(07 de julio del 2023. El Venezolano).- Esta columna es una recopilación de varios escritos en chats de WhatsApp en la última semana. Son parte de un debate que anda en camino. Respuestas a muchas etiqueta y ataques implacables. También a las opiniones de amigos muy queridos.
Por Kico Bautista
Hay gente que opina cosas muy feas sobre mis posiciones acerca del radicalismo y su candidatura más emblemática. Creen que obedecen a una acto innoble, a especie de acto de conversión diabólica, a la venta de mis opiniones. Todo eso me resbala. «Soy lo que soy y no lo que dicen que soy».
Otros, sí esgrimen argumentos y esa es la pretensión, discutir hacia donde vamos. Hay amigos que sostienen que al polemizar con nuestra Margaret Tatcher criolla le estamos haciendo un favor. Nos reclama que hemos fortalecido su candidatura, sostienen que hay que ignorarla, mantenerse en silencio y dejar que la inhabilitación la seque y desaparezca cual Guaidó, Carmona y demás antecedentes por el estilo.
Muchos argumentan a favor de la unidad con muy buena intensión. Mientras que una fracción de opositores moderados afirman que nada es peor que Maduro y que cualquiera sirve mientras enfrente al Gobierno. También hay quienes me recuerdan que de tanto enfrentar al radicalismo nos hemos vuelto uno de ellos, un moustrico pues.
En fin, recoge un debate muy necesario y al que me niego a renunciar. El país necesita salir de las posiciones más extremas que han caracterizado los últimos años y superar la crisis política que es la base de la crisis general que afecta la vida de los venezolanos desde que se acabó la plata.
Para salir del estancamiento económico hay que estabilizar el funcionamiento de la democracia. Generar confianza en el sistema electoral para que por esa vía definamos quién manda, a quién le toca ser oposición sin necesidad de continuar en el esquema de confrontación inflexible y cerrado que ha conducido al país a tanta mala vida.
Si dejamos de vernos como enemigos, no hay razones para seguir en esta especie de guerra en la que vivimos desde hace rato. No necesitamos querernos ni claudicar en las convicciones que cada uno tiene para estabilizar el país.
Nada de sentir agresión cuando alguien difiere de nuestro esquema de valores o refuta nuestras posiciones. El debate democrático no significa ninguna ofensa a nuestra personalidad o a nuestras creencias. Somos diferentes y eso hay que reconocerlo.
Estamos en tiempo de cambios muy rápidos. La tecnología avanza y genera nuevas maneras de relacionarnos. No tiene sentido oponerse al avance de lo digital que nos mueve hacia escenarios nuevos e impredecibles. La flexibilidad frente a lo diverso es la clave, la verdad de estos tiempos.
Si las instituciones funcionan, son eficaces y justas, un punto de partida similar para todos. Si hay justicia en vez de venganza, podemos lograr la estabilidad suficiente para que la alternabilidad deje de significar un peligro. Desmontamos la idea de la venganza.
Hay que pensar en la gente que apenas sobrevive en medio de tantas carencias. Los más pobres son los más afectados y requieren de la solidaridad del liderazgo para que en lugar de sufrir vivan una vida mejor. La felicidad no es sueño imposible.
De manera que poco importan las descalificaciones. Este debate sobre los extremos y su influencia negativa en nuestras vidas es impostergable. La decisión de dar la discusión sin chantajes o etiquetas es en nuestro caso una postura firme y pretendo trasmitirla con la mayor pasión y emocionalidad posible.
La fuerza es un argumento de la guerra, de lo militar. Nuestro argumento es civil, nuestras armas son las ideas, el razonamiento, la búsqueda de la verdad y de lo justo. No hay otro camino que el voto y el que pretenda cualquier atajo debe ser sometido al debate público, descubrir cuáles son sus verdaderas intensiones. La opinión pública debe reconocer quienes están poseídos por Darth Vader, por el lado oculto de la fuerza y quienes están con los Jedis en su lucha por mantener la paz en la galaxia.
