(03 de agosto del 2021. El Venezolano).- La protección de la propia salud suele ser un motivo importante para llevar voluntariamente una mascarilla durante la pandemia. Sin embargo, para los más jóvenes el deseo de proteger a los demás juega un papel decisivo en su decisión de llevar una mascarilla, según un estudio publicado en ‘PLOS ONE’ por un equipo interdisciplinar de economistas y científicos del comportamiento y la salud de Alemania y Suiza, basado en una encuesta realizada a empleados de dos hospitales suizos.
Los resultados del estudio sugieren que las campañas de salud pública se beneficiarían de estrategias de comunicación específicas, tanto en el contexto del uso de mascarillas durante la pandemia de COVID-19 como en el futuro.
Ante la persistencia de la pandemia de COVID-19, los gobiernos de todo el mundo han recomendado u ordenado el uso de mascarillas en espacios públicos, al menos temporalmente. Aunque los hallazgos científicos confirman que el uso de mascarillas salva vidas durante la pandemia, el apoyo del público a esta medida, así como la disposición a usar mascarillas, difieren ampliamente.
Para investigar qué motiva a las personas a llevar voluntariamente una mascarilla, los economistas e investigadores del comportamiento doctores Ankush Asri, Viola Asri, Baiba Renerte y el profesor Urs Fischbacher de la Universidad de Constanza, en Suiza, en colaboración con coautores del sector sanitario, realizaron una encuesta entre 840 empleados de dos hospitales suizos. Además de las preguntas sobre el comportamiento de uso de la máscara, se pidió a los participantes que autoevaluaran su comportamiento de riesgo y su altruismo.
En las primeras fases de la pandemia, el personal sanitario era un grupo adecuado para este estudio porque tenía buen acceso a las mascarillas, estaba acostumbrado a llevarlas y estaba bien informado sobre el coronavirus. «La uniformidad de estos factores prácticos, que también pueden influir en la decisión de llevar una mascarilla, nos permitió centrarnos en explorar otras posibles motivaciones entre los encuestados», explica la doctora Baiba Renerte.
La encuesta se llevó a cabo en junio y julio de 2020, después de que la primera oleada de infecciones de SARS-CoV-2 hubiera remitido en Suiza. Las regiones en las que se encuentran los dos hospitales tuvieron tasas de infección diferentes durante la primera ola de la pandemia: una tuvo tasas de casos más altas y la otra más bajas.
No obstante, en el momento de la encuesta se habían establecido las mismas disposiciones en ambas regiones: En el trabajo, era obligatorio que el personal de los hospitales llevara una mascarilla, mientras que el uso de una mascarilla en los espacios públicos era en gran medida voluntario.
«Nuestras encuestas muestran que la autoprotección es, en general, una motivación importante para llevar mascarillas«, informa el doctor Ankush Asri. Los resultados confirman, en efecto, que son más las personas que se describen a sí mismas como reacias al riesgo que llevan voluntariamente una mascarilla protectora que las que se describen a sí mismas como personas que asumen riesgos. En ambas regiones, los resultados fueron los mismos, independientemente del grado de afectación de cada región por la primera ola de la pandemia.
En un análisis más detallado de los datos de la encuesta, en el que se distinguió además entre los empleados menores y mayores de 45 años, los investigadores encontraron otra motivación importante. Entre los menores de 45 años de la región más afectada, existía una correlación entre el altruismo autocalificado y el comportamiento de uso de la máscara: Un mayor porcentaje de los empleados más jóvenes que se describían a sí mismos como altruistas dijeron llevar voluntariamente máscaras, en comparación con los que se consideraban menos altruistas.
«Interpretamos esta correlación de forma que la motivación central para llevar mascarillas en el caso de los empleados de mayor edad es evitar infectarse, ya que corren más riesgo de sufrir una infección grave. Los empleados más jóvenes, en cambio, pueden estar menos preocupados por infectarse a sí mismos que por infectar a alguien con mayor riesgo», ofrece la doctora Viola Asri como posible explicación de la observación.
Las diferencias en las motivaciones entre grupos de población, como las que se midieron aquí, podrían ser relevantes para las campañas de información destinadas a recomendar comportamientos relacionados con la salud al público en general, ya sea en el contexto de la pandemia de COVID-19 o en otras situaciones. Por consiguiente, deberían tenerse en cuenta, cuando se conozcan, para lograr el mayor impacto posible, concluyen los autores.