(19 de mayo del 2021. El Venezolano).- En menos de 24 horas Nicolás Maduro pasó de rechazar sin contemplaciones la posibilidad de sentarse a negociar el Acuerdo de Salvación Nacional que propuso el presidente interino, Juan Guaidó, a escribir en su cuenta de Twitter: “¡Estoy listo! Cuando quieran, donde quieran y como quieran, para reunirme con toda la oposición venezolana…”.
Escrito por Antonio de la Cruz
¿Quién o qué le hizo cambiar de opinión tan rápido? Es muy probable que hayan sido sus socios de la organización criminal trasnacional porque Diosdado Cabello –que se siente el segundo en la línea de sucesión de Hugo Chávez– se desmarcó y rechazó de una vez el llamado a negociaciones que puso sobre la mesa Guaidó el pasado 12 de abril.
No acepta que Maduro reconozca como interlocutor de la oposición democrática a Guaidó después de lo que ha sucedido durante el interinato. Además de acusarlo de intentos de magnicidio y de ser el responsable de la Operación Gedeón, lo responsabiliza de las sanciones estadounidenses impuestas a funcionarios del régimen que integran la organización criminal.
Podría pensarse que esta narrativa es otra estrategia del capitán del Ejército para obstaculizar de nuevo el diálogo, como lo ha hecho en anteriores ocasiones. Recordemos que en Estados Unidos se le relacionó con lo sucedido durante el viaje que realizó a Venezuela el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, el republicano Bob Corker, para mediar entre Washington y Caracas. Era octubre de 2018 y la visita coincidió con la muerte del concejal Fernando Albán, quien estaba detenido y dijeron en ese momento que se había lanzado del décimo piso del edificio del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional –casi tres años después admiten que “lo lanzaron”–. Corker salió corriendo de Venezuela y se cerraron las opciones en las que estaba trabajando para mejorar las relaciones de la Casa Blanca con Miraflores. ¿Casualidad?.
En esta oportunidad, Cabello se roba las instalaciones de El Nacional para sabotear un posible Acuerdo de Salvación Nacional. Sabe que este asalto va a generar un rechazo a la negociación por parte de las fuerzas democráticas: “Esto no tiene solución por esa vía”. “Diosdado Cabello es quien manda en Venezuela”. “Se sabía que en ellos [chavismo] no se puede confiar”.
El expresidente de la asamblea nacional constituyente reaccionó con la furia de un gato acorralado porque sabe que la información del ABC de España que reprodujo El Nacional es veraz.
Conocí al teniente de fragata Leamsy Salazar en 2015, cuando estaba recién llegado de Venezuela y recuerdo que lo publicado por el diario español fue muy bien documentado.
Salazar salió de Caracas con un archivo completo de las actividades ilícitas de Cabello para ser entregado a la DEA, Administración de Control de Drogas de Estados Unidos. Documentos a los que solo podía haber tenido acceso la cúpula de la inteligencia venezolana. Además, como Salazar había sido el jefe de seguridad del entonces presidente de la Asamblea Nacional (2012-2016), le permitía ahondar en detalles con sus testimonios.
En aquel entonces, se especulaba en los círculos de las agencias de inteligencia de Washington que el G-2 cubano era la fuente de la información de la carpeta entregada por Salazar. Porque la isla necesitaba reforzar la figura de Maduro como el único heredero del comandante eterno. Por lo tanto, había que destruir el liderazgo de Cabello dentro del PSUV y como interlocutor para una solución pos-Chávez, acusándolo “de narcotraficante” en Estados Unidos. Por esta razón, el hombre del mazo va contra El Nacional y La Patilla, que publicaron la noticia, para demostrarle a las bases del PSUV que era falso.
Meses más tarde seguirían intentando sacarlo del poder. Esta vez sería con la elección de la AN en 2015. En esta ocasión fue el Plan República que el 7 de diciembre en la noche no permitió el robo de los resultados por parte de los grupos paramilitares controlados por Cabello. La oposición unida logró alzarse con los comicios, desplazando a Cabello del Poder Legislativo.
Por ello, el robo de las instalaciones de El Nacional es la forma de demostrarle al ala radical del chavismo que sigue siendo el número dos del partido y que sin su participación no habrá negociación que valga. Es cuando Maduro sale con la lista de deseos solicitada por Cabello. La entrega de los fondos bloqueados en el extranjero y el control de la petrolera estatal Citgo, bajo la administración del interinato.
«Que rindan cuenta de todos los recursos que le ha entregado el gobierno de Estados Unidos para conspirar y regresen todas las cuentas bancarias, regresen la empresa Citgo y (la petroquímica) Monómeros a manos de las instituciones del Estado», dijo Maduro. Además, solicitó que se le reconozca como presidente de Venezuela, que se deje de llamar a intervenciones militares y rechaza ir a elección presidencial adelantada.
Esta lista de peticiones –Carta del Niño Jesús– y condiciones por parte de régimen chavomadurista colocan el posible diálogo en un alto grado de dificultad.
Será la excusa para salirse de la 14ª negociación. Lo que busca la organización criminal es que la oposición democrática se divida aún más luego del 29 de agosto (cuando ocurre el cierre de las postulaciones a gobernadores y alcaldes). Después de esa fecha será cuando Maduro le dé la patada a la mesa.
En ese momento, los candidatos inscritos no dejarían de participar en las elecciones regionales y municipales, aunque los negociadores del acuerdo resuelvan abstenerse por el fracaso del diálogo. Será demasiado tarde. El daño a la oposición democrática ya está hecho.
Las elecciones regionales y de alcaldías estarán en un momentum que permitiría a la organización criminal de Miraflores estar a punto de obtener la flexibilización de las sanciones económicas estadounidenses. Es lo que desean desesperadamente para lavar el dinero resultante de las actividades ilícitas desde marzo 2020, cuando Estados Unidos sancionó a las subsidiarias de Rosneft por vínculos con la estatal petrolera Pdvsa.
En conclusión, Maduro aceptó entrar en una nueva negociación para que en los próximos tres meses –postulación de los candidatos a regionales y municipales– el lobby internacional (España, UE, organizaciones estadounidenses, Grupo Internacional de Contacto, entre otros) logre convencer a la administración Biden de relajar las sanciones, su único objetivo. Además de destruir la legitimidad del interinato –reconocido por más de 50 países– con la recuperación de los activos que están bajo su custodia en el exterior y el encarcelamiento de los funcionarios del gobierno de Guaidó, al mejor estilo de Jeanine Áñez en Bolivia.
Si el interinato y el gobierno de Biden lo permiten, con el Acuerdo de Salvación Nacional Maduro logrará seguir siendo “el rey”. Las fuerzas democráticas deben estar vigilantes de cada paso que se dé en la negociación, para comunicar los avances y amenazas a los interesados –la confidencialidad jugará en contra del acuerdo–, además de proponer soluciones que sean realmente viables. No hay que perder de vista que no se trata de cualquier negociación, la contraparte no es otra cosa que una organización criminal trasnacional.