(20 de octubre del 2022. El Venezolano).- “Las personas podrían aprender de sus errores si no estuvieran tan ocupadas negándolos.” Carl G. Jung
Por Neuro J. Villalobos Rincón
A pesar de que lo que está en juego es el destino de la Patria, y con él, nuestra libertad, no terminamos de aprender y continuamos irresponsablemente regando culpas entre unos y otros, dándole rienda suelta a nuestras propias ambiciones.
Así andamos, seguimos demostrando tener una enorme capacidad para la distracción, haciéndola confundir con ocupación. Estamos más pendientes de lo que hacemos mal entre nosotros mismos, para criticarnos, que lo que hace el adversario para hundirnos en el tremedal del odio y la desesperanza. Peor aún, seguimos enfrascados como en el planteamiento de Martin Gardner, en una discusión semejante a la de si Adán y Eva tenían ombligo.
Los irresponsables -sépanlo o no- decía Borges, son los enemigos viscerales de la libertad. Con ellos y con los distraídos el destino será implacable y hasta despiadado; y ése es el castigo que se merecen por la actitud que han mantenido durante el ya largo período que nos ha tocado sufrir en los 23 años en los que hemos soportado las bárbaras arremetidas de la delincuencia política asida al poder. Le seguimos dando la razón a Antonio Machado, quien expresó que “ es propio de aquellos con mentes estrechas, embestir contra todo aquello que no les cabe en la cabeza.”
Mientras nos miramos el ombligo nuestro y buscamos afanosos el ombligo de Adán y el de Eva, el futuro de la democracia y de la libertad se nos escurre por los desaguaderos de la corrupción; por la mengua y acorralamiento de las libertades, por la eliminación del Estado de Derecho y por la inoculación de un discurso al pueblo según el cual la iglesia católica es un tumor, los sacerdotes unos diablos con sotanas y sus adversarios son escuálidos y vendepatrias con los cuales hay que acabar.
Ante esa espantosa realidad que nos estremece, no podemos continuar con la incertidumbre de seguir a quienes se mantienen fieles a sus conveniencias o a aquellos que enarbolan sus principios, valores y convicciones. La selección es obvia, pero hay que tener mucho coraje para enfrentar las adversidades, la incertidumbre, el desánimo, la insensatez y el miedo que han calado muy profundo.
Sabemos que existe temor a perder o no conseguir trabajo, a perder las dádivas comprometedoras que es el fin último de las misiones, a aparecer en nuevas listas denigrantes, a la parcialización de la justicia, a la ideologización de la educación, a la pérdida de la propiedad y del voto, a la prédica bélica y consecuente militarización. Temor a todo lo que significa la imposición de un régimen dictatorial en un país.
De allí la necesidad de reaccionar con responsabilidad y coraje tal como lo advirtiera Pericles “el secreto de la felicidad es la libertad y el secreto de la libertad es el coraje”. Para ser libre hay que asumir responsabilidades. La reflexión, la autoconciencia nos debe ayudar a disipar nuestra indecisión para poder pasar a la acción. Dice Paulo Coelho que cuando alguien encuentra su camino, no puede tener miedo “tiene que tener el coraje suficiente para dar pasos errados. Las decepciones, las derrotas, el desánimo, son herramientas que Dios utiliza para mostrar el camino.”
Reconstruir la Patria requiere sensatez y nuestro mayor esfuerzo, ese esfuerzo nos exige amanecer sin dolores, sin rencores, sin traumas, sin decepciones a cuesta, y sin miedos, para colocarnos a la altura de cumplir con las tareas inconclusas con mayor responsabilidad como ciudadanos y como personas de bien.