(27 de julio del 2020. El Venezolano).- Es una época en que la nostalgia se manifiesta siempre, y mucho más cuando conversas con un profesional venezolano y recuerdas a ese país vibrante, alegre, próspero y lleno de oportunidades. Hoy Venezuela se cae a pedazos y mientras las hordas y las aves rapiñas siguen saqueando y alzando la voz, hace falta gritar más duro, para que el mundo sepa que hay venezolanos capaces y honestos, que están por todos lados del mundo, identificados por su talento y su trabajo. Por eso, hoy más que nunca es necesario presentar nuestra verdadera identidad, que no necesita un carnet sino el ejemplo de representar con orgullo una tierra bendita, y por eso hoy me refiero, con voz clara y precisa, al escritor y guionista Luis Zelkowicz.
En el momento que converso con Luis Zelkowicz está inmerso en una nueva súper serie y me cuenta que requiere de mucha investigación y detalles históricos, porque la trama acontece en pleno siglo XIX. Debido a que eso de revisar y escudriñar otras épocas es algo fascinante para ambos, y ya ese ejercicio nos dio la posibilidad de trabajar juntos en dos oportunidades; hoy me afinco en tiempo pasado para llevar adelante una conversación amena con un escritor, que es ejemplo, como muchos otros venezolanos, que apuestan a lo positivo y que contrasta con los resentidos que han malogrado a nuestro país hasta llevarlo a la ruina. Recurro a ese pasado, también, porque el éxito de cualquier profesional tiene unos inicios, que con respecto a Luis Zelkowicz, comenzaron en aquella Venezuela que era referente de producción de televisión en el mundo.
Comenzaban los años ochenta y ya Venezuela se había adelantado a otros países con telenovelas que cambiarían el género, como “Señora de Cárdenas”, “Silvia Rivas Divorciada y “La Hija de Juana Crespo”; producciones que se acercaban mucho más al día a día de los venezolanos y que dejaban atrás las estructuras clásicas y acartonadas. Sin embargo, Luis Zelkowicz, que todavía veía el género con cierta distancia, se mantenía inmerso en el mundo de la televisión, pero desde el análisis semiológico. Al poco tiempo, RCTV incluye a Zelkowicz en un grupo de jóvenes profesionales que luego realizarían uno de los proyectos de mayor orgullo para el país, “El Ciclo de Oro de Rómulo Gallegos”. En su caso particular, el ofrecimiento que le hizo RCTV, era para adaptar “El Análisis”, uno de los cuentos del reconocido escritor; un trabajo que le caía como anillo al dedo porque mezclaba lo intelectual con algo incuestionable como era el poder de la televisión. Es importante resaltar que “El Ciclo de Oro de Rómulo Gallegos” era parte de una estrategia de RCTV que ya se había iniciado con las telenovelas mencionadas y que terminó regalándole a esta empresa y a los venezolanos momentos de gran orgullo.
La estrategia de RCTV consistía en sumar a un grupo de hombres de teatro, historiadores, escritores, semiólogos, intelectuales consagrados, junto a una nueva generación, de la que Luis Zelkowicz comenzaba a formar parte, que, en vez de opinar con cierto desprecio hacia el género, aportaran todo su talento para renovarlo y repotenciarlo. Sin embargo, Zelkowicz me cuenta, con una gran sonrisa, que necesitó una razón más pragmática para aceptar trabajar como escritor de telenovelas y fue enterarse del costo de los pañales cuando nació su hija Emiliana; esa responsabilidad lo obligó a buscar la oportunidad que varias veces se había cruzado en el camino. Sin duda, eran los hilos del destino, que se mueven sin uno darse cuenta, y que lo empujó a comenzar un camino donde viviría muchas experiencias hasta alcanzar el éxito, pero no sin antes entender lo equivocado que estaba referente al género, como me comenta Zelkowicz: “Desde ese primer día entendí que estaba completamente errado ya que escribir telenovelas exigía mucha disciplina y para mi grata sorpresa era algo muy divertido. Ahora, puedo decir que todo lo que he podido lograr se lo debo al método de trabajo que comencé a aprender desde que formé parte del grupo de escritores de “Por amarte tanto”, una telenovela original de Vivel Nouel”.
Aparte del método y la disciplina de trabajo, donde tenían que escribir seis episodios a la semana, uno por día, de lunes a sábado, Zelkowicz me comenta que lo otro que le fascinó en su primera experiencia como dialoguista, era darse cuenta que nuestras producciones mezclaban mucho la realidad con la ficción; eran telenovelas que se apoyaban mucho en la cotidianidad del venezolano, y en eso, destaca Luis Zelkowicz, fuimos innovadores con respecto al género.
