(23 de julio del 2024. El Venezolano).- Desde que el Ejecutivo venezolano y su apéndice umbilical, el Consejo Nacional Electoral (CNE), en represalia al mantenimiento de las sanciones internacionales, decidieron revocar la invitación a la Unión Europea para enviar una misión de observación a las ya próximas elecciones presidenciales, y Colombia y Brasil, en principio, no aceptaron la invitación a enviar las suyas, una cierta sensación de impunidad dolosa quedó en el ambiente político de una nación que ya lleva 25 años sometida a un solo grupo de poder.
Por Tulio Hernández
Pero en las últimas semanas se ha producido un giro que hace pensar que el régimen dirigido por el candidato espurio Nicolás Maduro no logrará salvarse, al menos no plenamente, de la observación electoral. Tanto de la nacional como de la internacional. Que, para hablar en su propio lenguaje, habrá observación por las buenas o por las malas.
Eso es lo que se puede deducir de algunos anuncios recientes. Primero, el del gobierno de Brasil que, de acuerdo a lo reportado por Infobae, el pasado 17 de julio, ha revertido la decisión anterior y enviará un equipo de observación al evento electoral que se realizará el próximo 28 de julio. Y luego la declaración de Lula confesando que “le da miedo” (sic) la declaración de Maduro anunciando que si no es reelecto habrá “un baño de sangre” o “una guerra fratricida”.
Y aunque Colombia ha decidido no enviar equipo de observación alguno, está claro que si no se respeta el triunfo de la resistencia democrática, que todas las encuestas respetables anuncian como inevitable, sería una catástrofe migratoria para ambos países, Colombia y Brasil.
En una nota publicada en The New York Times, el pasado 18 de julio, titulada “Más venezolanos dicen que se irán de su país si Maduro gana las elecciones”, se explicaba que —según sus sondeos— millones de venezolanos consideran emigrar si el líder autoritario logra, no digamos ganar, digamos arrebatar, las elecciones en las que notoriamente se haya derrotado.
Según la nota del NYT, una encuesta privada de la empresa ORC Consultants, realizada en junio, sugiere que hasta un tercio de los venezolanos está considerando la posibilidad de emigrar, luego de la votación del 28 de julio, si el actual gobierno se mantiene en el poder. Sin embargo, otros estudios y analistas sostienen que es poco creíble que un éxodo de tales magnitudes se produzca en tan grandes dimensiones y de manera repentina.
Aunque la Unión Europea ha sido rechazada, algunos grupos políticos de países miembros del organismo enviarán sus representaciones oficiales. Es el caso del Partido Popular de España que ha informado que una delegación conformada por su portavoz en el Congreso, Miguel Tellado; la portavoz parlamentaria adjunta, Cayetana Álvarez de Toledo; la secretaria general del Grupo Popular en el Congreso, Macarena Montesinos; y la portavoz de Asuntos Iberoamericanos, Belén Hoyo, ya preparan sus maletas para viajar a Venezuela a observar el proceso electoral, invitados por el candidato presidencial Edmundo González Urrutia y la líder opositora María Corina Machado.
Pero también tienen las maletas preparadas varios expresidentes latinoamericanos, el mexicano Vicente Fox, el costarricense Miguel Ángel Rodríguez, el boliviano Jorge “Tuto” Quiroga y la exvicepresidente de Colombia, Marta Lucía Ramírez. Izquierda y derecha vigilando el destino de Venezuela.
Lo cierto es que ahora que han terminado la Eurocopa y la Copa América, y que la decisión del presidente Joe Biden ha puesto fin a la incertidumbre alrededor de su candidatura, junto a la olimpíadas de París las elecciones del domingo 28 son el gran acontecimiento mediático mundial de estos días y, para decirlo con un lugar común, los ojos del periodismo internacional están desde ya colocados en Venezuela y, por tanto, cientos de periodistas se encuentran o arribarán al país por estos días. Lo que se convierte en otra forma de observación.
Para quienes vivimos en el extranjero y no tenemos las limitaciones a la información que se padece dentro de Venezuela, es un tanto impresionante verificar dos cosas. Una, la atención casi diaria, permanente, diríamos, a las elecciones del próximo domingo. Y, dos, la explícita preocupación por los riesgos de que el régimen militarista no respete los resultados que, como ya dijimos, todas las encuestas demuestran son evidentemente favorables a la causa democrática.
Medios internacionales como NTN24 y CNN, o como Deutsche Welle (DW) y France-Presse (AFP), y en Colombia los noticieros de El Tiempo, RCN y Caracol, dedican espacios contundentes a las elecciones venezolanas resaltando la incertidumbre que se vive en un país donde desde el año 2015, cuando la oposición arrasó obteniendo la mayoría absoluta en las legislativas, y luego la Asamblea Nacional fue despojada de sus competencias, no se han realizado más elecciones libres y transparentes.
Sin embargo, también se está montando una observación periodística electoral interna de escala no menos significativa que obviamente el régimen autoritario va a sabotear. Es el caso de El Pitazo que está impulsando un operativo de cobertura de las elecciones, convocado a realizarse entre el 27 y el 29 de julio. La aventura incluye desplegar en 96 municipios venezolanos a más de 50 reporteros y al menos 10 corresponsales en distintas ciudades del extranjero en donde habrá mesas de votación.
El proyecto funciona en alianza con otros medios y plataformas como Tal Cual, Runrunes y Guachimán Electoral, integrados a la Alianza Rebelde Investiga (ARI), que ya traen la experiencia de haber cubierto elecciones desde 2015.
Si, como es de esperarse, funcionan los llamados “comanditos” y el electorado democrático asume un papel vigilante comprometido, va a resultarle sumamente difícil al régimen realizar una operación fraudulenta en el conteo en las mesas. Aunque, luego de lo que hemos visto —la persecución policial y encarcelamiento de activista de Vente Venezuela, el ventajismo proselitista en los medios y redes oficiales, el acoso sistemático a la candidata inhabilitada, la campaña de miedo para inhibir al votante pro Edmundo, el saboteo sistemático a los actos políticos encabezados por María Corina Machado— ya no se puede hablar de elecciones totalmente libres. Aun así, todo parece indicar que no hay manera alguna de impedir esta vez que la voluntad democrática se exprese con toda la fuerza y contundencia, con la movilización descomunal que se ha visto en las calles de todo el país por estos días de sui generis y breve campaña electoral.