(12 de octubre del 2023. El Venezolano).- Desacertadamente se ha pretendido ofrecer el hecho sublime del descubrimiento de América a cargo de Cristíbal Colón, individuo del Renacimiento, así omo de valores muy bien definidos, protagonista de una razia genocida y despiada sobre la población indígena que hallara, durante su primer viaje, en la isla San Salvador, que hoy por hoy, conforma a Las Bahamas, bajo el nombre de isla “Wating”, donde al observar a su población en guayucos denominó a sus residentes, “indios” porque creía hallarse en Cathay (Hong Kong) o Zipango (Japón actual).
Por Isaías Márquez
Asimismo, fue el humanista Pedro Mártir de Anglería quien dio este nombre a América al momento de su desubrimiento y lo expone en su obra Décadas de Orbe Novo o “Décadas del Nuevo Mundo”, en latín, aunque se presume que el continente americano ya estaba habitado, desde hacía unos doce a quince mil años, por gentes a las que denominó de la forma predicha. No fue el descubrimiento de una tierra por hombres de otra tierra. Era mucho más y por eso se dificultó interpretarlo y aprenderlo. No se trataba de que España hubiese descubierto a América, tal y como decían algunos libracos de historia. Pues, Aún no había España y mucho menos América. Simplemente, hubo el encuentro de dos mundos que se hallaban en dos momentos de humanidad y destino, que no coincidían. Tampoco, había esto que ahora llamamos América, sino solo apenas una de las Américas posibles; la del indígena aislado universalmente. De ahí, el nombre de Indias occidentales.
Por otra parte, Américo Vespucio mediante un par de viajes a este continente, comprobó, en recorrido por las costas sudamericanas (1501-1505) desde las Guayanas y Brasil hasta el sur de la Patagonia, las tierras que Colón descubriera no pertenecían a Asia, sino a un continente vasto al cual denominó América.
El descubrimiento de Colón propició el encuentro de dos culturas; un hecho que originó reajustes en la vida de sus habitantes y fue el inicio de la Edad Moderna ya que, de lo contrario, nos hallaríanos, hoy día, en disfrute de una forma de Jurásico seudomoderno.
Aun cuando hubo situaciones desproporcionadas en nuestro proceso de descubrimiento y colonización, debrmos reconocer que sin estos, no hubiese sido posible los conceptos de territorialidad y soberanía que rigen en Venezuela sobre el principio del uti possidetis juris.