(26 de noviembre de 2019. El Venezolano).- Es demasiado malo para un país, cuando sus gobernantes son pésimos intérpretes de la historia. Lamentablemente Venezuela es víctima de esa carencia de conocimientos por parte de quienes, con legitimidad o sin ella, rigen actualmente los destinos de la nación. Por supuesto, sería una necedad “pedirle peras al olmo”, ya que es público, notorio y comunicacional la incompetencia de quien, sin los méritos ni la preparación requerida, lleva las riendas de la república. Se supone, entonces, que sus cómplices y acompañantes tienen menos idoneidad que su jefe.
Pues bien, lo cierto es que alguien, cerca de los mandones de Miraflores, hizo algún comentario acerca de la historia del imperio romano y les habló del triste episodio conocido como “Pan y Circo”. Coinciden los historiadores en que ese poderoso imperio, para mantener tranquilos a los inconformes con el régimen, al pueblo se le entretenía con eventos festivos de diversos signos, en especial aquellos que más llamaban la atención de la gente.
Es obvio que tal práctica fue aprovechada por gobernantes insensibles, con respecto a las necesidades y demandas de la población; pero en el caso de quienes en Roma ejercían las funciones públicas de más alto rango, ellos complementaron las “diversiones” con la facilidad para adquirir alimentos, lo cual le imprimía mayor efecto a la “pachanga”. A esa táctica imperial se le denominó, históricamente, “Pan y Circo”.
Como insinúo al principio, un idiota puede leer historia, pero su falta de talento y de idoneidad para gobernar, le impide interpretarla correctamente. Es esto lo que le ocurre a la dictadura venezolana; por eso ya se acostumbró a “decretar” la Navidad, como la parte más importante del “Circo”. Sin embargo, en Venezuela, la carencia de “pan”, en cierta forma, en vez de “entretener”, enardece los ánimos, puesto que hoy día es nuestro pueblo la parte de la humanidad que más sufre de hambre. ¡Más del 85% de la población se alimenta incompleta y deficientemente! Esta crisis se traduce en tragedia, cuando de niños y ancianos se trata.
Por Antonio Urdaneta | urdaneta.antonio@gmail.com |@UrdanetaAguirre