(12 de septiembre del 2021. El Venezolano).- El legendario partido del pueblo, Acción Democrática, está por cumplir un nuevo aniversario de su fundación. El cumpleaños se produce en medio de una gran incertidumbre, no sólo para los militantes y amigos del partido cuyas bases echara, fundamentalmente, Rómulo Betancourt, sino para la mayoría de los venezolanos que, de una u otra manera, han estado relacionados con esa histórica organización partidista.
En Acción Democrática inicié mi carrera política, cuándo era apenas un aspirante a adolescente. Fue en mi liceo Juan Germán Roscio de San Juan de Los Morros, en donde cumplí mis primeras tareas como militante del semillero adeco. A partir de allí, ese glorioso partido me dio todas las oportunidades para cumplir determinadas funciones públicas, abriéndonos primero los escenarios para encausarnos en cursos de formación y capacitación necesarias para que estuviéramos a la altura de esas encomiendas que agradeceré toda la vida. Nada se nos regaló, todas las posiciones que fuimos escalando las conquistamos trabajando, luchando y esmerándonos en hacer lo mejor posible las faenas inherentes a los cargos de diputado, senador, gobernador y de alcalde, que asumí en diferentes coyunturas.
Mi trayectoria está estrechamente ligada a AD, jamás renegaré de esa relación, más bien la evoco y relato con orgullo y fidelidad, la verdad que se acumuló en esas décadas de militancia. Fue en las sillas instaladas en la casa de AD ubicada en las adyacencias del mercado municipal de San Juan, en donde recibí mis primeras lecciones sobre las ideologías; allí se nos daban los libros que deberíamos analizar y contrastar. Posteriormente en un edificio levantado en las faldas de las colinas del Sanjuanote, a pocos metros de la Plaza Bolívar de la capital del Guárico, donde funcionaba la dirección política distrital, participé en mis primeros debates en los que se tomaba la palabra para así comenzar a desarrollar la necesaria capacidad para exponer y defender las ideas propias en las contiendas estudiantiles.
Del liceo salí a cumplir uno de mis primeros trabajos como encuestador de la Oficina Regional del Estado Guárico -ORDEG- que estaba a cargo de don Silverio Leal. El nos motivó y preparó para realizar el trabajo social en los barrios de mi pueblo, ya que nuestra misión era acudir a los conglomerados que surgían en la ciudad, a los efectos de inventariar si tenían cloacas, agua potable, luz eléctrica, calles pavimentadas, aceras, instalaciones deportivas, escuelas, centros de salud, etc. Semanalmente debíamos presentar los informes correspondientes con los soportes de las encuestas realizadas, como prueba de que se había cumplido cabalmente con la misión. Esa experiencia despertó en mi una conciencia social y una vocación de servicio que se fue ampliando y ha crecido y perdurado hasta nuestros días.
Comencé, como dije anteriormente, en San Juan de Los Morros bajo la tutela de los líderes de la juventud de entonces, RanRan, Cheo Muguessa, Freddy Camero y de la dirección política regional que capitaneaban José Inés Diaz Milano, Juan Manuel Barrios, Claudio Pino, Juan Manuel Ruiz, Jesús Palmar Lara, Ramón Eladio Rengifo y Ottman Guzmán Camero, entre otros, para desde el Guárico escalar a la dirección nacional bajo el liderazgo de Humberto Celli, Cristóbal Hernández, Héctor Alonso López y Domingo Alberto Rangel Vega. Lo que vino después es historia conocida: Carlos Andrés Pérez me ofreció su confianza para trabajar a su lado como uno de sus colaboradores.
Escribo estos párrafos para los miles de militantes, simpatizantes y amigos del partido que se preguntan, con justificada angustia ¿dónde está Acción Democrática? Venezolanos que tratan de dar con el paradero de su extraordinaria historia, su blanca bandera, sus laureles y su antorcha. ¿En manos de quién está el partido que nació para hacer historia en Venezuela?
Para mí, Acción Democrática está en las siluetas y en el ejemplo épico de los muchachos que integraron la Generación del 28, está en los pliegos programáticos del Plan de Barranquilla escrito en 1931, está en el Manifiesto-Programa de ORVE de 1936, en la Tesis y Bases Programáticas del PDN de 1939, está en el eco de los miles de venezolanos que se dieron cita en el Nuevo Circo de Caracas el 13 de septiembre de 1941, y está en los borradores que escribieron los exiliados en la Convención realizada en Puerto Rico en 1956.
La histórica Acción Democrática está en el ejemplo de honestidad administrativa de los integrantes de la Junta de Gobierno que se instaló el 18 de Octubre de 1945, está en los versos de Andrés Eloy, en las novelas del maestro Gallegos, en las partituras de Inocente Carreño, en los capítulos de Venezuela, Política y Petróleo que escribió Rómulo Betancourt, está en la sangre derramada por Leonardo Ruiz Pineda, en la inteligencia y gallardía de Alberto Carnevali y en la nobleza de Antonio Pinto Salinas. Acción Democrática está en la resistencia de los mártires de Guasina y Sacupana.
Acción Democrática está en cada obra realizada: escuelas, universidades, pedagógicos y bibliotecas, medicaturas, ambulatorios y hospitales, carreteras, autopistas, puentes y metros. Está en los molinos de agua, acueductos, represas, tendidos eléctricos y sistemas de riego. Está en el petróleo y en la OPEP. Acción Democrática vuela en la bandera que enarboló el gran caminante Carlos Andrés Pérez el 1 de enero de 1976 en el pozo zumaque 1 de Mene Grande, está en PDVSA, en la CVG, en la CVP, en el Gurí, en Sidor, en la Ferrominera y en Interalúmina.
Acción Democrática está en los más variados programas sociales emprendidos en los gobiernos de Betancourt, Leoni, Carlos Andrés Pérez y Jaime Lusinchi. Está en los programas de capacitación del INCE, en los Hogares de Cuidados Diarios, en Los Morrales Escolares, en El vaso de Leche, en el PAMI y en la Beca Familiar. Está en los sueños realizados por la insurgente clase media, en la Reforma Agraria de los campesinos y en los complejos industriales levantados en todos los estados del país.
Acción Democrática está en aquel primer voto de la mujer, del joven y del analfabeta. Está en los becarios de la Generación Ayacucho, en las notas musicales de las orquestas infantiles de Venezuela. Está en el perfil de sus líderes, con sus aciertos y también con sus errores, pero sobre todo con la inocultable vocación de servicio y ese compromiso irrenunciable de defender la democracia, tal como lo hizo, con determinación, sin vacilar, el presidente Raúl Leoni, comandando la entonces digna Fuerza Armada Nacional, para derrotar la intentona invasionista de Fidel Castro, en Machurucuto el año de 1967.
Acción Democrática está en la voluntad de miles de venezolanos dispuestos a rescatarla del secuestro del que es víctima, para que el partido del pueblo pueda reivindicarse, y a su vez pueda rescatar la razón de ser de su nacimiento: la democracia. AD debe recuperar sus pendones, asaltados y manchados por los tránsfugas que escamotean el legado de esas generaciones que nos invitan a exclamar, con palabras del maestro de juventudes, Rómulo Gallegos cuando dijo: “más se pertenece uno a si mismo, cuanto más tenga su pensamiento, su voluntad, su vida toda, puesta al servicio de un ideal colectivo”.
Feliz cumpleaños compañeros de toda la vida y ¡Adelante a luchar milicianos a la voz de la revolución!
@alcaldeledezma