(28 de julio del 2023. El Venezolano).- Un grupo de jóvenes ha decidido involucrarse en un ambicioso proyecto con el que buscan rescatar y sumar a la construcción transversal de una sólida cultura hip hop en Venezuela a través de la acción social.
Cultura Lírica es el plan que desarrollan a partir de sus diversidades, voluntad y conocimientos, con el propósito de crear en colectivo lo que ellos llaman «hip hop con propósito», un lema que los ha llevado a edificar espacios y oportunidades para talentos emergentes que se encuentran en situación de riesgo o de vulnerabilidad, para que puedan convertirse en agentes de cambio.
«Queremos hacer canciones que perduren, que inmortalicen pensamientos en formas de rima, como una fotografía. No es rimar por rimar sino que tengan contenido, un fin, y no algo vacío que caduque, que sale y al poco tiempo se olvida», comenta a RT el rapero Luis Daniel Silva Ortigosa, conocido en la escena local como ‘Lou-T’ y ganador del primer Festival de Cultura Lírica.
«No es simplemente una competencia»
Lou-T es uno de los muchos jóvenes que han participado en el taller que promueve Cultura Lírica. Para el artista, el proyecto «no es simplemente una competencia» sino un programa de apoyo social que forma al talento, les da herramientas para mejorar y los introduce en el negocio musical sin dejar a un lado la esencia de cada uno.
«El eslogan de Cultura Lírica es hip hop con propósito y ese mensaje es llevado al festival. Las batallas que hacemos no es freestyle (improvisaciones) con sangre, es decir, que ya no nos atacamos entre nosotros, sino que nos enfrentamos en un debate de ideas y ahí está lo rico de la propuesta«, dice.
Además, resalta que «Lírica te prepara como un artista de hip hop serio, integral, al punto que puedes construir tú mismo tu propia carrera y ser parte del negocio como empresario. A mi me ayudó a afrontar de otra manera lo que hago y que los temas tengan profundidad».
En el caso de Venezuela, menciona Lou-T, el hip hop siempre ha tenido un mensaje de protesta y de conciencia social. «Es como una marca de nosotros, pero también hay otros temas importantes, como la inteligencia emocional, la vida diaria, eso también aporta a la sociedad y da un espacio de reflexión sobre los sentimientos humanos».
El intérprete originario de Caricuao, una popular zona de Caracas, añade que tras el primer festival, la segunda edición que se realizó justo antes de la pandemia del covid-19 mostró el crecimiento del proyecto que ha sido apoyado por raperos como Lil Supa, Apache, Letra, Horus y Akapellah (nominado al Grammy Latino en 2022), quienes cerraron el recital y le dieron a Cultura Lírica la oportunidad para decir: «aquí estamos pisando fuerte y tocando la puerta a nivel nacional».
Acción social
La acción social es el eje de esta iniciativa y allí cobran protagonismo las actividades que organiza Cultura Lírica en barrios y zonas populares de Caracas, donde los asistentes y participantes se acercan al rap, los DJ, las batallas de ‘freestyle’, el ‘breaking’ y el grafiti.
En estos espacios comunitarios, aunque de momento no tienen módulos de larga duración, se promueve la activación de los jóvenes en actividades «de impacto social», como la recuperación y limpieza de espacios públicos, la pinta de murales, recreación, entre otras, que muestran al hip hop como cultura de vida en paz para sus lugares de residencia y no solo como jornadas itinerantes.
En esa tarea resulta fundamental el trabajo de la productora de Cultura Lírica y su programa radial ‘Lírica Block Party’, nombre que rinde homenaje a la primera fiesta hip hop realizada en el Bronx, Nueva York, el 11 de agosto de 1973.
Este espacio, que es la única referencia comunicacional que tienen los raperos venezolanos para coincidir semanalmente en un mismo punto de encuentro, se transmite a nivel nacional los domingos a las 9:00 de la noche por la Mega Estación del circuito juvenil de Unión Radio.
