(03 de enero del 2024. El Venezolano).- Si aceptamos lo que el Centro de Investigaciones Sociológicas de España (CIS), afirma sobre que al 56.5% de los españoles la política no le interesa nada o poco y, que el 57.3% se sitúa en la izquierda – centro y, que solo el 5,5% declara simpatizante de la derecha extrema, pero que el 0,3% se considera como tal, al líder de VOX, le urge tener más atriles para oler a pueblo.
Por José Antonio Medina Ibáñez
Aunque a Santiago Abascal no le guste el CIS porque es un adlátere del gobierno de Sánchez, el organismo lo que también ha hecho es dejar un mensaje claro al líder conservador Núñez Fiejóo por si insiste en hacer gobierno con los que quieren colgar al presidente de España por los pies e ilegalizar a los partidos nacionalistas.
El caso es que, a Abascal los números no le dan por ningún lado o, le dan por todos, porque de venir lanzado con 52 diputados en 2019, bajó a 33 el pasado 23 de julio y, ahora algunos diarios afines, le dicen que si hubieran elecciones hoy sacaría como mucho 26 congresistas. Se le habrá quedado la cara como retrato del parque El Retiro de Madrid.
Así que, de ir a la Moncloa Abascal ha pasado a ir a todos lados buscando atriles para mantener su audiencia y conservar una posibilidad de formar gobierno con el que no quiso ser presidente porque no le dio la gana.
Lo que le parece a muchos es que, la estrategia del macho ibérico repartidor de hostias y señales de tiros en la cabeza, en los hemiciclos, no funciona; el sectarismo no parece llevarle a ninguna parte, salvo a los piquetes frente a sedes del PSOE, a Italia para abrazar a Meloni, a Argentina para darse otro apretón con Milei y a Hungría para decirle a Viktor Orbán que cuente con él. No tiene cinco años de vida parlamentaria y ya está avinagrado.
Abascal no dispone de la credibilidad, ni representa la alternativa real para formar gobierno; pocos, muy poquitos, creen que el futuro político del reino pase por sus manos y que tiene un proyecto de país. Pero muchos, como diría Mariano Rajoy, los españoles muy españoles y mucho españoles, están convencidos de que la desesperación se le ha adueñado convirtiéndole en el llorón del reino. Pobre tipo.
Sin embargo, aunque en España sabemos de qué pie cojea nuestro vecino, resulta extraño que Feijóo le siga validando como colega de viaje aunque Abascal le lance a la cara eso de la derechita ponedora y cobarde porque no se atreve a juntarse con los fascistas que aplauden a Franco y lanzan botellas a la policía.
El baño de multitudes con el que tanto sueña Abascal no es posible porque la España que quiere no existe, incluso en los pequeños Ayuntamientos de provincia donde VOX y el Partido Popular gobiernan, se han echado encima a toda la fuerza política por su insistencia en mirar al mundo como topos; ahí está la obra de teatro que ambos prohibieron en el municipio toledano de Quintanar de la Orden porque los actores salían en calzoncillos, asegurando, la concejala de cultura, sin haber visto la obra, que eso era un escándalo. Es, como dice Pedro Sánchez, viven del berrinche y se comportan como niños maleducados. Pero nada, siguen en lo suyo, repasando cómo mejorar cada trifulca para salir en la televisión.
Para colmo, el último barómetro del CIS, le ha dicho al Partido Popular que, si hubiesen elecciones hoy ganarían en votos con el 33.2%, pero que el PSOE sacaría un 31.8%, es decir, 1.4 puntos menos, que SUMAR, el amigo de Sánchez, llegaría al 11.8% y, que VOX bajaría al 8.5%. Viendo cómo se comportan a diario Abascal y Feijóo, esta perla puede traumatizarles y encolerizarlos aún más. Que feo suena esto.
Como guinda del pastel, el CIS les lanzó otro dardo envenenado: los españoles han dicho que si les dejan poner hoy a un presidente de Gobierno, escogerían a Sánchez de primero (27.9%), después a Feijóo con un 16,5%, luego a Yolanda Díaz con 8,5% y, por último a Abascal con un 4,6%%, añadiendo que el PSOE es el partido más simpático. Una situación que nadie diría que es de júbilo.
José Antonio Medina Ibáñez