(28 de enero del 2025. El Venezolano).- El problema no es solo la existencia de los corruptos, sino el sistema que los protege y alimenta su perpetuación. En Venezuela, una clase parasitaria ha tejido una red de corrupción tan profunda que demanda una acción quirúrgica: una microcirugía ética para extirpar el ADN corrupto que ha paralizado al país.
Por: PhD Roberto Ramírez Basterrechea
Este ADN simbólico no es otra cosa que un conjunto de prácticas normalizadas, protegidas por la impunidad y la manipulación social, que han permitido a esta casta parasitaria saquear recursos, perpetuar la miseria y destruir el tejido social.
No estamos hablando de un problema reciente, sino de un cáncer estructural que, si no se aborda con precisión, seguirá mutando y devorando las esperanzas de una sociedad agotada.
EL ADN DE LA CORRUPCIÓN: CÓMO FUNCIONA
El ADN de esta clase parasitaria está compuesto por tres genes clave:
1. Saqueo Sistemático: Recursos destinados al bienestar común desaparecen en cuentas opacas y proyectos fantasmas.
2. Manipulación Colectiva: Usan el miedo y la polarización para dividir y controlar a la sociedad.
3. Impunidad Crónica: Redes de complicidad que protegen a los corruptos de cualquier rendición de cuentas.
LA MICROCIRUGÍA ÉTICA: UNA INTERVENCIÓN NECESARIA
Para extirpar este ADN corrupto, necesitamos:
1. Transparencia Radical: Auditorías que expongan el saqueo de la clase parasitaria.
2. Educación Ética: Formar generaciones con pensamiento crítico y valores sólidos.
3. Participación Activa: Ciudadanía que denuncie y exija justicia.
4. Justicia Ejemplar: Desenmascarar y castigar a los responsables.
5. Examen Ético de los Candidatos: Denunciar con datos reales a quienes buscan cargos públicos y representan un riesgo para las instituciones (#claseparasitaría).
EL FUTURO QUE MERECEMOS
La microcirugía ética no es un proceso fácil ni rápido, pero es absolutamente necesario. Extirpar el ADN corrupto de la clase parasitaria no solo significa eliminar a los actores responsables, sino también reconstruir un sistema donde la transparencia, la justicia y el bienestar común sean los pilares fundamentales.
El verdadero cambio comienza desde las bases: pequeños esfuerzos colectivos que recuperan el sentido de comunidad y exigen una participación activa y transparente. Estas acciones individuales y locales son el bisturí que puede desmontar las estructuras de corrupción y devolver el poder a quienes realmente lo merecen: los ciudadanos.
La sociedad venezolana ha demostrado una resiliencia extraordinaria frente a la adversidad. Ahora, más que nunca, necesita un liderazgo transformador que actúe como el cirujano ético, guiando a la nación hacia una recuperación moral y estructural.
Extirpar el ADN corrupto no es solo un acto de supervivencia; es un acto de dignidad.
PhD Roberto Ramírez Basterrechea.. Doctor en Economía Política, con amplia experiencia internacional en Smart City, Smart Government y Participación Digital Ciudadana. Profesor universitario, consultor senior y líder en iniciativas de desarrollo sostenible, transformación digital y planificación estratégica._