(29 de julio del 2019. El Venezolano).- Desde el pasado 30 de abril, Manuel Ricardo Cristopher Figuera pasó de ser una de las piezas de confianza en el gobierno de Nicolás Maduro a un hombre buscado por la justicia chavista. La razón: su participación en la Operación Libertad, donde el presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, junto a dirigente político Leopoldo López y miembros de las fuerzas armadas intentaron un cambio en el curso político del país.
Figuera, para aquel entonces director de la policía política Sebin, decidió dar un paso al costado y acompañar al también jefe del parlamento venezolano; sin embargo, las acciones no resultaron y en la noche de aquel martes terminaron con su salida del aparato oficialista.
Pero su decisión no fue tomada a la ligera. Figuera ha asegurado en repetidas ocasiones que se vio limitado cuando investigaba tramas de corrupción vinculadas a Maduro y su entorno, de ahí su descontento con el proceso.
Además, y como aseguró a la agencia Bloomberg, recibía órdenes fuera de lo común.
Por ejemplo, Maduro le pedía un informe cada dos horas sobre los movimientos de cada personaje de la oposición venezolana. Las labores de espionaje son una práctica común dentro del Sebin, como confirmó en una nota exclusiva el diario argentino Clarín. La persecución contra todo aquel elemento que adverse al régimen chavista, sobre todo si se trata de personajes políticos, es el día a día en la agenda oficialista.
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Así dio el gobierno de Maduro con el coronel Oswaldo García Palomo, responsable, según el chavismo, de encabezar las labores en el supuesto atentado contra Maduro el 4 de agosto de 2018 en la avenida Bolívar de Caracas.
Según relató Figuera a Bloomberg, “Un miembro del servicio de inteligencia colombiano se puso en contacto con uno de los nuestros y le dio un teléfono a Palomo”. Fue con ese teléfono que lo rastrearon, aseguró.
Hoy, Palomo se encuentra bajo el control de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) y es víctima de tortura, según sus familiares.
Las prácticas que atentan contra los derechos humanos han pasado a ser motivo de constantes denuncias contra los cuerpos de seguridad del Estado, y el Sebin, aun cuando estaba en manos de Figuera, fue uno de los organismos más manchados por los abusos; no obstante, el militar en el exilio ha señalado que nunca ordenó los maltratos contra detenidos.
Pese a eximirse de esos casos, dijo que tiene una cuota de responsabilidad por dejar que Maduro esté en el poder; sin embargo, añadió que no tiene miedo de enfrentar a la justicia en caso de ser apuntado.