(14 de julio del 2022. El Venezolano).- Hasta esta semana, Mo Farah era un tetracampeón olímpico al final de una sensacional carrera en pruebas de larga distancia. Ahora tiene otra razón para ser un ícono: Es la persona más prominente que revela haber sido víctima de la trata de personas.
AP reseñó que la decisión de Farah de contar la historia de cómo fue que llegó a Gran Bretaña, ilegalmente, de niño y fue obligado a trabajar en el servicio doméstico les ha dado un rostro a las víctimas de la esclavitud moderna, personas que a menudo son descritas como inmigrantes “ilegales”.
“No creo que jamás haya habido un caso en Gran Bretaña en el que alguien tan conocido revela la historia tan oscura, tan difícil y tan compleja que tiene detrás suyo”, expresó Sunder Katwala, director de British Future, un centro de estudios independiente enfocado en la identidad y la inmigración. “Rara vez escuchamos las voces y vemos los rostros de las víctimas del tráfico, y el hecho de que aparezca una figura tan conocida es realmente extraordinario”.
Las revelaciones de Farah podrían generar un espacio seguro para que otras víctimas de la trata de personas busquen ayuda, como ocurrió en el deporte y el mundo del espectáculo cuando los homosexuales empezaron a dar la cara, según Katwala. También presionan a las autoridades para que las personas que son explotadas por los traficantes sean tratadas como víctimas, no como delincuentes que deben ser deportados.
Farah, quien tiene 39 años, dijo que decidió hablar sobre su experiencia para cambiar la percepción que tiene la gente acerca de la trata de personas y la esclavitud moderna.
Su historia, que ha repercutido en todo el mundo, sale a la luz en momentos en que los conflictos, el cambio climático y el colapso de economías generan el desplazamiento de cantidades sin precedentes de personas en todo el mundo y cada vez más migrantes caen en las garras de traficantes que los llevan a Gran Bretaña, la Unión Europea y Estados Unidos.
Quienes tienen algún dinero, pagan miles de dólares para llegar a países donde esperan encontrar trabajo y cierta seguridad. Otros caen presa de delincuentes que los obligan a prostituirse, a traficar drogas o a trabajar como empleados domésticos.
Las autoridades británicas recibieron más de 10.000 denuncias de esclavitud moderna en el 2020, un significativo aumento respecto al 2014, en que hubo 2.340 denuncias, según el servicio de inmigración británico.
El gobierno ha tenido dificultades para responder a esta compleja problemática. Les abrió las puertas a los refugiados de Afganistán y Ucrania en los últimos meses, al tiempo que propuso deportar a Ruanda a los inmigrantes “ilegales” de otros países que piden asilo. El primer ministro Boris Johnson dice que esa estrategia desbaratará el modelo de negocios de los traficantes, que hacen cruzar al Canal de la Mancha a los inmigrantes para que ingresen ilegalmente al país en pequeñas embarcaciones. Activistas, por su parte, afirman que el plan es ilegal e inhumano.