(14 de julio del 2024. El Venezolano).- Hace no mucho que la nueva derecha liberal que prospera electoralmente desde las redes sociales hizo del presidente de El Salvador uno de sus héroes. Su controversial política en contra de las bandas criminales no solo le ha otorgado un arrollador éxito electoral dentro de su país, además, lo ha puesto en el tapete de la política internacional.
En una situación que no ha rehuido; al contrario, es evidente que disfruta de su notoriedad y la ha alimentado, haciendo eficaz uso de los medios digitales, peleándose con todos aquellos de sus colegas latinoamericanos que lo critican y a los que, a su vez, identifica con lo que en algún momento se denominó como el socialismo del siglo XXI, o también la izquierda progresista, así lo reseña Al Navio.
Maestro en el arte de la comunicación política, el mandatario “más cool del mundo”, sabe que siempre se necesita un adversario. Con la clase dirigente que lo antecedió en el gobierno (“la vieja política”) casi totalmente borrada del mapa, pasó a la etapa de ser una figura de talla mundial.
El éxito electoral de su política de mano dura contra los delincuentes, presuntos o reales, ha hecho de él el modelo que muchos quieren imitar. Así, por ejemplo, la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, efectuó hace pocas semanas una muy publicitada visita al más importante centro de confinamiento de El Salvador, ratificando expresamente su propósito de replicar el modelo Bukele para su país. Una movida para nada ingenua, Bullrich es uno de los miembros más populares del gobierno de Javier Milei.
Para el elector latinoamericano promedio Bukele es sencillamente un presidente eficaz que ha resuelto uno de los problemas que más agobia a los habitantes de esta parte del mundo.
Poco han importado sus desaires a las institucionales, como el ingresó de efectivos del Ejército en febrero de 2020 a la sede del parlamento salvadoreño para presionar a los legisladores que le ponían reparos a la aprobación de un préstamo para su plan de seguridad; o sus frecuentes ataques a la prensa crítica; a los miembros del Tribunal Electoral y su negativa a rendir cuentas ante la Corte de Cuentas, aunque a eso lo obliga la Constitución. Lo que ha llamado la atención de todos aquellos que lo quieren imitar es su éxito político. Bukele (re) descubrió un tema electoralmente competitivo que hace mella en la agenda tradicional de la izquierda y sirve de complemento para todos aquellos que la adversan. Orden en las calles con libertad económica y un discurso social en lo conservador. Nada nuevo bajo el sol, es lo que ensayó Jair Bolsonaro en Brasil y si nos vamos atrás tendremos muchos ejemplos de estudio.