(30 de julio del 2019. El Venezolano).- Atrás quedaron los suyos, Venezuela y el béisbol. Jesús no ha vuelto porque la debacle no termina, pero logró renacer para el deporte con otra bandera, la de un país que paradójicamente no bateaba.
Veintiún años. Lanzador derecho. País por el que compite en los Juegos Panamericanos de Lima-2019: Perú. Jesús, para no morir como beisbolista, se hizo peruano.
Como ocurre con atletas de Cuba, los venezolanos comienzan a migrar de bandera, forzados por la peor crisis económica y política en tiempos modernos.
Jesús Vargas, junto con sus paisanos José Herrera y Jonathan Farías, integra la selección de béisbol de Perú.
El país anfitrión se estrena en este deporte en los Panamericanos con el impulso de la diáspora venezolana, que solo en Perú está representada en 800.000 personas, la más grande después de la de Colombia.
“Para nadie es un secreto lo que pasa en Venezuela. Vine acá a trabajar para poder ayudar a mi familia en Venezuela. ¿Béisbol? Yo vine con otra mentalidad: trabajar, trabajar y trabajar”, dice Jesús a la AFP.
Liga de migrantes
Cinco meses después de arribar y emplearse como empaquetador en una panificadora, este lanzador nacido en Acarigua (oeste de Venezuela) vio por casualidad gente jugando pelota. No dudó.
“Empecé a entrenar en el Club AELU (Asociacón Estadio La Unión). Me vio un equipo y me preguntaron si quería jugar con ellos. Les dije que sí y entonces trabajaba entre semana y jugaba los fines de semana”, relató este aficionado del grandeliga venezolano Félix Hernández en la Villa Panamericana, acompañado por uno de sus compañeros.
“(Durante el juego), el mánager de la selección peruana me vio. Me dijo: ¿eres peruano? Le respondí: sí, soy nacionalizado (…). Así empecé y ahora estoy aquí representando al Perú”.