(27 de marzo del 2024. El Venezolano).- La industria de cigarrillos en Venezuela, junto con las autoridades, libra una batalla contra el contrabando, su principal competidor, que llegó a conquistar un máximo del 44 % del mercado nacional hace un año, según estimaciones independientes, lo que tuvo repercusiones en las empresas y en los ingresos del Estado.
Gracias a estrategias comerciales y operativos contra esa actividad ilícita, el país logró reducir 12 puntos el porcentaje, a un promedio del 32 % en todo el territorio, según la más reciente medición de Cigarrera Bigott, realizada a finales de 2023.
Sin embargo, en el estado Zulia (noroeste), fronterizo con Colombia, el más afectado por la entrada ilegal de cigarrillos, la cifra subió dos puntos en ese período, hasta el 92 %.
El dominio del contrabando en esa región se constata en el mercado popular conocido como ‘Las pulgas’, el más grande de Zulia, una suerte de centro de acopio de distintas mercancías ‘contrabandeadas’, que luego son distribuidas, reportó Alberto News.
Allí, torres de cajetillas de diversas marcas se elevan a ambos lados de un pasillo, y la mayoría son colombianas.
Un negocio al margen de la ley
Algunos vendedores explicaron a EFE que los cigarrillos se compran en Maicao, en el departamento colombiano de La Guajira (norte), fronterizo con Zulia, y desde ahí se transportan en valijas o dentro de la ropa, principalmente, hasta ‘Las pulgas’, a donde, incluso, puede llegar un camión con cajas de cigarros del país andino.
En este espacio, una marca venezolana cuesta 3 dólares, mientras que una colombiana de contrabando menos de un dólar, por lo que esta se vende más que la nacional, de acuerdo con los vendedores, quienes ganan de 5 a 10 dólares por cada caja de 10 cajetillas adquirida en la nación vecina.
De acuerdo con cálculos de Bigott, miembro del grupo British American Tobacco, el Estado venezolano pierde más de 200 millones de dólares anuales en recaudación de impuestos a causa del contrabando de esos productos.
La ley establece que el sector debe pagar un impuesto del 70 % sobre el precio de venta al público, por lo que, según dijo a EFE el director de Asuntos Corporativos de Bigott, Miguel Ángel Benzo, de 20 unidades que contiene una cajetilla, 14 se van en el pago de este tributo.
Repercusiones
Como consecuencia del contrabando, Bigott tuvo que llevar a cabo «fuertes reestructuraciones» para tratar de adecuar el negocio al tamaño del mercado, además de cerrar un turno de trabajo y hacer un recorte de personal.
«El ilícito nos ha llegado a costar muchísimo a nivel de tamaño de compañía», aseguró Benzo.
La producción empezó a caer por el contrabando en 2017, cuando bajó un 3,8 % respecto al año anterior a ese, al pasar de 7,7 billones de cigarrillos a 7,4 billones, y mantuvo la reducción hasta tocar suelo en 2019, con unos 3,5 billones.
Desde entonces, la empresa ha logrado incrementar su producción, hasta alcanzar los 5 billones el año pasado, un 25 % más respecto al anterior, y hoy trabaja por encima del 90 % de su capacidad instalada.
El contrabando también ha sido, «definitivamente», una de las causas del «deterioro de la situación en los últimos años» para Philip Morris International (PMI) en Venezuela, según dijo a EFE el director de comunicaciones de esta compañía en EE.UU., Corey Henry.
«Es bien sabido que el contrabando genera un fuerte impacto en la industria legal a pesar de nuestro esfuerzo y compromiso por contrarrestarlo», aseguró.
Señaló que la planta en el país caribeño «ha operado significativamente por debajo de su capacidad instalada durante los últimos cinco años, y esto se ha traducido en pérdidas significativas y en el deterioro progresivo de su viabilidad operativa».
Por tanto, en febrero, PMI decidió «rediseñar completamente» su «forma de operar en Venezuela», lo que «incluye un cambio completo» en sus procesos de producción y comercialización, explicó Henry, quien aseguró que, entretanto, analizan la manera en que pueden seguir atendiendo este mercado «en los próximos meses».