Chats 1. La semana pasada
Durante los últimos años hemos montado chats, convocando a no se cuantas reuniones buscando ponernos de acuerdo y eso ha sido arar en el mar. Todo ese montón de candidatos es expresión de un proceso de segmentación propio de la derrota. Las visiones que hay sobre el cambio son distintas y están llenas de culpas. No se ha obtenido la victoria porque este o el otro traicionó, se vendió o se retiró de la calle cuando más hacía falta. La política se ha reducido a un problema de terquedad y nada de cerebro.
Revisando los sopotocientos chats, donde me han y me he metido, veo unas tendencias muy predecibles frente al tema de las inhabilitaciones.
Unos piden tomar al país por asalto, otros unidad detrás de Maria Corina y la mayoría salirse del juego electoral tramposo; ya. Hay una respuesta fundamentalmente emocional como de costumbre. Pocos debaten sobre cómo se movió el gobierno. Como cambio los rectores e implosionó el CNE para que no hubiera primarias con ayuda o la legitimidad del máximo organismo electoral.
Los radicales celebraron lo ocurrido porque se sentían beneficiados y lo que venía era el voto manual. En tiempo récord aparece la inhabilitación de la señora Machado, y lo extraño es que no se trata de una sorpresa.
La lógica de la jugada no se discute, solo su legalidad. Nadie recuerda, al parecer, que es la misma puesta en escena de todos estos años. El mismo aplique a Leopoldo Lopez, Capriles o al revocatorio en las dos fechas últimas en que fue convocado. Es un estilo de hacer política.
La verdad es que con el discurso de la candidata de Vente no había otra camino que lo ocurrido. Te guste o no, como dice Luis Vicente León, esa es la realidad. No la dejaron ni siquiera llegar a finales octubre, fecha de la primaria.
Todo para que ocurra exactamente lo que está pasando. El ambiente tormentoso que puebla a los sectores de oposición es una construcción del Gobierno y debe terminar en una nueva frustración para la gente que aspira a un cambio. Una nueva derrota como la de Guaidó o de las no se cuantas convocarías a la calle de todos estos años.
Aunque no se diga, nadie lo declare, debe haber cierta alegría, muy disfrazada de solidaridad, con la tarjeta roja que le sacaron a la Dama de Hierro en el viejo o nuevo liderazgo.
En algún momento aparecerá la ineludible verdad. Dictadura no sale con arrechera ni con amenazas. Se necesita pensar para inventar una ruta que no pueda ser interceptada porque no representa ninguna amenaza. Una política inteligente que unifique, en lugar de dividir. Urge la aparición de un liderazgo que conduzca la lucha hacia el éxito y no hacia lo mismo de siempre. Sin embargo, la comunicación en WhatsApp en estos días está llena de puras etiquetas. Nada de reflexión.
A esa reunión es la que estamos convocando. A la fría y honesta reflexión. Con los pies en la tierra y sin dejar de señalar que las inhabilitaciones y demás jugadas son contrarias a la Constitución y al sentido de justicia que acompaña a la democracia.
Con o sin tristeza, la discusión no es cuando llamamos a la abstención o a la calle. Ya basta, la convocatoria es a pensar, como decía Enrique Amendoza: “duélale a quien le duela”
Chats 2. También la semana pasada
Recomiendo lean los chats de respaldo a María Corina, hay ataques al G3 por todos lados. Los acusan de cómplices del Gobierno, la unidad es seguir a la Dama de Hierro como líder de la oposición. Los llamados a la calle son mayoría, la etiqueta de “alacranes” y “colaboracionistas”, se repiten y apuntan a todos lados. Nadie habla de reunirse con el resto de la oposición o de un debate sobre lo ocurrido.
Chats 3. A comienzos de esta semana
El guión vuelve otra vez. Para los que creen que solo la unidad salva, que cualquier cosa es mejor que Maduro, hay viene la misma película de todos estos años y segurito el mismo final. ¿Es inevitable tan lamentable destino?.
Hay que poner a circular y con urgencia, un debate que nos saque de esta rutina de locos. La “fuerza” es un argumento militar, de la guerra. Nosotros somos civiles y nuestra arma es el voto, la lucha es por convencer con los mejores argumentos. No se trata de imponer por la vía de los hechos a un único y eterno conflicto.
Ya Maduro alertó a las FAN sobre una nueva conspiración en su contra. La señora Machado dejó en claro que va «hasta el final» y que los militares tienen que cumplir su papel.
