(09 de Octubre del 2019. El Venezolano).- Donald Trump ganó la presidencia con la promesa de poner fin a las “guerras sin fin” de Estados Unidos y adoptar un nuevo enfoque en el escenario mundial.
Pero con miras a la reelección en 2020, Trump, que se precia de confiar en sus “instintos”, sigue buscando un éxito diplomático del cual ufanarse.
Venezuela: apuesta pendiente
Estados Unidos lidera desde enero la presión internacional para forzar la salida del mandatario venezolano Nicolás Maduro, a quien considera un dictador y culpa de la debacle de la otrora potencia petrolera, que ha dejado en los últimos años más de 4,3 millones de migrantes y refugiados, según la ONU.
La ofensiva de la Casa Blanca incluye una batería de sanciones, entre ellas un embargo de facto al crudo de Venezuela, crucial para su economía, y el reconocimiento del líder opositor y jefe parlamentario Juan Guaidó como presidente interino, sin descartar una intervención armada.
Pero nada de esto ha logrado un cambio de régimen y Maduro sigue aferrado al poder apoyado por los militares, Cuba, Rusia y China.
Siria: retirada anunciada
En menos de un año, Trump intentó dos veces -en diciembre pasado y luego esta semana- retirar a las tropas estadounidenses de Siria.
En ambas oportunidades, tras una conversación telefónica con su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, que quiere tener el campo despejado para atacar a los kurdos que considera terroristas, pero que han sido un importante socio de Washington contra el grupo Estado Islámico (EI).
En ambas oportunidades, Trump debió retroceder entre fuertes críticas en su propio Partido Republicano, cuyos líderes advirtieron que estaba abandonando a aliados, promoviendo un posible resurgimiento de EI, y fortaleciendo a Rusia e Irán, dos grandes respaldos del presidente sirio Bashar al Asad.
Afganistán: ¿regreso al primer casillero?
En Afganistán, Trump dijo que acabaría con la guerra más larga de Estados Unidos y retiraría las tropas desplegadas por primera vez tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Dio el audaz paso de invitar a los líderes de los talibanes, cuyo antiguo régimen extremista acogió a Al Qaida, a negociaciones en Camp David hace un mes.
Pero abruptamente suspendió las conversaciones, atribuyendo su decisión al asesinato de un soldado estadounidense por los talibanes, que intensificaron su violencia incluso mientras negociaban con Washington.
Irán: nadie al teléfono
Trump no ha disimulado su deseo de hablar con Irán, archienemigo de Estados Unidos.
El mandatario, que reimpuso unilateralmente sanciones económicas a la república islámica tras abandonar el año pasado el pacto nuclear internacional firmado por su antecesor Barack Obama, confiaba en convencer a Teherán de negociar un “nuevo acuerdo”.
Al margen de la reciente Asamblea General de la ONU, Francia, que tomó la delantera en la búsqueda de reducir las tensiones, llegó a instalar una línea telefónica segura para que Trump hablara con su homólogo iraní, Hasan Rohani.
Pero cuando Trump llamó, nadie atendió. Según diplomáticos, Rohani exige un levantamiento total de las sanciones antes de conversar.
Corea del Norte: el impasse
Adepto a los apretones de mano “históricos”, Trump aceptó gustoso reunirse con el líder norcoreano Kim Jong Un, con quien antes había intercambiado amenazas y vituperios.
Desde junio de 2018 se encontró tres veces con Kim. Pero aunque lo describió como un amigo, hay pocas señales de un acuerdo permanente que frene las ambiciones nucleares norcoreanas.
Corea del Norte ha continuado sus pruebas misilísticas y las conversaciones de trabajo con Estados Unidos terminaron ásperamente el pasado fin de semana en Suecia. Washington consideró empero que había sido una “buena discusión” y propuso un nuevo encuentro en dos semanas, que Pyongyang rechazó.
China: el acuerdo que no llega
Trump, que se jacta de ser un negociador sin igual, también ha bregado por llegar a un acuerdo con China tras una escalada en las tensiones comerciales, que incluye aranceles sobre bienes por miles de millones de dólares.
Meses de discusiones bilaterales siguen sin lograr un acuerdo comercial. Hace poco, Trump dijo incluso que no considera necesario firmar nada con China antes de las elecciones de 2020. A esta altura, el único resultado es una amenaza real al crecimiento económico mundial.
Rusia: reconciliación imposible
Otra gran promesa de campaña de Trump, la reconciliación con la Rusia de Vladimir Putin, tampoco se ha concretado, obstaculizada por las acusaciones de injerencia rusa en la campaña presidencial estadounidense de 2016, y la declarada hostilidad de Moscú hacia figuras republicanas.
Con información de AFP