(05 de junio del 2023. El Venezolano).- Hoy Jesús Soto cumpliría 100 años. Los venezolanos y el mundo celebran a este genial creador que trascendió para convertirse en uno de los artistas más influyentes
del último siglo en el arte mundial.Su centenario es el momento ideal para revisitar su obra, su huella en el arte y su relevancia como venezolano prominente.
Nacido el 5 de junio de 1923 en Ciudad Bolívar, Venezuela, Jesús Rafael Soto es uno de los principales representantes del arte cinético, un arte plástico que da la sensación de movimiento.
Desde muy temprano, en 1947, Soto se interesa por el arte geométrico y el constructivismo, conceptos que entonces se hacían eco desde Europa. En 1950, siendo Director de la Escuela de Bellas Artes de Maracaibo e intrigado por las obras de Malévich y de Mondrian, recibe una beca de estudios y se muda a París animado por su amigo, el pintor venezolano Alejandro Otero. Allí se encuentra con algunos coterráneos, algunos de ellos parte del grupo de Los Disidentes y asiste a conferencias de León Degand en el Atelier d’Art Abstrait. Muy pronto expone en el Salón de Réalités Nouvelles y conoce a Yris Clert, Dénise René, Vasarely, así como a Yves Klein, Jean Tinguely, Pol Bury y Daniel Spoerri. Contribuye a la eclosión del movimiento cinético al participar en la exposición intitulada El Movimiento en 1955 en la Galería Denise René. También participa en exposiciones del Grupo Zero con quienes comparte su investigación sobre la noción de inmaterialidad.
Desde sus inicios, intenta ir mas allá de la representación bidimensional de las formas geométricas con el fin de introducir el movimiento, utilizando el método de la repetición. En 1953 explora la tridimensionalidad al superponer dos placas de plexiglás pintadas que parecen animarse con el movimiento del espectador. Siguiendo este mismo procedimiento, Soto realiza en 1957 sus primeras obras intituladas “Vibration”, obras constituidas de marañas de hilos de metal y de materiales que consigue en la calle colocados sobre una superficie estriada en blanco y negro : la trama, creando así el efecto “moiré”. Soto va radicalizando y sistematizando la utilización de esta trama como soporte, superpone elementos diversos (varillas suspendidas y móviles, cuadrados de metal o elementos a los que llama Tes: pequeñas piezas metálicas en forma de T ) que aparecen y desaparecen de acuerdo con el movimiento del espectador, dejando entrever un espacio ‘intersticial’: la vibración, el vaivén de lo invisible y lo visible, de lo material y lo inmaterial.
El espectador está en el centro de la obra de Soto. En 1967 realiza sus primeros “Penetrables”, obras entonces compuestas de varillas de metal o de filamentos de nylon suspendidos en el espacio. Soto invita al espectador a penetrar, a desplazarse, a integrarse a la obra la obra y percibir así la “materia-energía” del mundo.
”Anteriormente, el espectador se situaba como un testigo exterior a la realidad. Hoy en día sabemos que el hombre no se encuentra en un lado y el mundo en otro. No somos meros observadores, sino partes constitutivas de una realidad que sabemos hormigueante de fuerzas vivas de las que muchas son invisibles. Estamos en el mundo como peces en el agua : sin distancia de cara a la materia-energía ; DENTRO de ella y no FRENTE a ella : ya no hay más espectadores, hay sólo participantes”*
En 1968 Soto realiza sus primeras exposiciones retrospectivas en la Kunsthalle de Berna y en el Stedelijk Museum de Amsterdam, en 1969 en el Musée de la Ville de Paris. Luego expondrá en el Guggenheim de Nueva York en 1974 y en 1983 en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas. Le encargan numerosos proyectos de obras públicas para el ámbito internacional, ejecutando así obras monumentales e inscribiendo su trabajo en el espacio y la arquitectura : en una de las sedes de la UNESCO en París en 1969 ; en el Complejo Cultural Teresa Carreño de Caracas en 1972 ; en el vestíbulo de la empresa Renault en París en 1975 ; en el Royal Bank of Toronto en 1977 ; en el Centro Banaven de Caracas en 1979 y en el Centro Pompidou de París, en 1987. En el año 1973 Soto construye junto con su amigo, el arquitecto Carlos Raúl Villanueva, un Museo en Ciudad Bolívar, su ciudad natal. Allí presenta una importante colección de obras geométricas y cinéticas que ha compilado en el transcurso de su vida, así como una muestra significativa de obras importantes de su autoría.
Su obra suscita numerosas retrospectivas, entre las que destacan la efectuada en 1997 en el Musée du Jeu de Paume de París, itinerante durante varios años ; la del Centro Cultural Conde Duque en Madrid en 1998 y Visión en Movimiento, una gran restrospectiva itinerante que se presentó en el Museo Tamayo en México, en la Fundación PROA en Argentina y en la Galleria d’Arte Moderna e Contemporanea en Bergamo, Italia en 2005.
Soto Fallece en 2005 en París. Había recibido numerosas distinciones, entre las que destacan, el premio Nacional de Artes Plásticas de Venezuela en 1984 y el premio Nacional de la Escultura otorgado en Francia en 1995.
En 2015 sus obras fueron expuestas en la Galería Perrotin en París y en Nueva York así como en el Musée Soulages en Rodez al sur de Francia. En 2019 fueron presentadas en las exposiciones realizadas en la Galería Hauser & Wirth de Nueva York y en el Museo Guggenheim Bilbao en España.
En 2023, año centenario de su nacimiento, se rinde homenaje al artista mediante numerosas exposiciones entre las que se organizan en la Galería RGR en México, Dan Galería en Sao Paulo, la Hispanic Society de Nueva York, el Coral Gables Museum y la Galería Ascaso en Miami, y en los Museos de Bellas Artes y de Arte Contemporáneo en Caracas.