El mismo esquema del 11 de abril repetido ya no se cuantas veces y que siempre termina por atornillar al gobierno.
Seguro que detrás del plan de la Dama de Hierro tienen las manos metidas los Americanos y esta narrativa del “coraje”, de la “fuerza” y hasta “el final” es el nuevo cuento que sustituye al “Mantra” que repitió Guaidó hasta el cansancio.
Ya deben estar los cubanos, iraníes, rusos y demás aliados de la geopolítica preparándose para este nuevo capítulo de la Confrontación.
No se trata de escoger entre la dictadura y la libertad. Responder a quien quieres más entre Dios o el Diablo. Esos son falsos dilemas, esas simplezas y mentiras, esconden un juego que ya hemos sufrido y del cual se puede sacar como conclusión que ninguno de estos protagonistas sirve para sacar el país adelante. Los dos son culpables de la crisis y de la mala vida de los venezolanos.
Ahora que la señora Machado quiere que la aclamen y pasar a sustituir al G4, su verdadero objetivo, ese es su juego. Pero, esa no es la única puesta en escena. Hay que luchar con todas las fuerzas por lograr un candidato por consenso que impida que se pierda la enorme oportunidad que representa el 2024.
Hay que convocar a todos los demócratas, a quienes creemos que solo a través del voto se puede ganar, a superar de una vez y para siempre el radicalismo y sus trucos emocionales, ese cuento macabro de la necesidad de la venganza.
No hay más salida que salirnos del esquema del conflicto y producir un debate sobre cómo sacar al país de la crisis. Trabajar por un clima de tolerancia que permita la reinstitunalización. Entender que la estabilidad, el respeto a la Constitución es una manera inteligente de hacer posible la alternabilidad.
Hay que tomarle la palabra a Petro, a Lula y ayudar a mover a Maduro hacia la democracia “liberal” y no hacia el esquema de oscuro de Nicaragua. Prenderle velas para que el G4 llegue a un acuerdo con el Gobierno y salgamos de tanta inestabilidad. Rezar para que el gobierno de Biden llegue a un cuadro con el idealismo que acabe de una vez con las sanciones.
La amenazas de violencia contra el oficialismo van a unificar al chavismo y seguro podrán al mando del proceso al sector radical como de costumbre.
Por el camino que propone la señora Machado veo venir más y más conflicto. Tensiones, violencia e inestabilidad, más gente presa, inhabilitados y perseguidos. Como a Guaidó a Maria Corina no la tocarán ni con un pétalo de una rosa. La excusa será la de siempre, el Gobierno se defiende de quienes lo quieren tumbar y los que conspiran para llegar a Miraflores que dirán que el “régimen” no deja de persiguirlos.
No hay que ser ningún vidente para imaginar lo que supone este nuevo episodio de la confrontación para la economía y la vida de los venezolanos.
Cuando Mandela logró su libertad, se dirigió a su casa donde había una concentración. Estaba Winnie, su esposa, vestida de verde con varios escoltas armados hasta los dientes, su discurso era la lucha armada.
Mandela saludó, y sin decir nada se metió en su casa. Cuando llegó Winnie le dijo: “Tu y yo nos vamos a divorciar. Nuestros caminos son diferente” y así hizo.
No más concesiones al extremismo. “Ya está bueno ya” como decía Teodoro Petkoff. Seguir repitiendo el mismo error es la razón por la que perdemos una y otra vez.
Cuando Carujo se alzó contra Vargas le dijo: “…el mundo es de los valientes…». El Primer Presidente civil de la República le respondió: “El mundo es del hombre justo”
Chats 4. El martes
Hay un error en pensar que a la señora Machado no hay que enfrentarla. Fíjense, ya Mercosur tiene un lío interno por la invitación que le hace la candidata de Vente a hablar en su seno. Si revisas las reacciones que hay en la geopolítica con la inhabilitación de la Doña veremos que los conservadores del continente vuelven a cohesionarse en torno al discurso de la “dictadura”. Eso significa que van a pedir más sanciones e insistir en que se mantenga aislado al Gobierno “comunista” venezolano. Tal cual advirtió Lula a Maduro.
