(23 de enero del 2025. El Venezolano).- El pasado 18 de enero se cumplieron 158 anos del natalicio del poeta Ruben Dario, aniversario emotivo y circunstancial para retomar desde su vasta obra poética, elementos claves para la sed de paz, libertad y democracia que actualmente padecen miles y miles de nicaragüenses, a causa de desmanes políticos que siempre han sido las espadas sangrientas a través de su historia.
Del colonizador español Pedrarias Davila a la dictadura de Daniel Ortega los avances son limitados. Cambian los ciclos, las modas, las novedades y las invenciones, pero el paso atávico, caudillista y causante de sociegos de un sector de su clase política, sigue acalambrando y atascando la trascendencia hacia la modernidad, el respeto a la institucionalidad, el bienestar social y la felicidad popular.
Por eso él, cargando en su lomo y en su pecho por todo el Mundo la patria rupestre y bucólica de su Nicaragua natal, —esa misma que no le supo pagar bien a través de sus gobiernos, pero a la que jamás renunció ni se afrentó de ella—, la supo eternizar en su grandilocuente poema “Retorno”, al escribir en una estrofa estos maravillosos versos: “Si pequeña es la Patria, uno grande la sueña./ Mis ilusiones, y mis deseos, y mis/esperanzas, me dicen que no hay patria pequeña./ Y León es hoy a mí como Roma o París…/.
En la crisis social que actualmente vive el pais, al igual que el resto de naciones atrapadas por los Golpistas del Siglo XXI, poesía de estos kilates se hace necesaria volver a leerla, pues en sus imágenes, metáforas y temáticas están las venas del espanto vivido y las raíces fecundas del renacer de la esperanza de toda una nación en aspirar, legítimamente, a vivir en paz y democracia.
Ese aliento literario y ese portentoso mensaje de soñar en grande cuando de la Patria a la que uno pertenece se trata, trae consigo una gran inspiración para animar a continuar la lucha política para ese sueño de ser libres y vivir bajo gobiernos civilizados.
Eso es la democracia y no las imposiciones dictatoriales que pretenden erigirse por siempre en el poder, lo que no habrá de ser así tal y como nos lo enfatiza apasionadamente nuestro Rubén Darío, ese mismo de las ninfas y las musas, de los cisnes y las garzas, del rico chocolate que sabrosamente le pasa por el gaznate y de la muchacha gorda y bonita y de todo lo demás que existe en el pequeño gran pais en el que nació, por el cual, también, escribió versos sin caer en el panfletarismo, llenos de visión futura, lealtad cívica y amor al prójimo.
No hay Patria pequeña. Nos lo dice el rebelde y visionario escribidor, liberal y diplomático. Aunque no fue un hombre de acción partidaria (como Jose Marti), sí supo de política e interpretar que a través de ella se puede alcanzar un horizonte de bienestar y estabilidad social.
Esos versos deben interpretarse como parte de una agenda pendiente de los nicaragüenses, y extensiva a la hispanidad entera. Darío nos sigue impartiendo cátedra, ¿quien más que el nos habla de unidad, de unión, de fusión de tantos «vigores dispersos»?, como tantos ahora enfrascados en una lucha dispersa y figurativa y no activa y política como debe ser si se operara en base a su legado sobre la Patria “que puede bravamente presentar en su diestra/el acero de guerra o el olivo de paz…/”.
El autor es escritor y periodista nicaragüense exiliado en Estados Unidos. Columnista Internacional y Vocero del Partido Liberal Independiente (PLI- Histórico).