(10 de enero del 2023. El Venezolano).- Morón no es un apellido común como García, Rodríguez o González. En España, donde se originó, apenas lo llevan 8.532 personas entre 47,33 millones de habitantes. Venezuela es el segundo país con más apellidados Morón –6.993– y le sigue Perú con 5.852. El Morón más famoso de Venezuela en el historiador Guillermo Morón, de quien se desconoce descendencia. El otro Morón, quizás más famoso, es el pueblo de la costa carabobeña donde funciona la refinería de El Palito.
La combinación Morón-Hernández, como primer y segundo apellido, tampoco es frecuente. En España, 8 de cada 1.000 personas, tiene Hernández como primer apellido. En total, el INE tiene registrados 351.591 Hernández. En Venezuela es el cuarto apellido más común con 534.500 personas. Cupido pudo signarle la flecha de un Morón a una de las tantas Hernández.
En un reportaje de El Nacional reseñó que aunque la data que se ocupa de cruces y entrecruces genealógicos solo registran 65 veces la combinación Morón Hernández, en la redes sociales se repite el nombre Santiago José Morón Hernández en tres personas distintas: uno es chef y asesor gastronómico, el segundo se presenta como joyero y orfebre y el tercero se denomina alfarero y ceramista. Asimismo, hay un cuarto con el nombre del ingeniero Ricardo José, pero se anuncia como psicólogo graduado en la UCV y “especializado en salud mental”. Los cuatro son venezolanos, pero ninguno es Santiago José Morón Hernández ni su hermano Ricardo José, comercializadores de oro, coltán, diamantes, presuntos testaferros de Nicolás Ernesto Maduro Guerra, sancionados el 23 de julio de 2020 por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
Salto a una indeseada popularidad
A partir de ese día no hubo medio de comunicación nacional o internacional que no se refiriera a los hermanos Morón como los testaferros de Nicolás Ernesto Maduro Guerra, el hijo de Nicolás Alejandro Maduro Moros, el hombre que ejerce la presidencia de Venezuela y que más 60 países no reconocen como tal. En 2020, periodistas, analistas y políticos revisaban Internet con todos los motores de búsqueda a su alcance encontrar información sobre sus actividades profesionales y políticas, sus relaciones familiares y de amistad, y cualquier otra pista de los hermanos Morón Hernández, pero no encontraron nada. Nada. Aunque hubo algunos esfuerzos importantes de una variedad de expertos en búsqueda web. No había nada que indicara algo sobre el pasado o presente de los hermanos. Eran virtualmente inexistentes. Solo aparecía la sanción y la noticia que se repetía sin mayores cambios.
Los medios solo podían reproducir la información del Departamento del Tesoro y las especulaciones de los más sensacionalistas. Hasta ahí. No obstante, la página web Asimplevista.com editorializó celebrando que si bien los venezolanos tenían que lamentar la existencia de “un Santiago José Morón Hernández al que Estados Unidos acusa de ser testaferro del heredero presidencial en los negocitos de oro y coltán, deberían celebrar”. Con la misma rigurosidad que debe usar en su lucha contra los fake news, el editorialista argumenta por qué celebrar: “Por cada Santiago José Morón Hernández que ocupe los titulares con el único ‘mérito’ de arrimarse al poder para esquilmarnos, hay quién sabe cuántos otros que andan por allí trabajando, creando y prodigando decencia, como el chef nacido en Carora, graduado en el legendario Le Cordon Blue, y el alfarero trujillano que lleva 40 años enseñándoles su oficio a niños y adolescentes”.
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