(03 de enero del 2025. El Venezolano).- Junio de 2008. Un joven de apenas 18 años, con los labios aún marcados por la pasión vinotinto, pisaba por primera vez suelo europeo. Aunque para él, aquello no se parecía en nada al viejo continente. Más bien evocaba África: un paisaje volcánico, árido, envuelto en calima y con un acento peculiar que, curiosamente, le recordaba al de su Caracas natal. «¿A qué hora llega la guagua?», escuchó sorprendido. No estaba en África, sino en Canarias, esa tierra al otro lado del Atlántico que rebosa sol eterno, donde nacieron Benito Pérez Galdós y Alfredo Kraus, y donde las papas con mojo picón son casi una religión.
Escrito por: Andrés Arencibia Almeida
De las ocho islas del archipiélago, su destino fue Gran Canaria. Por dos años –aunque firmó por tres– sería su nuevo hogar. Ese mismo fin de semana, en un barrio vibrante llamado Siete Palmas, escuchó un canto que lo emocionó profundamente: «¡Arriba d’ellos muchachos!». Era la hinchada de la Unión Deportiva Las Palmas, una de las más apasionadas de España y fiel amante, desde 1949, del fútbol creativo y de posesión. El joven que absorbía cada detalle con ojos de asombro no era otro que José Salomón Rondón Giménez, quien años después se sentiría más orgulloso que nunca de aquella etapa.
Nada fue fácil. Antes de cruzar el Atlántico, dejó atrás a su familia y a un pedazo de su corazón: la camiseta del Aragua FC, su último vínculo tangible con casa. Fue el club que le permitió debutar en la Primera División de Venezuela en 2006. Esa relación, por desgracia, no acabó en buenos términos. El Aragua FC llevó su caso ante la FIFA tras su marcha, exigiendo lo que consideraban justicia, como si reclamaran el regreso de un hijo pródigo. Pero la vida no le permitió detenerse en ese conflicto. «Es la oportunidad de mi vida. Me sentiré como en casa, seguro», decía con optimismo al fichar por la escuadra isleña.
Venezuela y Canarias: un vínculo histórico. Desde hace siglos, estos dos territorios se han entrelazado cultural y emocionalmente. Para Rondón, el cambio no era un «fracaso» –título de una obra del célebre poeta venezolano Rafael Cárdenas–, sino un paso necesario para progresar. Con 23 goles anotados en el Aragua, su talento ya había captado la atención de Miguel Ángel Ramírez, presidente de la UD Las Palmas, quien no dudó en cerrar el acuerdo. La joven promesa también venía avalada por su debut en la selección absoluta de Venezuela, el 3 de febrero de 2008, en un amistoso ante Haití (1-1) bajo la dirección de César Farías. A eso se sumaba su destacada actuación en el Torneo Clausura con el Aragua, que había logrado clasificar para disputar la Copa Sudamericana. El futuro, entonces, era un libro abierto, y Rondón estaba listo para escribir en él sus primeras páginas doradas desde Canarias.
Un gol que tardó en llegar, pero cuando llegó, rompió
Los primeros días de Salomón en la Unión Deportiva Las Palmas fueron de una desorientación propia de la edad. No tardó en adaptarse socialmente -la playa urbana de Las Canteras es de las mejores del mundo y el ambiente es genial-, pero a la pelota le costó entrar en su primera temporada, en la 2008-2009. Siempre, eso sí, lucía iluminado del amarillo, representativo de la arena y de sol, y del azul, del mar y del océano Atlántico. Se lo creyese o no, iba a debutar en la rocosa y siempre competitiva Segunda División española junto a leyendas de Gran Canaria como el delantero Marcos Márquez, o el jugón Nauzet Alemán. Su nueva afición quería verle, se palpaba una bonita ilusión y las gargantas, en el Estadio de Gran Canaria, calentaban con la idea de disfrutar de sus goles.
