(19 de noviembre del 2022. El Venezolano).- El 15 de noviembre pasado, cumpliría 107 años de vida, «el Cronista de la ciudad», Luis María Frómeta Pereira, o simplemente BILLO.
Por Dr Ricardo Campanella G.
Billo por lo inquieto, Billo porque lo comparaban al estribillo de una canción, Billo por lo cascarrabias como el tendero de la esquina de su natal dominicana.
Aquel niño dejado al cuidado de una tía, quien lo maltrataba y convirtió en el mandadero de esa casa, donde había un piano que nunca pudo acariciar, seria muchos años después, un gran musico dominicano que vino en una aventura musical a Venezuela quedándose para siempre.
Salió muy joven de Santo Domingo, en un diciembre de 1.937, a cumplir un contrato en Caracas y no regreso más.
No soportaba al dictador Chapita Trujillo y parte de su salida, era en el fondo, un tema político.
Fue un visionario de la música y con gran sentido comercial. Observador de las costumbres y de los acontecimientos rutinarios, políticos y sociales de aquella Caracas rural, de la década de los 30.
Se motivo y les hizo composiciones a ciudades, a personajes como Isidoro Cabrera, el cochero alcahuete de los amaneceres de Billo.
A la Capillita del Calvario, pidiendo en su canción por su recuperación, del abandono en que la encontró en una nostálgica visita.
Los sucesos cotidianos, políticos y sociales eran publicitados con sus composiciones.
El metro, el Mielero, la Autopista, el Brujo son ejemplo de sus crónicas musicales.
Hacedor de cantantes, en diferentes épocas, los más recientes de su tercera etapa musical, fueron Felipe Pirela y José Luis Rodríguez.
Billo le canto a Venezuela por más de 4 décadas; pero también a Colombia.
Tenía al socio musical, Francisco «Pacho» Galán Blanco, el hombre de la butifarra y Rey del merecumbé.
Pero también fue su socio comercial, cuando montaron la caseta Veracruz en los carnavales de Barranquilla en el año 1.964.
Decía Billo que nunca había ganado tanta plata como esa vez.
Los barranquilleros no bailaron. Se quedaban extasiados viendo a Cheo García, José Luis Rodríguez y a El maracucho Joe Urdaneta, quien posteriormente grabo con Paco Galán.
Pero Billo también tuvo su día amargo en los carnavales de Barranquilla, en 1.979.
En el festival de Orquestas donde se premia con el Congo de Oro a la mejor, Billo a pesar del reclamo del público, fue despojado del codiciado premio por su compatriota Renato Capriles y sus Melódicos.
El Maestro dominicano llamo a una rueda de prensa donde protesto arduamente al jurado calificador. Posteriormente le hizo una carta pública de protesta y consejos a su colega Capriles.
Consideraba su ingratitud porque incluso habían concursado en la voz de Manolo Monterrey con un tema de su autoría, como fue el chino Liwong.
Billo había arrasado con los temas de Estercita Forero en el festival.
El dominicano juro no volver a un festival de orquestas.
Luis María Frómeta siempre será recordado por los melómanos latinoamericanos.
Sus canciones inspiradas en orquestas de Cuba, donde estuvo asilado, así como sus creativos mosaicos, combinación de boleros, sones y guarachas, penetraron a los corazones de todos.
Hay una etapa no musical que muchos no conocen. La participación política en contra de la dictadura del sanguinario Rafael Trujillo.
Se asimilo al movimiento en Cuba para derrocar al dictador dominicano, comandado por Fidel Castro Ruz en el año 1.947.
La expedición Cayo Confites, donde participo como enfermero y técnico de comunicaciones, que consta en su relato diario que llevaba Billo y que su original conserva Charly Frómeta.
Diario escrito de su puño y letra y del cual tengo copia, cedida gentilmente por mi amigo Charly.
Episodios desagradables, como el veto musical del Sindicato de músicos de la época, siempre lo marcaron, como su denuncia de Bigamia que lo llevo a la cárcel. Pero quizás el narrado a Napoleón Bravo en una entrevista sobre el maltrato de su tía fue el que más lo marco.
Ese adolescente se convertiría más tarde en el personaje caraqueño prestado de Republica Dominicana. Billo nunca cambio su nacionalidad.
Ese es el mismo Billo, amigo y compadre de uno de los tantos matrimonios que tuvo el Flaco de Oro, Agustín Lara.
Billo en agradecimiento a su amistad le dedico varios temas de su autoría, incluso en mosaicos y en su reaparición, en el año 1.960 con el LP Paula, inaugurando su tercera república, quizás la más fructífera tanto en lo musical, personal y económica.
Aquellos fueron los días exitosos de Cheo, Felipe, El Puma y Memo Morales, sin demeritar a sus otros cantantes.
Enseño a bailar a los venezolanos y fue amigo de Luis Alfonzo Larraín y Renato Capriles, a pesar de los comentarios adversos.
Billo no ha muerto. Se mantiene vivo con su legado y su música, la cual está más viva en el próximo diciembre que nos espera.
Gracias Maestro por mantenernos unidos con su música.
Feliz cumpleaños.
Dr Ricardo Campanella G.
Medico Billologo