(25 de enero del 2024. El Venezolano).- El papa Francisco advirtió el miércoles contra los peligros «perversos» de la inteligencia artificial de «distorsionar la realidad» y pidió su regulación en todo el mundo para utilizarla por el bien común. Compartió sus reflexiones en su mensaje para la 58.ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.
El pontífice afirmó que el rápido aumento de las posibilidades de la inteligencia artificial «ha resultado tan emocionante como desorientador». En este sentido, señalo que, aunque la humanidad no debe renunciar a un mayor desarrollo de esta tecnología, es necesario proceder con cautela para «prevenir las consecuencias nocivas, discriminatorias y socialmente injustas».
«Los sistemas de inteligencia artificial pueden ayudar a superar la ignorancia y facilitar el intercambio de información entre pueblos y generaciones diferentes», escribió el papa. «Pero, al mismo tiempo, pueden ser una fuente de ‘contaminación cognitiva’, una distorsión de la realidad por narraciones parcial o totalmente falsas, creídas y difundidas como si fueran verdaderas».
«Como cualquier otro producto de la inteligencia y la habilidad humana, los algoritmos no son neutrales», continuó diciendo al abordar el problema de la desinformación en forma de noticias falsas. En este contexto, subrayó que él mismo había sido víctima de ‘deepfakes’, imágenes o audios generados por inteligencia artificial muy convincentes, que suelen utilizarse para suplantar a personajes públicos.
Al parecer, se refería a una foto que apareció el año pasado en la que se veía al pontífice con una elegante chaqueta hinchable hasta los tobillos. Según su creador, la imagen falsa se generó con Midjourney, una herramienta artística basada en inteligencia artificial. La imagen se hizo viral en las redes sociales y engañó a muchos usuarios.
Por todo esto, la humanidad debería «actuar de forma preventiva, proponiendo modelos de regulación ética», para combatir el uso indebido de sistemas de inteligencia artificial, señaló el papa, pidiendo un «tratado internacional vinculante» que regule su uso y desarrollo.