(26 de febrero del 2024. El Venezolano).- Ningún expresidente de Estados Unidos, en condiciones de ser nuevamente mandatario, ha sido tan satanizado ni tan vulgarizado como Donald Trump. Razones o no podrán tener en el púlpito demócrata, pero la incandescencia de esta figura no conoce límites, y ante cada obstáculo, se escurre con extraordinarias condiciones mercuriales, que considerarlo un derrotado es una calumnia en su hoja de vida.
Por Sophia Lacayo
El primer juicio penal en la historia de Estados Unidos contra un expresidente, está muy cerca de ser una realidad, aun cuando el sistema judicial estadounidense no escapa al fuego cruzado de las libres y curiosas manifestación sobre su desempeño, en virtud de que, semejante acoso no es sino un intento por obstaculizar el trayecto del candidato republicano, a la Casa Blanca, dado su repunte en las encuestas paras las elecciones presidenciales pautadas para el 05 de noviembre de 2024.
Visto así, el tejido judicial muestra una costura política que lo desacredita, y aun así, Juan Manuel Merchán, juez de la Corte Suprema del Estado de Nueva York, no le tembló el pulso y fijó para el 25 de marzo el juicio penal contra Trump, por el caso “Stormy Daniels”, un episodio atribuido al libidinoso impulso del polémico magnate, quien presuntamente sobornó a la actriz porno Stephanie Clifford –compraría su silencio luego de una aventura extramatrimonial– un ordinario pecado de exceso, en caso de que se compruebe, que se transfiguró en una guillotina, que utiliza estratégicamente los sectores que quieren borrar del mapa a la excéntrica figura política.
Merchán, abogado colombiano, -su familia emigró a Nueva York cuando este tenía seis años- en abril de año pasado, leyó al expresidente de Estados Unidos los 34 cargos por falsificación de documentos mercantiles, que el fiscal Alvin Bragg había sustanciado. Trump enfatizó en esa ocasión que era inocente, y ha sido muy frontal con el tema de la “interferencia electoral”, todo el nervio de acusaciones que lo persigue como una sombra.
“El único delito que he cometido ha sido defender a nuestro país de quienes intentan destruirlo”, dijo el exmandatario, desde su casa, Mar-a-Lago, en Florida, luego de la lectura de cargos.
Razones más, razones menos, hay un memorial de agravios que se remonta desde que era presidente, en especial, la llamada “Trama Rusa”, donde los defensores de la dictadura de Putín, supuestamente reforzaron a Trump para llegar al poder en el 2016. El breviario también exhibe los dos impeachments (juicios políticos) donde salió robustecido, en apariencia, pese a que los demócratas harán todo lo que esté a su alcance para impedir que vuelva a la Casa Blanca.
En ese sentido, es muy cuesta arriba que así sea en parte porque lidera las encuestas en el bando republicano y en parte porque la también aspirante presidencial Nikke Haley, de la misma tolda, y exembajadora estadounidense en la ONU, no luce con un peso absoluto para destronar a Trump, cuya imagen saturniana, que se mueve con determinantes implacables, hizo que varios republicanos cedieran ante el desafío de medirse con él. El actual presidente Biden no es rival de exigencia.
Cinco figurines con pretensiones dejaron la vía libre a Trump; el gobernador de Florida, Ron DeSantis, el empresario Vivek Ramaswamy, los exgobernadores Asa Hutchinson y Chris Christie; y el exvicepresidente Mike Pence, entre otros. De acuerdo con los expertos, Haley, quien dijo recientemente que «solo quedamos un hombre y una mujer», refiriéndose a Trump, podría despedirse el 05 marzo, cuando se realice en Estados Unidos, la Primarias, que dará ya los candidatos oficiales para medirse en la puja de noviembre.
Este es el mapa situacional que le toca atravesar a Trump, el perseguido, porque es inocultable la cruzada que se ha estado promoviendo en su contra desde que el empresario quiso ser y fue Mandatario en el 2016, y sus formas de “shock continuos”, marca de presidente, “El aprendiz”, muy bien argumentados por la periodista y escritora Naomi Klein en su libro “La doctrina del shock”. Sin duda Trump es verdadero fenómeno político que cambio la política de los EEUU.