(11 de junio de 2019. El Venezolano).- A raíz de la reciente carta pública de renuncia de quién fuera, ex Fiscal General de la República, recientemente vicepresidente de la Asamblea Nacional Constituyente (madurista) y Embajador de Venezuela ante la República de Italia; Julian Isaías Rodríguez, se ha conocido información de primera mano de algunas de las falencias más significativas de la Cancillería que maneja el usurpador de Miraflores Nicolás Maduro y su compinche Jorge Arreaza, convirtiéndose así en otra «obra» más del socialismo del siglo XXI.
Según nos informaron, existen embajadas, consulados, residencias oficiales y centros culturales a nivel mundial que estarían a punto del cierre técnico debido a la morosidad e impagos del personal local, alquileres, proveedores y servicios tales como: agua, luz, gas y mantenimiento en general de las sedes diplomáticas por parte del régimen.
Los embajadores, cónsules o encargados de una Misión diplomática venezolana en el exterior realizan malabares para poder responder ante la irresponsabilidad, ineficacia, mala gestión e incompetencia de quienes tienen el deber de salvaguardar el patrimonio de la nación además del recurso humano que labora en estas misiones tantos venezolanos como personal de los países en donde se encuentra la representación diplomática.
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La nefasta gestión de Arreaza
En un gobierno que predica y se ufana de decir que tiene a un «Presidente obrero» nunca antes se ha maltratado tanto al empleado público, en tal sentido, desde el mismísimo Sindicato de trabajadores del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores se ha denunciado la nefasta gestión de Arreaza, quien desde su llegada no ha hecho más que suprimir e incumplir varios de los beneficios contractuales más básicos de sus trabajadores tanto del servicio interno como del servicio exterior, entre las que se encuentran; primas, bonos vacacionales, alimentación y vestimenta, por nombrar solo algunas que forman parte de su nefasta «gestión».
También se pudo conocer que los viceministros son conocidos dentro de los pasillos de Casa Amarilla y del edificio del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones exteriores como los perfectos «jarrones chinos» puro lujo y bisutería, ya que no gestionan, ni proponen absolutamente nada a su jefe «Arreazita» para apaciguar la situación tanto de los inmuebles de la nación como de los funcionarios públicos; solo están cuidando sus cuotas de poder, privilegios y sobre todo los viáticos que les asignan en cada una de sus salidas del territorio nacional donde exponen las «bondades» de la Revolución Bolivariana, por cierto se conoció también que muchas veces tienen el descaro de llegar a los países a derrochar el dinero de la nación sin la más mínima vergüenza.
Dosis de Patria
Los funcionarios diplomáticos o en comisión de servicio que se encuentran en las diferentes embajadas y consulados a nivel mundial llevan casi 3 años en una situación de impagos constante y sistemática, pero lejos de solucionarse se ha agravado y en la actualidad tienen hasta 6 meses sin percibir sus respectivos sueldos y salarios; lo peor y según se pudo conocer es que el pago es absolutamente discrecional y depende de cuán influyente (enchufado) sea el Embajador o Cónsul ante la Cancillería o el Canciller para percibir su pago y el de los diplomáticos que lo acompañan. Así mismo y pese a la realidad descrita la irresponsabilidad es tan grande por parte de ese Ministerio que incluso se permiten seguir enviando diplomáticos a misiones por todo el mundo sin importar las consecuencias que esto implica para ellos, sus familiares y el país.
EEUU y Colombia
Para el mes de enero del presente año, Nicolás Maduro decide romper relaciones diplomáticas con los Estados Unidos de Norteamérica, en un acto trasmitido en cadena nacional de radio y televisión, fueron recibidos cómo héroes nacionales y allí se comprometió a saldar la deuda con sus diplomáticos, así como reubicarlos en otros destinos para recompensarlos por los «agravios» a los cuales fueron sometidos; la realidad verdadera es que tal cosa nunca ocurrió y nuevamente Nicolás Maduro quedó ante la opinión pública nacional como lo que es, un mentiroso compulsivo.
De igual forma, el pasado 28 de febrero arribaron al país procedente de Colombia los diplomáticos que se encontraban en el país vecino, luego de que Maduro también rompiera relaciones diplomáticas esta vez con Colombia tras los incidentes suscitados en la frontera con la entrada de la ayuda humanitaria, estos fueron recibidos esta vez con mucho menos parafernalia, pero 3 meses después de su llegada al igual que sus colegas que se encontraban en territorio estadounidense no han recibido ningún tipo de respuesta sobre lo que les adeudan, ya que nadie asume responsabilidades, nadie proscribe alguna instrucción o comunicación, no reciben ningún tipo de información, e incluso se burlan de su situación laboral y salarial con la Cancillería, todo se resume a «no hay dinero» por el supuesto bloqueo económico pero aprueban recursos diariamente para barbaridades como submetralladoras para los militares.
La cancillería que en otrora fuera una de las instituciones más serias y de mayor prestigio en el país, se ha convertido en un espacio para premiar a familiares y amigos de algún enchufado, y según fuentes de la propia cancillería más del 90% de los diplomáticos cesados o que han renunciado han decidido quedarse en los países donde se desempeñaron como funcionarios diplomáticos, lo cual indica que hasta sus propios camaradas no quieren regresar al desastre provocado por el gobierno de Nicolás Maduro al país en todas sus esferas, incluso en el de las relaciones internacionales; pero el colmo de todo, es que quienes deciden regresar o bien por intereses personales y/o familiares, los tratan con la indiferencia propia de unos sátrapas que ni siquiera a sus propios aliados se encargan de asistir o proteger.
Estos funcionarios al igual que todo el servicio exterior no escapan a la debacle económica del país y poseen deudas en estos países con bancos, inmobiliarias, escuelas de sus hijos, enfrentando así embargos de sus enseres personales, con lo cual han vívido también en carne propia un poco del legado del Socialismo del siglo XXI tan pregonado por parte de la izquierda nacional e internacional.