No es el gobierno de Biden quien está detrás de todo este plan sino sus adversarios internos. Es el preámbulo a la campaña electoral norteamericana del 2024. Al tema venezolano le van a meter candela los Republicanos .
En todo lo que llevo investigando sobre las comunicaciones en la red hay una conclusión muy clara. Si te atacan y te callas, cedés, pierdes. Si tu actitud es el silencio o de pasar a la defensiva, es allí cuando las etiqueta funcionan mejor. La ausencia de debate es la muerte de la democracia, su crisis. Estas tendencias a la simplificación, a la polarización emotiva, a la negación de la verdad fortalecen los discursos más radicales.
Es obvio que el G3 está pegado contra la pared. No saben que hacer. Mientras, Maria Corina vende la “fuerza”, el “coraje” como sus principales argumentos, Rósales calla y Capriles entra en un proceso de reflexión público sobre sus actuaciones políticas del pasado que lo hace ver débil al lado de Maria Corina. El macho alfa es la Señora Machado.
La única manera de convencer al país de que este nuevo episodio de la guerra entre izquierda y derecha criolla no tiene sentido, es discutiendo. Convenciendo con los argumentos más justos a la opinión pública de confiar en el camino del voto. Con contenidos que expresen las necesidades de la gente y no los egos o miserias de los políticos.
Puede que alguna gente no tenga idea para donde va el asunto. Pero, en el mundillo de lo político todos saben cuál es el guion de esta película, ya la hemos visto muchas veces y es predecible.
A varios amigos les molesta mi terquedad, la insistencia en oponerme a los radicales sin medias tintas. Es algo que he venido pensando desde hace mucho tiempo. Digamos que parte de la reflexión que me ha llevado a cambiar de manera tan contrastante a lo que fueron mis discursos anteriores. El país no solo ha cambiado, he llegado a la conclusión de actuar con firmeza y salirme de esta arena movediza que significan estas posturas tan extremas, tan cerradas y que constituyen la teoría que nos ha llevado fracasar todos estos años.
Hay que moverse hacia el centro y encontrase con la mayoría del país que se encuentra luchando por sobrevivir. Según Luis Vicente León, en la más reciente encuesta de Datanalisis que todavía no ha salido a la calle, el rechazo a la política subió a 76%. ¿Entonces como es que la Margarer Thatcher criolla es un sentimiento arrollador en el país ?
Chats 5. Hace unos días
Queridos amigos, que bueno que tratemos el tema. No coincido con quienes sostienes que el Gobierno es lo peor y eso es lo más importante, lo que concluyente, lo que debería definir nuestras actuaciones.
Aquí hay varios responsables de lo ocurrido, de nuestra tragedia de hoy. No solo hay un responsable. La confrontación de Chávez la compraron los extremistas. La hicieron suya y eso los hace parte del problema.
Cuando se piden sanciones, la política es generar más crisis, aislar al país y paralizar nuestra economía para que un golpe militar, un factor externo acabe con el Gobierno, la culpa es compartida. Hay unas responsabilidades que no se pueden tapar bajo el argumento de que Maduro es lo peor. No es un una ligereza cuando Donald Trump dice que venían por el petróleo y ese era el principal objetivo de su política al respaldar al interinato
Esa confesión pone a todos los que respaldaron a Guiadó en la obligación de pensar en voz alta, de fijar posición frente a semejante declaración. También deberían explicar las denuncias de corrupción que envuelven los activos de Venezuela en el exterior.
La soberanía es un tema fundamental. Ciertamente el Gobierno de Maduro no ha resuelto los problemas más importantes de los venezolanos. Pero, no se trata de escoger entre lo menos malo, en responder a quién quieres más a mamá o a papá. La oposición radical ha sido insensible frente a los dramas de la gente. Se ha concentrado en el tema del poder y no en la construcción de una mayoría que encause el rechazo al Gobierno y lo convierta en votos.
Los radicales se comportan muy parecido al oficialismo en lo interno del universo opositor. Actúan sin que les importe la gente, no consulta ni explica nada. Recordemos una carta firmada por 72 diputados de la AN 2015 en la que pedían a Guaidó discutiera con la Asamblea sus planes y nos los impusiera sin debatir.
