(25 de junio del 2020. El Venezolano).- Las memorias de John Bolton perfilan un retrato de Presidente Donald J. Trump poco ético, imprudente y profundamente narcisista. Confirma las peores sospechas sobre la capacidad de decidir del presidente, mientras que vuelve a implicar al Despacho Oval en conducta potencialmente impugnable que involucra a líderes extranjeros. Pero una de las mayores revelaciones del libro concierne la política del gobierno de Trump de derrocar a Nicolás Maduro en Venezuela, donde la falta de decisión por parte de Trump ha socavado repetidamente a la oposición democrática de ese país.
Durante tiempo Trump ha insistido que “todas las opciones son posibles” en Venezuela. Esta retórica firme, combinada con la impulsividad de Trump, esperanzan a quienes ven una iniciativa militar estadounidense como la única manera de derrocar al régimen represivo y criminal de Maduro. Sin embargo, según el libro revelador de Bolton, la opción para Venezuela preferida por Trump es la que en actualidad ha extendido su mandato: vacilar, fanfarronadas, repetir.
Según el Asesor de Seguridad Nacional, Trump titubeó entre invadir a Venezuela porque sería “genial” o de trabajar con la oposición de Maduro para desbancar al tirano ilegítimo, que en 2018 se robó las elecciones. Además, contempló una aceptación total de Maduro, considerando que a lo mejor tendría mejor suerte con negociaciones directas con Venezuela que con las que tuvo con Corea del Norte.
En efecto, Trump aparenta preferir tratar con dictadores que con demócratas. Supuestamente Trump calificó al socialista Maduro de “listo” y “duro”, mientras expresaba admiración por “todos los generales guapos” que lo respaldan – y quienes son responsables de la tortura, el asesinato y la desaparición de miles de venezolanos.
Mientras tanto, en enero de 2019 cuando la legislatura nombró de presidente interino a Juan Guaidó, líder de la Asamblea Nacional electo democráticamente, Trump lo calificó de “débil”. El Presidente Trump vaciló cuando se le planteó la opción de legitimar el fraude electoral de Maduro o de ponerse de parte de Guaidó, y sólo pudo ser convencido por la intervención de sus asesores más allegados. Lo que inclinó la balanza a favor de Guaidó tuvo que ver más con la política electoral estadounidense que con un compromiso con la democracia: los Republicanos entienden que el estado clave de Florida, hogar para una gran comunidad de la diáspora venezolana aferrada a Guaidó, es crítico para la reelección de Trump en noviembre.
Y aún la semana pasada, minimizó insensatamente la importancia del presidente interino. En una entrevista con Axios, Trump comentó que el apoyo estadounidense para Guaidó, quien fuera invitado de honor de Trump en 2020 durante su último discurso sobre el Estado de la Unión, no “fue muy significante de una manera u otra”.
La ambigüedad de Trump con la lucha por la democracia en Venezuela a perjudicado a la oposición de Maduro. Cuando las protestas anti-Maduro alcanzaron su nivel máximo en los primeros meses de 2019, Trump, quien tuitea sobre todo – desde la Coca Cola Light hasta la estatura de Kim Jong-un, se negó a declarar de forma personal su apoyo por Guaidó y su coalición. Según Bolton, Trump incluso llegó a sugerir un quid pro quo de la oposición en forma de a acceso preferencial a los recursos vastos de petróleo que tiene Venezuela. Al fin y al cabo, Trump anteriormente alardeó que “Venezuela en realidad es parte de los Estados Unidos.”
Según Bolton, Trump no es sólo un aliado no fiable, sino que su estrategia para Venezuela sin rumbo ha equivalido en “tirarle un salvavidas a Maduro.” La falta de compromiso de Trump sólo ha servido para envalentonar a Maduro y quienes le financian en Rusia, China, Turquía e Irán. Mandando equipos militares y comerciando en petróleo, estos países han desafiado sanciones estadounidenses impuestas al régimen venezolano. Trump incluso se ha cedido ante el Presidente ruso, Vladímir Putin. En las palabras de Bolton, cuando Putin comparó a Guaidó con Hillary Clinton en una conversación privada con Trump, el presidente estadounidense se agrió con Guaidó. Luego redujo las sanciones previstas contra Maduro – para el deleite de Moscú y el menoscabo de los intereses estadounidenses.
A año y medio de los reclamos contrapuestos iniciales a la presidencia venezolana de Maduro y Guaidó, se arrastra el estancamiento político del país. Ha fracasado la estrategia del gobierno de Trump de evasivas y de sentar cátedra. Cuando el Presidente Trump dice que “todas las opciones son posibles,” debemos de tomar sus palabras al pie de letra, bien sabiendo que dan prioridad a las opciones que le son políticamente oportunas, dudosamente éticas, y enteramente ineficaces.
Paul J. Angelo, PhD, es miembro de estudios sobre América Latina en el Consejo de Relaciones Exteriores y autor del próximo Informe Especial del Consejo titulado El Próximo Día en Venezuela: Entregando Seguridad y Administrando Justicia.