(07 de diciembre del 2022. El Venezolano).- ¿Es Nicolás Maduro otro Juan Vicente Gómez ?
Por Carlos Ramirez López
Nicolás Maduro Moros lleva 9 años ejerciendo dictatorialmente el poder absoluto en Venezuela y todo indica que lo seguirá haciendo por bastante más tiempo pues la oposición -entre otros desatinos- ha mantenido una equivocada percepción sobre la capacidad del individuo para sortear obstáculos y mantenerse en el poder. Obviamente se ha desatendido uno de los más importantes principios de los diseñados por Sun Tzu en “El Arte de la Guerra” como es valorar la capacidad del enemigo en su justa dimensión. Lo han subestimado, tanto que unos de los antes más fuertes pilares de la oposición, Henry Ramos, el 5 de enero de 2016 cuando estaba en el trance de posicionarse como presidente de la Asamblea Nacional estimó que en seis meses tendrían una opción democrática y electoral para echarlo del poder. VER: https://youtu.be/7HymKY5wXYk
Para comenzar este análisis en primer lugar está el tema de la unidad de acción. “El bruto Maduro” ha trabajado y logrado cohesión en su grupo, mantiene un mando único, en cambio, la “inteligente oposición” nunca ha podido lograr eso, se desempeña en una anárquica y mortal dispersión.
Las burlitas opositoras tienen a Maduro de protagonista aparejándolo a un asno, y es que el tipo en su hablar da pie para eso, pero es obvio que lo hace a propósito, hace creer que no tiene capacidad para enfrentar la problemática del país, pero resulta todo lo contrario, parece que los brutos somos los que estamos de este lado de la acera. Por este camino vamos a la repetición del caso de Juan Vicente Gómez quien gobernó por casi treinta años bajo chanzas opositoras que lo tildaban de bruto.
Maduro tuvo la visión para hacerse la pieza más importante para Chávez, tanto que cuando éste ya presagiaba su propia muerte lo designó como su sucesor y lo hizo sin titubeos, en una alocución televisada en presencia de su cúpula en el poder y con Diosdado Cabello, el competidor, sentado al lado dejándolo aturdido y con un freno infranqueable. Fue “su legado final” en aquella alocución que cerró con un llamado: “Elijan a Nicolás Maduro”. Esto dijo: “Si algo ocurriera, que a mí me inhabilite para continuar al frente de la presidencia de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro no sólo en esa situación debe concluir como manda la constitución el período, sino que mi opinión firme y plena, irrevocable, absoluta, total es que en ese escenario, que obligaría a convocar a elecciones presidenciales, ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente de la República”. Sin duda aquello no fue una ocurrencia intempestiva sino el producto de su observación por años del trabajo de hormiguita del “bruto Maduro” con lo que logró despuntar entre tantos otros que peregrinaban tras el “líder supremo” desde antes, durante y después de aquel malhadado 4 de febrero. VER ALOCUCIÓN: https://youtu.be/6vv2bXi-eOM
LA TRAMA. Me he puesto a detallar la ruta que ha seguido Maduro hacia el poder y me doy cuenta de la laboriosa actividad que desarrolló para llegar donde está, todo un cuidadoso tejido político-judicial-administrativo-militar que echa por tierra la subestimación sobre la capacidad intelectual de Maduro, equivocada valoración que no ha permitido elaborar ni sostener una receta apropiada para restituir en nuestro país la democracia, la libertad.
HISTORIAL. Maduro trabajaba como chofer del Metro de Caracas hasta que en 1993 le puso el ojo a Chávez a raíz de su intentona golpista y se fue a visitarlo en la cárcel de Yare, allí comenzó una relación entre ambos que se fue solidificando con el tiempo producto de la cual, en noviembre de 1998 resultó elegido diputado al Congreso donde fungió como presidente de la fracción del MVR en la Cámara de Diputados. De inmediato sobrevino la vorágine constituyente en el cual se hizo de una curul en la ANC, de allí pasó a integrar la Asamblea Nacional, y cinco años después se hizo de la presidencia del organismo. Al poco tiempo puso a su mujer Cilia Flores en ese puesto con lo cual mantuvo control sobre la institución parlamentaria y además pasó a ocupar nada menos que el cargo de Canciller de la República, cargo que ejerció durante la temporada de mayor esplendor del gobierno de Hugo Chávez codeándose con las más altas esferas de la política internacional. De allí siguió en ascenso hasta que fue nombrado vicepresidente de la República.