Además, la productora también contribuye con la creación de piezas musicales y videos, como el documental «Sueños de Calle«, que resume la primera experiencia de Cultura Lírica con el taller de formación y el festival que ganó ‘Lou-T’.
«Potenciar los talentos»
Ricardo Castro, o ‘Proser’, productor de ‘Lírica Block Party’, considera que justo cuando el mundo vive un auge por las redes sociales, la radio es una ventana tradicional para potenciar los talentos.
«Algo principal que tenemos es la ventana de difusión. Sabemos que las redes sociales actualmente son la principal ventana para todos los talentos en cualquier rubro, musical, artístico, etcétera. Sin embargo, tener una ventana tradicional, como es la radio y en un circuito nacional para una audiencia juvenil, es importantísimo», dijo a RT.
Lírica Block Party es un espacio creado no solo para artistas consagrados sino para que los nuevos puedan difundir su arte. Además, resalta Proser, es un componente de impacto social a escala nacional porque le da al hip hop venezolano «un espacio único, irreverente y sólido para mostrar lo que se hizo, se hace y está por hacer».
«Las redes sociales dan un consumo más efímero, el programa de radio nos da un lugar donde podemos encontrarnos semanalmente para hacer vida hip hop«, añade Proser.
¿Cómo se desarrolla el proyecto?
Carlos Eduardo Vargas, productor general de Cultura Lírica, dijo a RT que el proyecto incorpora tres componentes claves:
- Un programa de formación que incluye un festival musical de exhibición.
- Actividades itinerantes en las comunidades sobre la cultura hip hop para generar espacios de impacto social.
- Una productora que realiza piezas audiovisuales, musicales y el programa de radio ‘Lírica Block Party’, en el que muestran los contenidos artísticos, realizan entrevistas, comentan eventos y convocan a competiciones.
¿Cómo entrar al taller?
La fase formativa incorpora, como primer paso, la captación de talentos a través de convocatorias y actividades de calle donde los raperos deben hacer improvisaciones o exhibir su material para demostrar sus capacidades.
Los ‘freestylers’ también pueden audicionar a través de audios de Whatsapp. El mecanismo consiste en que ‘MC Miliun’ —un personaje creado para esta actividad— les suministra palabras por chat para que improvisen de inmediato.
Luego de esto, los organizadores llaman a los jóvenes con más potencial para una audición presencial en Caracas, la capital venezolana. Sin embargo, el método no siempre es el mismo, porque cuando tienen apoyo de patrocinantes y logística, hacen jornadas en otras regiones del país.
Los talentos que van a Caracas deben ‘freestalear’ o mostrar sus composiciones sobre temáticas o situaciones particulares. Allí se les evalúa por su creatividad, contenido del discurso, lenguaje, coherencia, uso de palabras, e inclusive se sancionan si promueven en sus versos violencia, odio o uso de armas.
Los raperos que se destacan son llevados al taller de formación que, de acuerdo a los recursos y capacidad logística que tengan, puede realizarse de forma intensiva o extenderse hasta por seis meses.
Aprendizaje
La etapa formativa incluye espacios para la deliberación pública, la construcción de emprendimientos creativos o comunitarios, la acción social, el uso de plataformas digitales y cómo el intérprete puede profesionalizar su carrera para convertirla en un modo de vida.
También aprenden de las experiencias de otros raperos venezolanos establecidos en la escena hip hop nacional e internacional, quienes acuden al taller para hablar sobre la historia del género, la producción musical, la industria y cómo hacer que esta cultura los impacte de forma transversal.
En esta fase asisten a 16 módulos en donde estudian la cultura hip hop y sus cuatro elementos fundamentales: el rap, que se recita, canta o improvisa; la creación musical que desarrollan los DJ, productores y ‘beatmakers’; el baile, ‘break dance’ o ‘breaking’; y el grafiti que se expresa a través de la pintura.
