima”.
Maduro, a su vez, ofreció un ramo de olivo después de la contundente victoria de Trump en las elecciones en Estados Unidos en noviembre último al augurar “un nuevo comienzo” en la relación con Washington. El propio Maduro había roto vínculos después de que Trump exigió su renuncia y reconoció a Juan Guaidó como legítimo líder de Venezuela y lo recibió en el Salón Oval de la Casa Blanca en medio de la ofensiva de sanciones más duras jamás implementada por Estados Unidos contra el chavismo, una campaña de “máxima presión” que incluyó un embargo total al petróleo venezolano.
“Por mucho que hayamos tenido tensiones o tirantez en las relaciones, cuando intentaron atentar con su vida en dos oportunidades no dudé ni un segundo en solidarizarme y desearle buena salud y larga vida”, dijo Maduro tras el triunfo de Trump. “Hoy le deseo suerte en su gobierno y que sus propuestas de ofertas electorales tengan un buen destino, una buena realización. Aquí estará Nicolás Maduro Moros, presidente constitucional reelecto de la República Bolivariana de Venezuela siempre dispuesto a relaciones positivas, con Estados Unidos y el mundo entero”, cerró.
La dupla formada por Rubio y Clave-Carone augura, para muchos, una nueva era de endurecimiento extremo de Washington hacia las dictaduras regionales y los gobiernos de izquierda que le han dado reparo a Maduro, Miguel Díaz-Canel y Daniel Ortega.
Esa realidad, junto con el pragmatismo de Trump, su predisposición a negociar con autócratas, y sus objetivos políticos –Trump quiere ante todo frenar la llegada de migrantes a Estados Unidos, y Venezuela ha sido en los últimos años uno de los principales orígenes de refugiados– abonan las especulaciones sobre un acuerdo con Maduro. Trump alimentó las suspicacias con uno de sus anuncios: Richard Grenell será su futuro enviado Especial para Misiones Especiales, un cargo nuevo creado por Trump para afrontar los desafíos más duros de la política exterior. Grenell era uno de los candidatos para liderar el Departamento de Estado, cargo que al final cayó en Rubio.
“Ric trabajará en algunos de los lugares más conflictivos del mundo, incluidos Venezuela y Corea del Norte”, anticipó Trump en una publicación en su plataforma, Truth Social.