(04 de junio del 2024. El Venezolano).- Con esta vulgar diatriba, no se puede sino citar el viejo proverbio árabe, el cual reza: los perros ladran y la caravana pasa. Y es que, explorando los pormenores, en su justo medio, la estrategia de los hechos no tiene ni pies ni cabeza por dos aspectos que un buen periodismo desecharía por vulgar y perverso: uno, hay un sujeto-empleador, que ha sido víctima de una infamia por otro sujeto-empleado que, hace seis meses, se despidió por la puerta grande, con méritos y con una carta laudatoria, que la desdice dado a lo ocurrido en las últimas 48 horas.
El hecho es que María Rodríguez, exasistente de Maureen Porras, Concejal del Doral, señaló que ésta la obligaba a hacer trabajos de inmigración en la computadora de la Alcaldía de manera “ilegal”, esto con la finalidad de obtener votos, y beneficiar a familiares y amigos. En ese sentido, no hay una acusación formal o legal en ningún organismo competente del Estado de Florida, contra la Concejal. Solo una acusación temeraria, reflejada en el portal DolarToday. Rodríguez tuvo una respuesta contundente por parte de Porras en el programa radial El Despertador, que se transmite en Oasis 990 AM.
Allí la Concejal, con educado acento y sin entrar a elaborar prejuicios contra su exasistente, reiteró que Rodríguez hizo un buen trabajo, y que además, dispone de mucho talento y es la razón por la cual la contrató hace seis años, y renunció en diciembre de 2023. “Ella salió de mi oficina muy agradecida. A mí me sorprende esos comentarios”. En relación con utilización de la computadora y su indebido uso, Porras destacó que jamás “ayudar a las personas de mi comunidad es un abuso de poder. Estamos hablando de un servicio público, y eso es parte de mi compromiso como Concejal”.
Porras dijo que existe una comunidad de inmigrantes muy grande, que sufre de desalojos y que ahora el “tema en el Doral es la regla de los condominios”, es decir, hay una inmensa agenda de tareas por hacer, aparte de las ya hechas, como para engancharse con una, a todas luces, estratagema que opera como un ordinario globito de ensayo. “Pienso que todo esto es para distraer, es una táctica para tratar de desprestigiarme, todo por haber hecho una queja en la Fiscalía contra la asistente de la Alcaldesa Fraga”.
Rodríguez, auxiliar ejecutiva de la Consular Maureen Porras, le entregó a ésta su carta de renuncia, el pasado 14 de diciembre de 2023, en los siguientes términos: “Estoy escribiendo para renunciar a mi posición en la Ciudad de Doral efectiva el jueves, 2 de enero de 2024. Quiero agradecerle por la oportunidad de desarrollo profesional que me ha otorgado. Estoy contenta de haber formado parte de su equipo y he podido crecer y aprender en gran medida. Gracias por su comprensión y apoyo, espero poder mantener una positiva y profesional relación en el futuro”. Fin de la carta de renuncia.
¿Quién, en su sano y recto ejercicio cognitivo, convencido de las dimensiones humanas que abriga los actos dignos de méritos, va a redactar una carta con semejante conciencia corporativa, y seis meses después, va a anular sus propios sentimientos y reconocimiento por la oportunidad de desarrollo profesional, amparado en la mentira?
“Nunca, en nuestro trabajo, de más de 6 años juntas”, insiste Porras, “me dio razón para pensar que tal vez no estaba feliz. Se separó de mi oficina muy agradecida. No me sorprendería si hubo intercambio en esa información falsa. No me sorprende si la vemos trabajando en una junta escolar. Todo está conectado. Hay un historial. Hablar, seis meses después, es muy sospechoso”. Sin duda uno los aspectos más importantes de esta coyuntura es una razonable duda que surge; es decir, si María Rodríguez, después de tantos años trabajando con la Concejal, pensó, en ese momento, cuando ella consideraba que era ilegal lo que está ocurriendo, ¿por qué no lo reportó cuando lo estuvo haciendo? La gran incógnita que revela este despropósito es ¿Porqué esperó seis meses, después de su formal renuncia, en muy buenos términos, a crear todo este infame capítulo? ¿Quién la asistió?