(09 de marzo del 2021. El Venezolano).- Un macabro espejo en el que deberían mirarse los responsables de los crímenes de lesa humanidad en Venezuela.
En uno de mis primeros viajes a la Corte Penal Internacional en La Haya (2004), tuve la ocasión de conocer a un Magistrado del Tribunal Penal para la ex Yugoslavia (TPIY), con quien entablé una agradable amistad, que me permitió conocer algunos entresijos de lo que se empezaba a decir acerca de la recién creada Corte Penal Internacional (CPI).
En una cena su casa a la que fui invitado y a la que también asistieron algunos periodistas que cubrían la CPI, escuche el comentario de que ya en el TPIY se habían producido algunos suicidios de personas acusadas ante ese tribunal por la presunta comisión de graves crímenes de lesa humanidad o crímenes de guerra.
Era tal la presión a la que se veían sometidos los encausados a la hora de rendir cuentas por crímenes imprescriptibles, que ante la posibilidad de ser condenados a duras penas de presidio, optaban por quitarse la vida en sus celdas, cuando eran trasladados a tribunal, o incluso en la propia Sala del juicio.
Entre los que escogieron este trágico final están Milán Blabic, Slavko Dokmanovik, Zdravko Tolimir, Slodoban Praljak, Milán Kovachevich, Ljubisa Beara, Momir Talic, Milán Gvero, Mile Mrkic, hasta llegar a la cifra de 13 fallecidos, entre los que está Solodovan Milósevic, quien fue encontrado sin vida en su celda, supuestamente fallecido de un “ataque al corazón”.
El suicidio más dramático fue el de Slodoban Praljak, en la foto, quien optó por beber cianuro de un frasco pequeño que había introducido en la Sala, en el momento en que un Magistrado leía su condena a pasar 20 años de prisión, ante la atónita mirada de los presentes y de las cámaras que grabaron la escena. Esto ha obligado a que se tomen estrictas medidas que eviten, en lo posible, situaciones de tal naturaleza.
Los métodos que escogían para inmolarse eran el ahorcamiento, lanzarse al vacío en un descuido de los custodios, o bebiendo cianuro. Estas alternativas ya había sido usada por algunos criminales nazis, altos jerarcas que siguieron el camino de Adolf Hitler, Josseph Goebbels y Heinrich Himmler, cuando tuvieron que enfrentar a la justicia en Nuremberg. Entre ellos Herman Göring, con cianuro; Rudolf Hess, que se ahorcó; Johannes Blascowitz, se lanzó por un balcón, igual que Franz Böhme; Emil Huassmann, miembro de los “Escuadrones de la Muerte”, y algunos más.
Por eso, cuando la Misión Independiente de Determinación de los Hechos de la ONU reveló al mundo que en Venezuela se han cometido gravísimos crímenes de lesa humanidad, vino a mi mente aquella conversación de la cena, para recordar que el paso por La Haya tiene indudables riesgos para los responsables de dichos crímenes.
Sin embargo, la persistencia en mantener la deriva criminal del régimen, me hace pensar que a estos criminales poco les importa lo que les pueda pasar, con tal de disfrutar más tiempo en el poder sometiendo a todo un pueblo, del que más de 5 millones de personas han tenido que emigrar, huyendo del hambre y del terror, al punto de que para este 2021 se estima que la cifra llegue a 6 millones de desplazados forzosos, la más dramática de toda la historia americana.