(27 de julio del 2020. El Venezolano).- El viernes el cuerpo del voluntario de la ONU Mario Paciolla, hallado muerto en Colombia a mediados de julio en circunstancias que aún están por esclarecer, llegó a Italia. Sin embargo, solo se trata del comienzo de la investigación del misterioso caso de este joven colaborador de la Misión de Verificación de Naciones Unidas en el país andino. Las autoridades italianas exigen esclarecer qué sucedió; su madre, Anna Motta, rechaza la versión de la policía colombiana, que atribuyó el fallecimiento a un suicidio; y sus amigos, conmocionados, lo recuerdan como un hombre alegre y educado. La muerte de Paciolla trajo al recuerdo un caso que dejó huella en Colombia: el de Giacomo Turra, muerto en Cartagena en 1995 bajo la custodia de la Policía, cuya investigación nunca fue resuelta totalmente. y también hay quien recuerda el de Giulio Regeni, asesinado en Egipto en 2016
Mario Paciolla, de 33 años, trabajaba en la zona de San Vicente del Caguán, en el sureño departamento del Caquetá -antes uno de los territorios de la extinta guerrilla de las FARC-, donde la delegación de Naciones Unidas evalúa el avance del proceso de paz al que llegó el Gobierno de Colombia con ese grupo insurgente hace cuatro años. El napolitano era uno de los 105 voluntarios que apoyan a los funcionarios de esa misión. En la mañana del 15 de julio, según varias fuentes consultadas en San Vicente, dos de sus compañeros pasaron a buscarlo a su casa, ubicada en el barrio Villa Ferro, de este municipio de 70.000 habitantes. El italiano- dijeron- no respondía a sus llamadas al celular, así que pidieron al dueño de la vivienda que les abriera la puerta. Ahí, uno de sus compañeros que entró a la casa encontró el cuerpo y se dio aviso a la Policía.
Lo que ocurrió en las horas y días previos a su muerte sigue siendo confuso y pocos quieren hablar del tema. La Misión de Paz emitió un escueto comunicado en el que lamentaba el fallecimiento de Paciolla. Anunciaba que se desarrolla una “investigación interna y sigue de cerca las investigaciones de la autoridades colombianas para determinar las causas del fallecimiento”. Su madre, le dijo al diario La Reppublica que su hijo “estaba aterrorizado: en los últimos seis días solo mostraba su preocupación y ansiedad por algo que había visto, entendido, intuido”.
El dueño de la vivienda cuenta que no escuchó ningún ruido extraño en la madrugada y que solo abrió la puerta a los compañeros del voluntario porque estaban preocupados y le aseguraron que tenían un viaje y Paciolla no respondía. Él lo recuerda como un muchacho “decente, educado y solitario”, que llevaba un año y tres meses viviendo en esa casa y que la última vez que conversaron fue dos días antes de la muerte mientras el napolitano fumaba un cigarrillo en el balcón y le dijo a su casero que se le había terminado el contrato y volvería a Italia, aunque no le informó cuándo ni por qué.
La madre de Paciolla ha aportado otros datos que serán claves para la investigación. “Solo sé que desde el viernes 10 de julio, la semana pasada [anterior a la muerte], mi hijo estaba en un estado de gran sufrimiento. Me dijo al pie de la letra: ‘Mamá, tengo que volver a Nápoles, me siento sucio, tengo que venir y mojarme en las aguas de Nápoles’”, narró la mujer a la prensa italiana y agregó que su hijo tuvo una discusión con sus jefes a quienes habló con “claridad”, por lo cual se había “metido en un lío”.
Del lado colombiano, la investigación está ahora en manos de la vicefiscal, Martha Janeth Mancera, quien de acuerdo con la Cancillería, “ha pedido explorar todas las hipótesis para asegurar que todos los recursos investigativos se empleen en este caso”
Con información de El País