(29 de agosto del 2020. El Venezolano).- El analista político Jesús Seguías confirmó que en las propuestas de Donald Trump y Joe Biden, no está la acción militar para sacar al régimen de Nicolás Maduro.
Es una sólida política bipartidista. Nadie en la oposición debe llamarse a engaños al respecto. Y quien lo haga está contribuyendo de manera consciente a incrementar la frustración, la desesperanza, la impotencia en los venezolanos, amén de la prolongación de la agonía de la nación.
A continuación análisis completo
Micro Análisis / Jesús Seguías
Donald Trump aceptó formalmente ser el candidato presidencial a la reelección por el Partido Republicano. Habló de sus éxitos en política internacional. Hablo de la OTAN, de China, de Irán, de ISIS, de Israel. Pero ni una sola palabra dijo acerca de Venezuela ¿Es que Venezuela ya no es un caso de éxito en su política exterior? Peor aún, tampoco dijo ni una sola palabra sobre America Latina ¿Por qué?
Trump también resaltó que con él se acabaron las aventuras militares internacionales de los Estados Unidos, que él como presidente no sacrificará en vano vidas de estadounidenses, que seguirá construyendo el muro con México para evitar a los inmigrantes criminales (única mención a América Latina).
Si en algo coinciden plenamente los candidatos Biden y Trump es que la opción militar está descartada para el caso Venezuela. Es una sólida política bipartidista. Nadie en la oposición debe llamarse a engaños al respecto. Y quien lo haga está contribuyendo de manera consciente a incrementar la frustración, la desesperanza, la impotencia en los venezolanos, amén de la prolongación de la agonía de la nación.
Si Trump tuviese intenciones de hacer “algo especial” en Venezuela antes de las elecciones (además de profundizar las sanciones), lo más lógico es que hubiese mencionado expresamente el caso venezolano para ir abonando el terreno en la opinión pública estadounidense. Pero no lo hizo ¿Error? ¿Olvido, teniendo dos telepromter frente a sí? ¿O fue una decisión bien pensada?
5 Cualquiera que haya sido la razón por la cual Venezuela fue excluida del discurso (y no sabemos si también fue excluida de la narrativa electoral) obliga a los líderes de la oposición venezolana a sopesar muy bien sus próximas decisiones. Definitivamente, algo está ocurriendo en la Casa Blanca…(el único poder de coacción duro que le queda a la oposición frente al gobierno de Nicolás Maduro).
La Casa Blanca y los altos dirigentes republicanos han dicho que el caso Venezuela deben resolverlo los venezolanos (en primera fila), y con apoyo de la comunidad internacional (en la segunda fila). Pero jamás al revés, tal como pretenden algunos dirigentes de oposición que ya decidieron tirar la toalla política bajo el argumento de que “solo una intervención militar internacional salvará a Venezuela”. O sea, ellos ya nada tienen que hacer por Venezuela. Es una opción respetable pero denota incompetencia, por decir lo menos.
Pues estos ya están informados en viva voz por parte de la comunidad internacional (y de los Estados Unidos en particular) que la opción militar no es una opción viable, ni aplica para el caso venezolano.
De manera que quedan dos caminos a la dirigencia opositora venezolana: renunciar a la lucha política y dedicarse a otros oficios, o proponerse a hacer política de verdad verdad. Dedicarse a hacer politica implica un esquema de acción diferente al que se ha practicado últimamente, donde se delegó (voluntaria o involuntariamente) toda la toma de decisiones a la Casa Blanca.
A partir de ahora, es obligatorio medir crudamente las fortalezas verdaderas con que se cuentan. Hay que buscar la ruta estratégica (quizás queda una sola) que genere menos bajas posibles, que permita detener la sangría, y que posibilite comenzar a acumular fuerzas de nuevo. Eso es lo que corresponde hacer con urgencia.
Asimismo, hay que establecer audaces políticas de alianzas (sin la inquisidora pipeta que mide a los opositores químicamente “puros”), pelear en los terrenos donde se es más fuerte (jamás en donde se es más débil), y aprovechar cuanta rendija vaya dejando un adversario que no es perfecto y que además está muy debilitado (pero no derrotado).
Es momento de mucha inteligencia política, de mucha sabiduría, dándole prioridad a la agenda que más preocupa a los venezolanos (la agenda política sólo preocupa al 16% de los venezolanos).
Después de hacer todo esto es cuando la tan anhelada unidad recobrará sentido. No antes. Hay que colocar a los caballos delante de la carreta. La unidad no es un fin en sí misma. Obedece a un propósito común. Entonces hay que definir el propósito primero. Hoy no hay un propósito claro y viable. Todos lo saben.
Seguramente los que quieren operar en el escenario donde no tienen ninguna fortaleza a su favor (la guerra por ejemplo) irán por su lado con vocación suicida. Esos personajes existen en todas partes. Aun hay cubanos soñando con una acción militar que derribe el gobierno comunista (y hasta viven de eso).
Y por otro lado irán los que quieren trabajar a partir de las únicas fortalezas verdaderas y propias que les quedan, conquistando aliados, acompañando a los venezolanos en su tragedia, buscando soluciones a las crisis (aún cuando eso implique acordarse con quien sea), partiendo de una premisa política fundamental: los intereses de los ciudadanos están por encima de los intereses particulares de los políticos. Eso se llama ejercer la Política.
Ah, por cierto, y antes que lo olvide: las imperfectas elecciones parlamentarias no servirán para solucionar las 5 megacrisis y estarán llenas de triquiñuelas. Quien sostenga lo contrario está engañando a los venezolanos.
Sin embargo, esas elecciones parlamentarias (y las que vengan) sí servirán para que miles de activistas opositores salgan a la calle a reencontrarse con un pueblo que esta sufriendo en extremo, sin orientación, sin liderazgo, sin esperanzas. Servirán también para construir liderazgos auténticos, para acompañar a la gente, para reconstruir las fuerzas políticas, y para decirle a los venezolanos que los políticos sí son útiles.
Es decir, cualquier proceso electoral que se avecine, además de servir para acumular poderes, será muy útil para EJERCER LA POLÍTICA. Justo eso es lo que exige la comunidad internacional a los dirigentes de oposición, especialmente aquellos que están paralizados y sin iniciativas políticas de ningún tipo, esperando que los extranjeros (que hoy están impactados gravemente por la crisis global de la pandemia) vengan a solucionar los problemas que los venezolanos hemos sido incapaces de resolver.
Quizás ese es el mensaje encriptado que envió Trump a los venezolanos al saber que el juego se le trancó sin tener más opciones sobre la mesa.
28 Agosto 2020
@jesusSeguias