(25 de marzo del 2020. El Venezolamo).- En un informe difundido en las últimas horas, la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) muestra cómo, sin el control y la censura impuesta por las autoridades del régimen chino, los medios locales hubieran podido informar a la ciudadanía -la principal víctima- mucho antes sobre la gravedad de epidemia de coronavirus, salvando así miles de vidas y evitando, quizás, la actual pandemia.
Por infobae.com
En un análisis publicado el 13 de marzo, los investigadores de la Universidad de Southampton sugieren que el número de casos de COVID-19 en China podría haberse reducido en un 86% si las primeras medidas, que se tomaron el 20 de enero, se hubieran implementado dos semanas antes. Basándose en lo ocurrido en los primeros días de la crisis, RSF pone de relieve que, sin el control y la censura impuestos por las autoridades, los medios chinos habrían informado al público mucho antes de la gravedad de la epidemia, salvando miles de vidas y, posiblemente, evitando la pandemia actual.
Por ejemplo, Beijing obligó a la red social WeChat -el WhatsApp chino controlado por el régimen- a suprimir palabras clave que aludían al brote de la gripe en momentos en que el gobierno informaba a la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la aparición neumonía de origen desconocido. En verdad, el origen ya había sido identificado. Las autoridades tardaron valiosas semanas en transmitir las informaciones sobre el nuevo virus y la importante cantidad de casos relacionados con el mercado de Wuhan. “Si las autoridades no hubieran ocultado a los medios la existencia de un brote epidémico vinculado a un mercado muy popular, el público habría dejado de visitar este lugar mucho antes de su cierre oficial, el 1 de enero”, señala RSF.
La censura fue tal que incluso tuvo como primeras víctimas a los médicos y enfermeros chinos que quisieron alertar a la población y a los responsables del sistema sanitario del régimen sobre un nuevo virus similar al SARS que aniquilaba de neumonía a las personas. Al reconocido caso del médico Li Wenliang, por ejemplo se suman los del doctor Lu Xiaohong, jefe de gastroenterología del Hospital de la Ciudad de Wuhan, quien desde el ¡25 de diciembre! podría haber hecho públicas sus sospechas de que el virus podía transmitirse entre humanos.
Prueba de que informar del peligro significaba exponerse a represalias del régimen, cinco días después el director del departamento de emergencias del Hospital Central de Wuhan, Ai Fen, alertó sobre un “coronavirus similar al SARS”. Ella y sus compañeros fueron arrestados cuatro días después por difusión de “falsos rumores”. La censura china afectó entonces la capacidad del resto del planeta a enfrentar lo que se estaba convirtiendo en pandemia.
“Si los medios internacionales hubieran tenido acceso total a la información que tenían las autoridades chinas sobre la escala de la epidemia antes del 13 de enero, es probable que la comunidad internacional hubiera evaluado la crisis y la hubiera anticipado mejor, reduciendo el riesgo de que la epidemia se propagase fuera de China y, posiblemente, evitando su transformación en una pandemia”, concluye la ONG.
Reporteros Sin Fronteras enumeró los episodios más sensibles que marcaron el bloqueo a la información por parte de Xi Jinping y el Partido Comunista Chino (PCC) a su población, antes y durante la expansión del brote de COVID-19. De haber ofrecido información precisa sin ocultamiento, la población de Wuhan primero y después el resto del mundo hubieran tomado otro tipo de medidas. Sobre todo la comunidad científica que recibió con varios días de atraso datos claves sobre cómo estaba compuesto la nueva cepa china.