(12 de junio de 2019. El Venezolano).- En la década de los años 50, San Francisco era una zona rural contigua a la ciudad de Maracaibo. Entre cultivadores de hortalizas y pescadores, en ese territorio bucólico, se levantó un joven morenito, pequeño e inquieto, que amaba jugar pelota en sus trillas y explanadas. Era Omer Enrique Muñoz Prieto, a quien todos curiosamente llamaban “Rafito”, gozaba de una gran simpatía y rapidez para hacer chistes, con una picardía innata para jugar al béisbol.
Relataba en sus amenas tertulias, que mientras ellos realizaban “la caimanera” (un juego callejero) su coterráneo Gerardo Quintero, narraba el juego desde lo alto de una mata de mango. Muchos años después, Rafito fue jugador de Tiburones de la Guaira BBC, en 1964, compartió club house con Luis Aparicio. Fue exitoso mánager del béisbol AA con el equipo OPE (Obras Públicas del Estado). Fue un destacado cazatalentos de peloteros para la organización Marineros de Seattle y Petroleros de Cabimas. Gerardo Quintero fue reconocido como un excelente narrador de béisbol, lo llamaron “El estrikinaut”, con el equipo Águilas del Zulia, y en NCTV en sus transmisiones de Grandes Ligas, junto a Robinson Aguirre, J.J.Villasmil y Pedro Zarlengo. Para el año 1986 se encargó de conformar la selección juvenil que se llevó el título Mundial en Fort Lauderdale, Florida, EEUU.
Rafito Muñoz siempre estuvo rodeado del afecto de sus once hermanos, estos divididos “en dos ligas” como él relataba con jocosidad: “La Nacional (la primera familia que fundó su padre Omer Muñoz en El Bajo, los Muñoz Prieto, eran seis hermanos incluyendo a Rafito). Y la Americana (la segunda familia que nació en Santa Cruz de Mara, los Muñoz Ramírez) la llamada “muñocera”, conformada por Omar (economista, profesor emérito de LUZ), Omaira (Médico odontólogo), Omer “El Chicho” (educador jubilado, actual Legislador), Oswaldo (director del diario El Venezolano). Oslando Pepita (brillante periodista) y Oberto (empresario, emprendedor).
Sus dos hijos fueron sus mejores compañeros: Omercito, quien fue importante pelotero del equipo Águilas del Zulia, y luego mánager del equipo. Y William, su colindante en el tráfago diario en Maracaibo por muchos años. A Omercito lo tuteló en su carrera como pelotero profesional, primero en la LPBV y luego en los EEUU, donde llegó a ser coach del equipo Medias Blancas de Chicago, que se tituló campeón del mundo bajo las órdenes de Ozzie Guillén en 2005. Exactamente entre 1985 y 1995, Omer Muñoz Molleda hizo carrera en ligas menores con las organizaciones Expos de Montreal, Piratas de Pittsburgh y Gigantes de San Francisco. Entre otros hechos importantes de su carrera en las menores, destaca que fue líder en porcentaje de fildeo de los compocortos de la Asociación Americana AAA, en 1992. Integró el equipo Carolina en plan de coach-jugador, que se tituló en la Eastern League en 1995.
William, su hijo menor, fue un apasionado de la pelota, acompañó a su padre en sus academias, en los “try-out” para seleccionar nuevos talentos para Marineros de Seattle. Fue su confidente y socio. Actualmente está dedicado a los negocios y reside en EEUU junto a su madre en hijo.
Cuando Rafito Muñoz llegaba a algún sitio, la gente reía, disfrutaba a sus anchas con sus anécdotas y chistes. Uno de los lugares más frecuentados por él, donde solía arrancar carcajadas con sus cuentos chispeantes, fue el Restaurante Piamonte. Se convirtió en su segundo hogar, allí compartía con los mejores músicos del Zulia: Gustavo Aguado, Argenis Carruyo, Joseíto Bravo, Nerio Franco, Ricardo Hernández, Perucho, Iván Arcaya. Él afirmaba: “para mí, Los Masters suenan mejor que La Orquesta Sinfónica de Boston”. Con la cofradía piamontesa pasaba sus horas de solaz, junto a sus amigos entrañables: Miguel Latuff, Julito Reyes, Humberto Bravo, Fernando Gutiérrez, El viejo Pillopo Camacho, Glen Carruyo, Euro Ferrer, Iván Pirela, Guillermo Gallardo, los novatos Gustavito González y José Manuel Muñoz. Cheto Méndez, Ray Angulo y eventualmente Pepe Delgado Rivero; eran largas horas ofrendando su gozo vital.
El viernes 9 de junio en horas de la mañana, se detuvo su corazón, el que comenzó a latir el 28 de junio de 1942, y fue tan generoso en la amistad y tan apasionado en su labor deportiva. Se marchó Rafito Muñoz y nos deja sus enseñanzas de vida, y la semblanza de su hermoso tránsito por este mundo.
El domingo 11 de junio entregamos su cuerpo a la tierra que lo vio nacer, donde cultivó tantos afectos y donde sembró su amor por el beisbol, por la música y la zulianidad. En el viejo Cementerio San José se escucharon las notas de sus boleros preferidos, las guarachas de Los Masters, junto a la mujer Norma Urbina, quien lo acompañó durante 34 años de su vida. Sus hijos, sus hermanos y una gran legión de amigos y familiares, lo aplaudieron mientras descendía su ataúd.
Dios bendiga el vuelo al infinito hermano Rafito Muñoz, quien ahora ha entrado al ejército de ángeles que nos acompañan, junto a Leandro Lenin, Sundín, Omar Rumbos, Tino Rodríguez, Pedro Soscún, Germán Ávila, Pedrito Rossell y Luis Escaray. Gracias por tu generosa entrega a esta ciudad, diste tu vida a este mundo visible.
Por León Magno Montiel | @leonmagnom | leonmagnom@gmail.com