(25 de marzo del 2022. El Venezolano).- El 18 de diciembre de 1945 Jóvito Villalba funda Unión Republicana Democrática (URD), partido surgido en plena apertura democrática, iniciada por Rómulo Betancourt, quien meses antes asume la presidencia de la Junta Revolucionaria de Gobierno de los Estados Unidos de Venezuela. ¡Por Pan, Tierra y Libertad! Fue el eslogan de su partido, y no podía ser de otra manera, porque el país apenas buscaba salir de la dictadura y de su pobreza rural.
Por: Douglas Zabala
Jóvito nace en Pampatar el 23 de marzo de1908 y Venezuela sabrá de su pasión por el país, cuando desde su condición de líder estudiantil y presidente del Centro de Estudiante de la Escuela de Derecho de la UCV, lanza aquel vibrante discurso en los carnavales de 1928 para denunciar la tropelía de la dictadura de Juan Vicente Gómez. En su constante lucha contra el dictador permanecerá 6 años entre la cárcel de La Rotunda y el Castillo de Puerto Cabello.
Del apasionado verbo y sus afanes por las luchas democrática, será Rómulo Betancourt quien nos de luces cuando refiere: “El líder joven más valioso de Venezuela. Este discurso suyo, leído el 7 de febrero de 1928 ante las cenizas del Libertador, es la declaración de guerra de nuestra generación al despotismo”.
Continua Betancourt: “A consecuencias de este discurso, Villalba fue encarcelado, el 14 de febrero de 1928. Tenía entonces 19 años de edad. Acaba de cumplir los 23 en una celda del Castillo de Puerto Cabello. Durante estos tres años y meses ha permanecido incomunicado, con una mina de hierro de 90 libras remachada a los tobillos. Sobre su celda – la número 11 del Castillo Libertador – están puestos nuestros ojos, en angustiosa expectativa, porque con Jóvito Villalba perdería Venezuela su abanderado joven y su mejor hombre”
Dejemos que sea el mismo Jovito Villalba quien a los 114 años de su nacimiento nos vuelva a recrear aquellos momentos esplendorosos de su vigor juvenil y su irreverente verbo: “Ha llegado de nuevo la hora de tu acción, que coincide para nosotros con este momento de definirnos ante el destino y ante nosotros mismos. Sentado estás, como te vio Martí, en la roca de crear.
Con la federación de estudiantes, con esta fiesta de la primavera universitaria, con el reinado de esta reina integral, ¡oh! Samaritana de la siembra, de cuya belleza trasciende hasta ti, como una parábola de lirismo, el viejo dolor de tu pueblo; con todo eso, Libertador, volvemos propicio el surco para que hagáis en él otra vez tu arraigo de futuro. Y propiciado el surco, pedimos a tu serenidad, mediante esta ofrenda, la palabra que ha de gestar el milagro bíblico de una nueva creación.
Habla, ¡oh! Padre, ante la universidad, porque sólo en la universidad, donde se refugió la patria hace años, puede oírse otra vez tu admonición rebelde de San Jacinto. En este sitio, cuando Beatriz I, de Venezuela, te haya ofrendado la suave ternura de estas flores, dínos el secreto de tu orgullo, que es el mismo secreto de trescientos años revelado ayer por el Ávila, por el viejo monte caraqueño, a María de la Concepción de América, en un día, tuyo y nuestro, de julio de mil setecientos ochenta y tres”.
Si al final quisiéramos indagar más sobre Jóvito habrá que recordar a Escobar Salom, quien en un merecido homenaje a Villalba le rindiera la Academia Nacional de la Historia expresó: “A todos los despedía diciéndoles: tenemos que hablar. Parecía como que siempre quedaba pendiente un tema, un encuentro, que el diálogo no era solo para un día. El ¡tenemos que hablar! era una convocatoria, el próximo paso de un programa. Así con frecuencia alguna gente podría pensar: Jóvito me toma en cuenta y a lo mejor tiene un proyecto en el que yo puedo estar incluido”.