Además, interactúan en debates sobre economía naranja, pensamiento crítico, liderazgo, oratoria, jornadas de composición, ‘freestyle’ y, antes de culminar, son llevados a un campamento intensivo para que compartan experiencias y conocimientos.
El festival
Cuando finaliza el taller, el jurado elige a los raperos más destacados y los lleva a la tarima del Festival Cultura Lírica, un evento público que realizan en Caracas y que representa el último momento del proceso formativo.
Allí hacen batallas de ‘freestyle’ que son evaluadas por jurados y dan un ganador. Además, los nuevos talentos comparten con artistas venezolanos reconocidos.
El evento es una experiencia completa sobre la cultura hip hop y los asistentes pueden presenciar que el festival se convierte en una fiesta para celebrar el poder de cambio que genera el arte para la transformación social.
Un objetivo la mira
Vargas comenta que para este 2023, Cultura Lírica tiene como objetivo hacer un taller de formación más amplio con un campamento «más inmersivo», donde los talentos puedan convivir y participar las 24 horas durante los días que se extienda.
Para ello, dice, es fundamental conseguir patrocinantes que quieran ser parte de esta iniciativa, en la que pueden dirigirse a un público juvenil que es fiel y que representa un nicho bastante amplio.
La intención del proyecto a corto plazo, añade, es que además de los raperos, también puedan participar en el próximo ciclo productores, DJ’s y ‘beatmakers’, que igualmente deberán batallar para entrar al festival, donde se nombrará un ganador de esa categoría.
A largo plazo, «el objetivo final» —agrega Vargas— «es que Lírica tenga programas de formación para las cuatro disciplinas del hip hop y que puedan sumarse también a los ‘breakers’, bailarinas, grafiteros y muralistas».
Así, destaca, este grupo de talentos emergentes podrán unirse para llevar el hip hop venezolano a otro nivel y juntos puedan organizar eventos que les permita dinamizar su economía y cambiar sus realidades con espacios culturales permanentes que expulsen los ambientes generadores de violencia.
Lo que queda por hacer
La tercera edición de festival Cultura Lírica mostrará «una experiencia mejorada», dice Vargas, porque podrá observarse cómo el hip hop en Venezuela incluye, por un lado, una plataforma de talentos emergentes, y por otro, una variedad de artistas populares que están consolidados en el género.
Ante esto, resalta que lo importante es que la cultura hip hop mantenga sus valores y proyecte respeto por ese estilo de vida, que así como las canciones pueden convertirse en un producto masivo y generar importantes recursos económicos, también existen realidades puntuales en las que convive el talento local, menos conocido, que es el nicho al que apunta Cultura Lírica.
Para ello, se proponen reconquistar espacios que en algún momento fueron parte de la movida y que por situaciones del país se perdieron. Además, insisten en conectar con la gente y sumar sitios donde el hip hop se valore por su aporte social y el cambio de vida que le puede dar a una comunidad.
Retos en Venezuela
Vargas comenta que en países como Argentina, Colombia, Chile, México, entre otros de Latinoamérica, ya existe una intensa y establecida cultura hip hop, donde hay ligas profesionales de ‘freestyle’, el público paga por verlas y los raperos cobran por participar.
Para lograr esto en Venezuela, explica, hace falta profesionalizar y establecer una infraestructura con circuitos regionales y ligas comunitarias, que le den al país el aval para ser sede, por ejemplo, de eventos internacionales de hip hop, algo en lo que Cultura Lírica tiene experiencia.
Esto ayudaría, dice Vargas, a que el programa social que lideran tenga más apoyo y pueda «incluir a más jóvenes que, en su mayoría, tienen dificultades sociales, económicas y barreras generadas por sus condiciones naturales de vida». Ahí, es donde el trabajo en las comunidades resulta vital para crear redes de arte, especialmente en las zonas vulnerables.
«Con proyectos como Cultura Lírica se puede romper el prejuicio de que el rapero es malandro y mostrar que el hip hop también es cultura, respeto y sobre todo valores», concluye Vargas.