(13 de abril dle 2021. El Venezolano).- Castillo versus Keiko. Con bajos respaldos, tuvieron lo suficiente para pasar a la segunda vuelta ante la fragmentación de las preferencias. El profesor y rondero fue una sorpresa que creció la última semana. La candidata se impuso a otras opciones de derecha.
La estampa de Pedro Castillo con su madre sollozando y la algarabía de sus simpatizantes alrededor, apenas conocidas las cifras que le anunciaban el triunfo de la primera vuelta electoral, ilustra la sorpresa de su éxito definido en la última semana. Un maestro de escuela rural, rondero y campesino ahora era favorito para llegar a la presidencia de la República.
“Hay que aprender de esto, nadie nace con la etiqueta de ser político, dirigente, autoridad, el camino se hace al andar y lo primero que tengo que hacer si los resultados se confirman… quiero agradecer enormemente a todos y cada uno de los maestros del Perú”, dijo entonces a la prensa, en medio del bullicio.
El énfasis que dio al referirse a sus colegas profesores nos remite a su génesis como figura en la escena política nacional. A mediados del 2017, Castillo apareció como líder de la huelga de maestros que se oponían a la Ley Magisterial, que establece evaluación a los docentes, y el poderío de Patria Roja en el SUTEP, su central sindical.
Castillo se presentaba como presidente de las bases regionales y fue vinculado al Movadef, la agrupación que reivindica al terrorista Abimael Guzmán, por autoridades del Gobierno de Pedro Pablo Kuczynski.
“Castillo presentó una lista (para ingresar a Palacio). Allí hay tres personas que son afiliados al Movadef”, adujo en ese tiempo quien era ministro de Educación, Marilú Martens.
Luego de esa movilización, Castillo intentó establecer un gremio de maestros nacional para quitar el dominio al Sutep.
En esas estaba cuando recibió la oferta de Perú Libre, el partido de Vladimir Cerrón, exgobernador de Junín y excandidato presidencial. Al tener una condena judicial por corrupción, Cerrón corría riesgo de ser excluido si postulaba. Entonces, le propusieron a Castillo liderar la plancha presidencial.
En las encuestas, Castillo aparecía con bajo respaldo aunque en ligero crecimiento. Esto se empieza a intensificar recién a fines de marzo e inicios de abril, que pasa de un 4.3% de intención de voto a un 6.6 %. En la semana de la elección, cuando no se podían publicar sondeos, todas las empresas de estudios de opinión detectaron mayor aumento en quienes lo apoyan.
Cumplía varios requisitos a su favor en una elección atípica, de mayor desencanto hacia los políticos: era una figura nueva en la política para la mayoría, maestro y de estrato popular.
Aunque en el 2002 postuló a la alcaldía del distrito de Anguía, en Cajamarca, con Perú Posible y que oficialmente estuvo inscrito en este partido hasta el 2017, pocos sabían de esto.
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