No olvidemos que el plan que acabó con la dirección de Ramón Guillermo Aveledo en la MUD fue una estrategia para imponer la salida 1 y la formación de un liderazgo distinto al de Henrique Capriles. Fue por esa vía que aprecio el G4 y a la larga el G2. Fue una imposición por la vía de los hechos y de la fuerza. Una conspiración que en nada tenía ver con el país y sus expectativas.
La formulación del Interinato se hizo en Washington.
El embajador Story llamaba a los diputados y los amenazaba con quitarle la visa sino hacían esto o aquello. María Corina se dedicó a disputarle el liderazgo al G4 planteando políticas más extremas. Resumiendo, hay en el discurso radical unas culpas que no se pueden ocultar. Unos errores repetidos que ameritan una importante reflexión porque siguen ocurriendo las mismas cosas como si no hubiera pasado nada.
Nosotros, mis queridos amigos, tenemos una vida con unos principios, con unas ideas base que le dan sentido a todo lo que hemos hecho. No se trata de volvernos trumpcistas porque Maduro es comunistas y dejar de pelear por los más pobres para que no nos etiqueten como izquierda.
De reaccionar con odio frente a odio oficial y caer en los chantajes de liderazgos como el Leopoldo Lopez donde lo ideológico es lo único que importa. ¿Y las colas de la gasolina, la fallas de luz y el agua qué?
No coincido con esta revolución conservadora con su visión asfixiante del Estado y con su comprobada ineficacia en el manejo de la función pública. Igual con los radicales y sus discursos de odio e intolerancia. Como será la cosa que Henrique Capriles declaró en estos días que en la oposición ha apreciado un numeroso grupo de seguidores de Donald Trump.
No es un tema ni siquiera local este asunto de lo verdadero y de lo falso. De lo simple y lo diverso. La democracia esta crisis en todo el planeta y la tendencia en dividir a los seres humanos en derecha y en izquierda se ha puesto de moda por todos lados.
La necesidad de un debate público con estos extremistas atrincherados en las redes es decisivo. El radicalismo de izquierda y derecha, al final termina siendo parte del mismo cuento. Hace falta una reflexión política que se reencuentre con la diversidad y el sentido de lo justo, con lo humano y necesario.
Creo qué hay que hacer como el MAS cuando se separó del partido comunista. Lo mismo que Betancourt cuando escogió un camino distinto a los dogmas marxistas y planeó un plan de desarrollo parecido a las necesidades de los venezolanos y a su idiosincrasia.
Es el debate sobre nuestras diferencia la que pueda abrirle camino al país. Hasta ahora ha fracaso la intención del Centro Cartet, la OEA, el Vaticano o los noruegos tratando de ubicar que nos une. El reconocimiento a la diversidad es lo que no puede traer estabilidad, no este silencio, está complicidad con unas ideas que no forman parte del discurso democrático. Son su negación, la colonización de la sociedad de los socialistas criollos y la hegemonía autoritaria propuesta por el liderazgos de los extremistas no son la salida, más bien el problema.
Es una emoción positiva, una reflexión amplia, nueva, de la paz y no la guerra la que le puede abrir camino al país. Los hippies no eran nada más que unos drogos come flor. Sus posturas, su coherencia, sus luchas y consignas ayudaron a cambiar el mundo. Mandela o Ghandi no eran débiles o carecían de “coraje”. Hay un fondo en todo esta discusión y hay que ponerlo en primer plano. A quién más le conviene la polarización es al oficialismo, puede cohesionarse internamente y culpar a la derecha de sus errores otra vez.
Chats 6. Ayer
En la teoría del juego por lo general no hay solo dos competidores.
Hay varios, muchos, todo depende de los escenarios.
¿Puede un jugador aliarse con otros para vencer a un competidor en particular?. Rómulo Bentancourt, por ejemplo, cuando regresó del exilio se encontró con 3 grupos que lo adversaban dentro del partido, estaba en franca minoría dentro del CEN.
Primero se sacudió el MIR, después se alió con Prieto y Paz Galarraga para quitarse de encima a Ramos Giménez. Después acabo estos dos que terminaron fundando el MEP.