Luego de varios años de trabajo en Venezuela, en 1996 Luis Zelkowicz decide irse a trabajar a México, la meca de la telenovela latinoamericana, la industria más grande del continente y ahí lo esperaba “Nada Personal”; una telenovela que como él mismo expresa; “fue un parte aguas en la telenovela mexicana”, ya que por primera vez se le agregaba ese verismo que muchas veces trabajamos en Venezuela, y que los mexicanos en ese momento comenzaron a sentir cómo lo que sucedía en cada episodio era un reflejo de lo que pasaba en la cuadra de sus casas. Luis Zelcowicz, sin saberlo, participaba el nacimiento en términos de producción de Argos Televisión, una de las productoras más importantes de Latinoamérica, que contó en sus inicios con otros talentos venezolanos; María Auxiliadora Barrios, como productora, Hernán Vera como socio y productor y Alberto Barrera como head writer de “Nada Personal”, además de su gran amigo Ricardo García y el propio Luis Zelkowicz, entre otros.
Mucho tiempo antes de volar al norte, todavía en tierra mexicana, un nuevo aviso del destino le haría otro guiño, cuando en el primer capítulo de la telenovela “Demasiado Corazón”, la segunda que escribían para Argos, les tocó investigar sobre un personaje, que salió en el primer capítulo, llamado Amado Carrillo Fuentes; un narcotraficante mexicano que acababa de morir, pero que ya se decía que no estaba muerto y que se había hecho una cirugía facial para que nadie lo identificara. Esa investigación le serviría de mucho porque años después escribiría para NBC Telemundo, “El Señor de los Cielos”, que tiene como protagonista a Amado Carrillo; una súper serie que me dice era de sólo 80 episodios, pero el éxito fue tal que al final escribió siete temporadas y un total de unas 700 horas de programación. “El Señor de los Cielos”, producida por NBC Telemundo y escrita por Luis Zelcowicz, logró obtener muchos premios y reconocimientos, entre esos, un Emmy Internacional a la mejor serie de habla extranjera del año, además de unos niveles de audiencias records para el mercado hispano en los Estados Unidos.
En este negocio siempre es importante tener un éxito rotundo e internacional para pasar a formar parte de los consagrados y en esa carrera se la han pasado muchos escritores, muy buenos, excelentes, pero por esas razones siempre inexplicables no han contado con la gracia de la gente. Sin embargo, Luis Zelkowicz lo logró y es un premio para él, para el país donde se inició y que lo mira con orgullo, para su familia y por supuesto para la cadena NBC Telemundo, esta gran empresa que le ha abierto las puertas a muchos venezolanos.
El éxito de un venezolano, como Luis Zelkowicz, es siempre el logro de todo un país, mucho más uno como el nuestro, que necesita urgentemente verse en el espejo, con el buen ejemplo de los suyos, que hagan inspirar a tantos venezolanos que hoy se encuentran atrapados y desesperanzados en esos más de novecientos mil km2 de nuestra tierra; a no darse por vencidos, a seguir soñando que se pueden hacer cosas extraordinarias, y también a esa diáspora que busca las oportunidades fuera de Venezuela.
Los días de Luis Zekowicz trascurren con una rutina que comienza entre las 4 y 5 am, cuando todavía esta parte del mundo está a oscuras y sólo lo acompaña el ruido del silencio. Es en ese momento que se sienta a pensar, no sólo sobre el episodio por comenzar, sino cómo debe terminar ese capítulo, que es la tarea más exigente que tiene siempre un escritor de seriados. La disciplina y la rutina creativa siguen apenas sale el sol, con una pausa para hacer ejercicios y nuevamente a trabajar. Al terminar impregna siempre la casa con los buenos olores que salen desde su cocina; hay que decir que los amigos lo reconocemos como un gran chef, que siempre va con la alegría de compartir esa buena sazón que lo caracteriza, los días que hace una pausa, para luego continuar, con lo que más le gusta hacer en la vida que es escribir.
Luis Zelkowicz disfruta el éxito sabiendo también que es un negocio de memoria corta y entiende perfectamente que eso tiene sus implicaciones a las que se debe estar siempre preparado. Ahora lo más importante, según sus propias palabras, es sentir las mismas ganas desde que comenzó el ritual de tener que enfrentarse al papel o a la computadora vacía; por supuesto, con el mismo método de aquel primer día de trabajo, cuando aprendió que escribir telenovelas era realmente un gran oficio.
Para finalizar esta charla, como dije al principio muy amena, quiero resaltar lo que me expresó Luis Zelkowicz sobre el país y que sobre todo su primera frase hace eco en todos nosotros:
“No hay un día que no me levanté sin pensar en Venezuela; despierto y reviso las redes, busco en todos los portales de noticias, a ver si hay alguna información que me hablé del regreso a la democracia y de la ansiada libertad”.
“Yo entiendo que ese país de la nostalgia ya no está y que Venezuela nunca será la misma que me toco vivir, pero ahí hay un color, un sabor, un olor, un humor, una manera de verse y todo eso forma parte de mí. Por eso sueño con volver a escribir algo, tal vez un largometraje, que se pueda producir en esa nueva Venezuela y poner toda mi experiencia en una producción que tenga que ver conmigo y con mi tierra”.