(22 de octubre de 2019. El Venezolano).- El drama que vivimos los venezolanos es producto de una perversa planificación militar: por esa misma razón son inoficiosos cuantos diálogos promuevan o realicen los sectores políticos.
Cualquier intento que, al respecto, se haga a futuro, debería tomar en cuenta a los militares, pues son éstos quienes deciden lo que debe decir y hacer Nicolás Maduro; éste se ha convertido en el títere que más ha sabido cumplir las órdenes castrenses. Él es la mueca civilista más idónea que enseñan los uniformados.
Antes de continuar quiero dejar testimonio de mi conducta, siempre orientada a respetar las ideas ajenas; por esto pienso que nadie se sentirá aludido cuando tenga la necesidad de enfrentar opiniones contrarias. Soy pacifista de vocación y, como tal, he promovido, a través de esta columna, una salida pacífica, constitucional y electoral de la crisis que padecemos, la cual ya se convirtió en una tragedia.
Ese es el tipo de solución que todos queremos y anhelamos, pero están de por medio los militares, quienes, sabiéndose dueños del poder en Venezuela, jamás se someterán a las decisiones o acuerdos de la sociedad civil, legítimamente representada por los partidos políticos. Por consiguiente ya es tiempo de que empecemos a pensar que los militares son los que toman cualquier decisión en el país.
Si estamos conscientes de que esto último es una realidad, ningún acuerdo, por muy bueno que sea, tendrá el visto bueno de los uniformados. ¿Qué debemos hacer entonces? Sólo queda una opción: la confrontación militar. Esto debería reducirse a un acuerdo democrático entre militares; en caso de que esta estrategia también caiga en el vacío, es indispensable, sin prejuicios de ninguna naturaleza, el auxilio militar extrafronteras.
Antonio Urdaneta Aguirre / urdaneta.antonio@gmail.com / @UrdanetaAguirre / https://www.facebook.com/urdaneta.antonio