Ninguno de estos grupos era un enemigo externo. Habían peleado juntos contra la dictadura, pero la visión sobre el porvenir, el qué hacer según decía Lenin, planteaba un tipo de políticas distintas a las que representaban estos sectores. Betancourt no dudó en romper con ellos. En 1968 la división le costó a los adecos el poder. Caldera le ganó a Gonzalo Barrios por apenas 30 mil votos. Prieto sacó casi 800 mil votos.
En la división del PCV confluyeron varias tenencias. Maniero no quería que Pompeyo y los suyos formaran parte del nuevo partido y por eso monto tienda aparte, la Causa R.
Cuando Teodoro Petkoff le planteo a Pompeyo Márquez la división del PCV hubo un intenso michas dudas. Pompeyo me llegó a decir que él no estuvo muy convencido de abandonar el viejo partido y que la decisión le costo un mundo. Ambos fundaron el MAS y lo abandonaron muchos años después cuando lo mayoría de los militantes naranjas apoyaron a Chávez.
No hay un esquema rígido para resolver, cuando teniendo un mismo adversario, las diferencias internas plantean si hay que andar juntos o separados con otros factores que coinciden en el mismo objetivo.
Cuando lo que nos une es el enemigo, la unidad es frágil. Se trata de muchos sacrificios que, sin tolerancia, sin diplomacia, son difíciles de llevar. Si no hay respeto o se comparte la toma de decisiones, la unidad es una mentira que se desbarata por quítame está pajita.
En nuestro caso, el radicalismo no trata a la oposición democrática con ningún cariño. Cada vez que les ha toca dirigir la política, excluyen e ignoran a quienes tienen posiciones distintas a las suyas. No consultan nada. ¿A quien le consultó Guaidó su juramentación como “Presidente Interino”? La oposición radical actúa como el Gobierno, son ambos “hegemónicos”.
Cuando hemos ido a elecciones, hemos avanzado siempre. Luego, vienen los extremistas y con la poca o mucha fuerza que acumulamos, nos conducen a las salidas de fuerza.
Pierden y volvemos a una especie de rutina muy esquizofrénica. Como un perro que da vueltas mordiéndose la cola.
Mis queridos amigos, yo también, de vivir muchos años, he llegado a la conclusión de que esas dinámicas no tiene ningún sentido mantenerlas.
Son como algunos noviazgos, esas mujeres que cuando uno apenas las ve se vuelve loco. Con los años se aprende a decirle no a la aventura. En el álbum de recuerdos que es la vida, ya uno tiene esa barajita y hasta repetida. Se sabe que esa relación va a terminar en un conflicto apenas con el olfato y se evita.
Eso del mal menor, nos ha puesto a mantener una relación que no solo es desigual, donde no hay respeto, que es ofensiva y a la vez humillante. Tampoco nos ha llevado al éxito.
Hay veces en que hay que divorciarse aunque duela. Las relaciones se vuelven tóxicas. Ha llegado la hora de separarnos del radicalismo, debemos intentar un final distinto al que presagia María Corina para el 2024. Hay que intentar avanzar y no volver a los discursos de guerra o a la abstención.
Por donde ella va, no hay ninguna posibilidad de victoria. La mayoría no está en ese mundillo que se masturba en sus propias mentiras y equivocaciones.
El 76% quiere una política diferente, no la repetición de los mismos discursos erráticos, vacíos de contenido de todos estos años. Bajo ningún concepto hay que seguir la ruta del fracaso.
No voy a argumentar las diferencias que tenemos con Maduro. Coincidimos en que hacia ese lado no hay nada que buscar. La revolución ha significado un retroceso en lo que se refiere a los valores democráticos. Es peor remedio que la enfermedad, pero los radicales de la oposición son un carrito chocón que se golpea una y otra vez contra la misma pared. Han terminado por favorecer al gobierno cada vez que meten la pata y eso es a cada rato.
Es preferible arriesgarnos a coger hacia otro camino que seguir en caída libre por el barranco. Creo firmemente que podemos armar un juego donde el argumento no sea la guerra, la extinción de unos o de otros. Se trata de conseguir una convocatoria más amplio y apuntándole al 76%, a la mayoría popular descontenta, conseguir un acuerdo, sin exclusión, que le permita a los venezolanos salir del estancamiento y volver a soñar con una vida mejor.