(21 de noviembre del 2022. El Venezolano).- Estados Unidos y Gales firmaron el primer empate de este Mundial en un partido de poder a poder que sirvió para recuperar a Gareth Bale en la competición de máximo nivel. El ex del Real Madrid no hizo un maravilloso partido pero le bastó una aparición fugaz para echar por tierra el buen partido de Estados Unidos. El reparto de puntos deja en suspense la candidatura de ambos a ser equipo de octavos de final en este Mundial.
La puesta en escena fue toda una declaración de intenciones. Estados Unidos salió ambiciosa, intensa, vertical y con la portería rival en mente. Gales, quizá fruto del ímpetu rival o de su propia racanería, decidió echarse para atrás y aferrarse a la inspiración de su jugador franquicia, Gareth Bale. El ex del Real Madrid no tuvo una gran noche pero le bastó un fogonazo en la segunda mitad para mantener viva a Gales.
Encontraron los americanos dos puñales por banda con Timothy Weah, el hijo del mítico Balón de Oro del PSG, y Christian Pulisic, de largo el mejor jugador sobre el césped qatarí en la noche de ayer. Fue el jugador del Chelsea el que llevó el peso ofensivo durante todo el primer tiempo. Avisó primero el equipo estadounidense con un remate de Joshua Sargent al palo y el asedio, sin grandes ocasiones, fue una constante en un primer acto de claro color americano.
Fue a los 35 minutos, en una rápida transición, cuando Pulisic filtró un pase decisivo para que Weah se plantase ante Henessey. No falló el delantero del Lille en el mano a mano y marcó su primer gol en un Mundial. Cerraba, de este modo, una cuenta pendiente familiar dado que su padre, la leyenda de Liberia George Weah, no había podido experimentar ese sentimiento tan especial.
Bale despierta de su letargo
La obligación despertó a Gales, que tiró de su nueve más puro con la entrada de Moore en el segundo tiempo. El partido se equilibró y los de Rob Page se soltaron lo suficiente como para destapar las carencias de Estados Unidos, especialmente a balón parado. Un buen remate de Davies y otro cabezazo clarísimo a puerta vacía de Moore fueron la antesala de la definitiva reacción de Gales, reportó Marca.
A menos de diez minutos para el final, Bale quiso controlar un balón dentro del área. El respeto que todavía provoca la estrella de Gales hizo a Zimmerman precipitarse en una entrada que desembocó en penalti. El propio Gareth fusiló a Turner desde los once metros.
Su aparición, en el momento de mayor necesidad, es el principal y casi único argumento de Gales para creer en los octavos de final. Ahora será, seguramente cuestión de matemáticas. Inglaterra les queda lejos a ambas e Irán parece asequible. El duelo directo acabó en tablas y, de aquí al final, es posible que sea lo que Gareth quiera. La diferencia estará en la inspiración del último gran Bale.