Estando Maduro en ejercicio del segundo puesto más importante del gobierno le sobrevino a Chávez el cáncer por el que se fue a tratar en Cuba dejando a cargo a su pupilo quien se manejó discretamente mientras planificaba quedarse con el poder total en medio del maremágnum que se formó entre la jauría de Miraflores. Sin duda que fue Maduro como vicepresidente quien armó todo aquel tinglado de falsos decretos y órdenes que aparecían como firmados por el moribundo presidente desde La Habana.
La imposibilidad de que Chávez siguiera ejerciendo la presidencia planteaba dos escenarios establecidos en la constitución, uno era el declarar ausencia temporal ante la cual correspondería asumir como encargado al vicepresidente Maduro (artículo 234 CRBV), lo otro es el caso de la falta absoluta en cuyo caso debería haberse encargado el presidente de la Asamblea Nacional que entonces ejercía Diosdado Cabello (artículo 233 CRBV).
Maduro no se apresuró, nunca quiso que se declarara la ausencia temporal de Chávez tampoco quiso asumir como “presidente encargado” que era lo que en verdad le correspondía por mandato constitucional pues él sabía que el cáncer que padecía Chávez era mortal, que no se podría recuperar, pero estando como encargado por ausencia temporal no podría luego pasar a ocupar la presidencia por ausencia absoluta (muerte) del presidente y tendría que ceder la oportunidad a Cabello. Maduro entonces tenía ante sí el gran reto que consistía en quedarse en el puesto cerrándole a éste el paso sin aparecer violando la constitución, y lo hizo, puso a funcionar a su favor al sistema judicial mediante la elaboración de una fórmula jurídica que le diera fundamento a su toma del poder total echando a un lado a su competidor
LA SOLUCIÓN: UNA SENTENCIA DEL TSJ. A continuación transcribiré la clara explicación dada por el Dr. Brewer Carías a este problema jurídico y la solución que le buscaron para cerrar el paso a Cabello para beneficio del “bruto Maduro”:
“La Sala Constitucional consideró que en virtud de que el Presidente Hugo Chávez había sido reelecto Presidente para el período 2013–2019 terminando ese mismo día su período constitucional anterior (2007–2013), y que como eventualmente podría prestar dicho juramento posteriormente ante el propio Tribunal Supremo, entonces no podía considerarse que en ese día de terminación del período constitucional 2007–2013, por su ausencia, ‘que el gobierno queda ipso facto inexistente,’ resolviendo entonces que: ‘el Poder Ejecutivo (constituido por el Presidente, el Vicepresidente, los Ministros y demás órganos y funcionarios de la Administración) seguirá́ ejerciendo cabalmente sus funciones con fundamento en el principio de la continuidad administrativa,’ por supuesto, hasta que se juramentase y tomase posesión de su cargo ante el propio Tribunal.”…“Fue conforme a esa sentencia, entonces, el Tribunal por una parte, decidió́ que el Presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello no debía encargarse de la Presidencia de la República, tal como le correspondía conforme al principio democrático y que exigía la aplicación analógica de la norma que regula la falta absoluta del Presidente antes de su toma de posesión (art. 233); por la otra, aseguró la continuidad en el ejercicio de su cargo del Presidente de la República reelecto a pesar de estar postrado en una cama de hospital; y finalmente, decidió́ que el Vicepresidente Maduro a partir del 10 de enero de 2013 continuaría en ejercicio del cargo de Vicepresidente Ejecutivo.”
