(18 de mayo del 2019. El Venezolano).- No seáis los altavoces de quienes gritan más fuerte y recordar las guerras y situaciones olvidadas, son algunos de los consejos de la lección de buen periodismo que el papa impartió hoy a los corresponsales extranjeros en Italia a quienes recibió con sus familias en el Vaticano.
Los cerca 400 periodistas acreditados en la asociación de la Prensa Extranjera de Roma y que normalmente cubren las audiencias que celebra el papa, esta vez eran protagonistas. El discurso era para ellos.
Y también fueron ellos quienes dirigían su discurso a Francisco, representados por la presidenta de la asociación, la estadounidense Trisha Thomas, quien habló al papa de la necesidad de que el periodismo luche contra las noticias falsas y también con el odio que fluye en las redes sociales y citó los varios periodistas que han muerto recientemente ejercitando su trabajo.
En la Sala Clementina del palacio apostólico repleta para esta ocasión, Francisco comenzó su discurso asegurando que “aprecia” el trabajo de los periodistas y que “también la Iglesia lo aprecia, incluso: “cuando metéis el dedo en la llaga, y cuando la llaga está en la comunidad eclesiástica”.
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Era desde 1988 cuando el papa san Juan Pablo II acudió a la sede de la asociación de la prensa extranjera y después les invitó a la residencia de Castelgandolfo con sus familias, que un pontífice no se reunía específicamente con los reporteros extranjeros.
Lo primero que recibió Francisco fue el carné de socio de la Prensa Extranjera y una invitación a que vaya a la sede como hizo Karol Wojtyla
En su discurso, el papa exhortó a los presentes a que realmente la “comunicación sea un instrumento para construir y no destruir”, “que no siembre el odio, que dé voz a quien no tiene voz, y que no sirva de megáfono a quien grita más fuerte”.
Cómo había recordado Thomas, la sede de la asociación se encuentra en la calle de la Umiltá (de la Humildad), lo que sirvió a Francisco para afirmar que la humildad “puede ser “un elemento esencial” del periodista.
El pontífice argentino hizo notar la necesidad de humildad para buscar la verdad y evitar así “la presunción de saber ya todo”.