Mientras tanto, el anhelo del ascenso a Primera División, con la ilusión de enfrentarse al Barcelona de Messi o al Real Madrid de Cristiano Ronaldo, era un sueño osado que rondaba en la mente de algunos intrépidos aficionados canarios. La realidad, no obstante, imponía un objetivo inmediato y más modesto: asegurar la permanencia en la categoría. Rondón, bajo la dirección de Juan Manuel Rodríguez, debutó en partido oficial contra el Deportivo Alavés en Mendizorroza (País Vasco), el 5 de octubre de 2008. Ese día, inscribió su nombre en los anales de la historia amarilla como el jugador más joven con licencia extranjera en estrenarse con el equipo grancanario. Un logro nada desdeñable.
Luchador innato desde sus primeros pasos en el fútbol profesional, cerró su temporada debut sin lograr anotar: 0 goles en diez encuentros de Liga, acumulando 380 minutos en total. Sin embargo, con apenas 19 años, 11 meses y 17 días, ya bajo las órdenes de Sergio Kresic, logró cambiar el rumbo de su historia deportiva. Su sequía goleadora llegó a su fin el 2 de septiembre de 2009, cuando firmó un doblete contra el Cádiz en un partido de Copa del Rey. Un punto de inflexión necesario para, ahora sí, devorar las porterías rivales. Desde ese momento, su hábito goleador comenzó a consolidarse y su crecimiento parecía no tener límites. La Segunda División empezaba a quedarle pequeña, no solo por los 13 tantos que anotó en 47 partidos oficiales con la camiseta amarilla, sino por el talento extraordinario que desplegaba a tan corta edad.
Las deslumbrantes actuaciones de Rondón en su segunda campaña fueron cruciales para garantizar la permanencia de la UD Las Palmas, y no tardaron en captar la atención de los grandes clubes de la élite del fútbol español. Conscientes del diamante en bruto que tenían entre manos, los dirigentes amarillos negociaron su traspaso al Málaga CF, un equipo que por aquel entonces militaba en Primera División, por la cifra de 3,5 millones de euros. El impacto económico de su salida no terminó ahí. A lo largo de su carrera, sus sucesivos traspasos internacionales generaron para la UD Las Palmas ingresos adicionales, llegando a los 4,5 millones de euros totales, gracias al «mecanismo de solidaridad» regulado por la FIFA. Así, el legado del joven talento quedó grabado en los terrenos de juego, de igual forma que en las finanzas del club que le vio despegar.
La imponente actualidad
El 18 de diciembre de 2024, en un escenario tan emblemático como la final de la Copa Intercontinental en Doha, Catar, Salomón Rondón volvió a dejar huella. A sus 35 años, el indomable delantero venezolano del Pachuca mexicano, apasionado del boxeo y dueño de una trayectoria prolífica, enfrentó al todopoderoso Real Madrid. Aunque el marcador no le favoreció (0-3), reafirmó su reputación como un luchador incansable. Este año, con 26 goles, ha firmado su mejor registro como profesional, confirmando que vive una segunda juventud futbolística.
El recorrido de Rondón por clubes exóticos y de primer nivel es testimonio de su versatilidad y calidad: Rubin Kazan, Zenit de San Petersburgo, West Bromwich Albion, Dalian Pro, CSKA Moscú, Everton y River Plate son algunas de las etapas que han enriquecido su currículum. A ello se suma su legado como el máximo goleador histórico de Venezuela, un logro que alimenta su ambición de llevar a su selección al Mundial de 2026.
Entre los numerosos reconocimientos en su carrera destacan sus nominaciones al premio The Best como mejor delantero, el galardón al MVP de la Concacaf Champions League, su nombramiento como mejor delantero del torneo Clausura en México, y el título de máximo goleador de la Liga MX. Rondón sigue acumulando méritos que le colocan en la élite del fútbol mundial.
Desde Gran Canaria, la afición de la UD Las Palmas, actualmente en la 13.ª posición de LaLiga en su 36.ª campaña en la máxima categoría, mantiene vivo el recuerdo de su paso por el club. Más de uno en la isla sueña con su regreso, especialmente tras imaginar su posible dupla con Sandro Ramírez, exjugador del Barça y Everton, y actual máximo goleador del equipo con 7 tantos. Porque Rondón siempre será un hijo adoptivo de Gran Canaria, una tierra que lo acogió como suyo y que, en cada rincón, le recuerda con el cariño intacto de quien nunca dejó de formar parte de su ensalitrada historia.