MADURO DIO UN GOLPE DE ESTADO CONTRA DIOSDADO CABELLO. Quizás con Cabello le habría ido peor al país, pero jurídicamente hablando, técnicamente hablando, esa sentencia constituyó un golpe de estado disfrazado de legalidad y concertado entre “el bruto Maduro” y aquel TSJ.
Así cerró esta exposición el Dr. Brewer Carías: “Fue conforme a esa sentencia, entonces, el Tribunal por una parte, decidió́ que el Presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello no debía encargarse de la Presidencia de la República, tal como le correspondía conforme al principio democrático y que exigía la aplicación analógica de la norma que regula la falta absoluta del Presidente antes de su toma de posesión (art. 233); por la otra, aseguró la continuidad en el ejercicio de su cargo del Presidente de la República reelecto a pesar de estar postrado en una cama de hospital; y finalmente, decidió́ que el Vicepresidente Maduro a partir del 10 de enero de 2013 continuaría en ejercicio del cargo de Vicepresidente Ejecutivo. Consolidó así́ el Tribunal Supremo la usurpación de la voluntad popular, imponiéndole a los venezolanos un gobierno de hecho a cargo de funcionarios no electos, el Vicepresidente y los Ministros, que habían sido designados por el Presidente Chávez en el período constitucional anterior (2007–2013), y quienes continuaron ejerciendo sus cargos, situación que conforme a la sentencia de la Sala Constitucional debía permanecer hasta que el Presidente se juramentara. Esto último, ya evidentemente era una falacia pues, sin duda, para ese momento, todo el gobierno ya debía saber sobre la condición de salud del Presidente y la imposibilidad que ya habría de que efectivamente se pudiera juramentar y tomar posesión de su cargo.” https://allanbrewercarias.com/wp-content/uploads/2013/03/96.-CRÓNICAS-CONSTITUCIONALES-XIII.-8-3-2013-1.-Brewer.-Sobre-la-conslidación-de-un-gobierno-de-sucesión-presidencial.pdf
Como corolario tenemos que “el bruto” Nicolás Maduro Moros se hizo presidente, no por voluntad popular, sino por sentencia del TSJ la cual visualizó y trabajó muy anticipadamente.
ELIMINÓ OTRO OBSTÁCULO. Y recordemos que también de la misma manera, por una sentencia de ese mismo TSJ, “el bruto Maduro” habiendo nacido en Colombia se hizo ciudadano venezolano “por nacimiento” con lo cual se consolidó en el cargo presidencial inconstitucionalmente obtenido, con lo cual eliminó la posibilidad de ser destituido en razón de su falta de nacionalidad.
En efecto, “el bruto Maduro” utilizó a la sala constitucional para que esta cerrara de un portazo toda disquisición sobre el tema de su nacionalidad colombiana. En fecha 28 de octubre de 2016 se dictó el fallo 907 que dictaminó su venezolanidad, fallo atropellado, emitido solo a nueve días después de que un grupo de diputados instaron investigar el tema de la nacionalidad colombiana que aparece comprobada en abundante prueba documental que se esgrimía. La susodicha sentencia producida con gran celeridad estableció que ese asunto era “de mero derecho” con lo cual excluyó la posibilidad de discutir sobre dicha documentación, y seguidamente se pronunció “Que el presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, es, en efecto, ciudadano por nacimiento que no posee otra nacionalidad”.
Detalles:
Actualmente vamos por el mismo camino de no valorar en su justa medida la capacidad de maniobra de quien apunta a perpetuarse en el poder como se avizora con esa elaborada programación de diálogos, de dividirnos, de suavizar hasta eliminar sanciones internacionales, de mantener su estructura mafiosa dentro y fuera del país, de rescatar a integrantes de su banda que caigan presos. “El bruto Maduro” va por el mismo camino del “bruto Juan Vicente Gómez” a quien solo la muerte por vejez lo sacó de la presidencia de Venezuela a la que tiranizó por casi treinta años.